La esperanza desesperada
En Espa?a y en Europa, estamos en v¨ªsperas del superdomingo de finales de mayo. Ser¨¢ hist¨®rico. Veremos si avanza o se frena la destructividad humana.
LA IDEA DE QUE la pol¨ªtica es un aburrimiento pertenece al pasado aburrido. En realidad, es un excitante de moda, sobre todo entre la gente apol¨ªtica. Cuando entras en conversaci¨®n con alguien que, de entrada, se declara ¡°apol¨ªtico¡±, mejor que hayas olvidado el reloj en casa. El apol¨ªtico es una variante espa?ola del fan¨¢tico pol¨ªtico. La otra variante es el que est¨¢ ¡°harto de la pol¨ªtica¡±. Si te agarra por banda un ¡°harto de la pol¨ªtica¡±, vas a tener oportunidad de ver crecer la hierba mientras dura el serm¨®n.
Tambi¨¦n se suele contraponer el f¨²tbol y la pol¨ªtica, uno de los grandes errores equivocados de nuestro tiempo. El f¨²tbol puede ser un estupefaciente, lo que ocurre con muchos otros est¨ªmulos deportivos, como ese estilo de golfistas pijos que piensan que Dios est¨¢ pasmado con su swing. Pero un estadio de f¨²tbol es tambi¨¦n un escenario de la humanidad en vilo. Dos de las mejores revistas espa?olas de vanguardia, L¨ªbero y Panenka, son de estirpe esf¨¦rica. Uno oye hablar a un entrenador de ¡°guerra de posiciones y guerra de movimientos¡±, y parece que se ha le¨ªdo a Antonio Gramsci para preparar el partido. El f¨²tbol siempre se ha utilizado en pol¨ªtica, desde arriba y desde abajo. Desde arriba, para el poder y los negocios. Pregunten a Macri o a Florentino. Desde abajo, como v¨¢lvula de escape y como identidad grupal en una sociedad con pocos asideros comunitarios. El f¨²tbol siempre ha estado politizado. Y ahora la pol¨ªtica se futboliza. Pertenece cada vez m¨¢s a la sociedad de espect¨¢culo. Cada jugador, cada figura pol¨ªtica, tiene que montar un ¡°coliseo en peque?o¡± para ser alguien. F¨ªjense en la simetr¨ªa est¨¦tica y mental de Donald Trump y Kim Jong-un. Se conducen como dos personajes de c¨®mic, pero eso no los hace extravagantes sino paradigm¨¢ticos. No est¨¢n a gusto en las Naciones Unidas porque su escenario natural para hablar de bombas ser¨ªa Disneylandia. Al igual que el Foro de Davos, ya no volver¨¢ a ser lo que fue hasta que inviten a la familia Kardashian.
La pol¨ªtica se ha vuelto excitante tal vez porque estamos asistiendo a un gran cl¨¢sico. Podr¨ªamos a?adir: el partido del siglo XXI o un derbi hist¨®rico. Aunque le tengo mucho miedo a ese adjetivo, hist¨®rico, porque significa un empobrecimiento del lenguaje y un abaratamiento de la historia. En el f¨²tbol todos los domingos son hist¨®ricos, y cada a?o hay una docena de partidos del siglo. En pol¨ªtica, en Espa?a y Europa, estamos en v¨ªsperas del superdomingo de finales de mayo. Y sin duda alguna, este va a ser hist¨®rico. Vamos a ver si avanza o se frena la destructividad humana.
Hasta hace poco, en la Europa del bienestar, el actual proceso de descivilizaci¨®n no se contemplaba ni como hip¨®tesis accidental. Pero la gran intoxicaci¨®n estaba en marcha desde hace a?os con la patente Reagan & Thatcher y funcion¨® con el Brexit, sin que ni siquiera la Real Sociedad para la Protecci¨®n de las Aves de Reino Unido, la muy influyente RSPB, detectase semejante mal de aire. Europa tiene sus miserias y desigualdades, agrandadas por el est¨²pido dogma de la austeridad que min¨® la cohesi¨®n social. Pero despu¨¦s del superdomingo, el 26 de mayo podemos despertarnos con m¨¢s autoritarismo y m¨¢s injusticia. No son pocos los Estados, como Polonia o Hungr¨ªa, donde la democracia es ya una democradura.
El ser humano y los animales necesitan un m¨ªnimo de excitaci¨®n, como tambi¨¦n un m¨ªnimo de descanso. En Anatom¨ªa de la destructividad humana, Erich Fromm, y este s¨ª es un cl¨¢sico, distingue dos tipos de excitaci¨®n principales. El est¨ªmulo ¡°simple¡±, como puede ser una agresi¨®n inesperada, que provoca una respuesta instintiva. Y el est¨ªmulo complejo, que ¨¦l denomina ¡°activante¡±. Una idea, un poema, una m¨²sica, un amor o un paisaje, que pueden llevar a un activismo del despertar.
La excitaci¨®n simple, que es la que genera la intoxicaci¨®n del odio, es m¨¢s f¨¢cil de propagar. Pero tambi¨¦n hay una excitaci¨®n destructiva donde deber¨ªa predominar la excitaci¨®n activante o creativa. Boaventura de Sousa Santos, el gran soci¨®logo portugu¨¦s autor de Izquierdas del mundo, ?un¨ªos!, lo explica con una verdad proverbial, a prueba de tontos: ¡°En situaci¨®n de inundaci¨®n, lo que hace m¨¢s falta es el agua potable¡±. Es inexplicable la excitaci¨®n suicida en el espacio de izquierda, cuando m¨¢s necesaria es la uni¨®n por el ¡°agua potable¡± de hoy: m¨¢s libertad, m¨¢s justicia. No me extra?a que cuando habla del estado de cosas en el mundo, Boaventura diga que siente una ¡°esperanza desesperada¡±.
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