La mujer que encarcela a quienes mutilan los genitales de las ni?as
Mientras que en Europa los casos de ablaci¨®n condenados en los tribunales son muy pocos, Francia ha tenido m¨¢s de 40. El m¨¦rito es de la abogada Linda Weil-Curiel
Hawa Gr¨¦ou era la maman (madre) m¨¢s famosa de toda ?le-de-France. Cientos de familias malienses, senegalesas, guineanas y marfile?as llamaban a la puerta de su piso de Par¨ªs pidiendo a la matrona de Mali que "preparase" a sus hijas con el rito que, para algunas etnias africanas, constituye el sello necesario de la pureza femenina: la mutilaci¨®n genital. Hawa era h¨¢bil y r¨¢pida. Con su cuchillo, ninguna ni?a mor¨ªa de hemorragia.
Un d¨ªa, su vecina la denunci¨® por alteraci¨®n del orden p¨²blico. Los gritos que se escapaban a trav¨¦s de su puerta eran estremecedores, pero no ocurri¨® nada. Para que fuese detenida fue necesario el valor de una de sus v¨ªctimas, una joven que quiso salvar a sus hermanas peque?as del rito de sangre y explic¨® a un fiscal los horrores que suced¨ªan en aquel lugar. Hizo falta la testarudez de una abogada para condenar a la maman a ocho a?os de c¨¢rcel, en un juicio hist¨®rico que sacudi¨® Francia y abri¨® los ojos definitivamente a las ablaciones clandestinas. Este a?o se cumple el vig¨¦simo aniversario de aquel proceso.
La letrada de la causa es Linda Weil-Curiel, presidenta de la Asociaci¨®n Cams (Comisi¨®n para la Abolici¨®n de las Mutilaciones Sexuales), que desde la d¨¦cada de los ochenta ha defendido a las v¨ªctimas en otros 40 procesos y ha logrado condenar a m¨¢s de 100 personas entre mutiladoras y padres de ni?as mutiladas. Aunque Francia es el ¨²nico de los pa¨ªses europeos con una fuerte presencia de inmigrantes africanos que no dispone de una ley espec¨ªfica contra la mutilaci¨®n genital femenina, registra el mayor n¨²mero de condenas en estos casos. En Italia, a partir de la promulgaci¨®n de la ley de 2006, se ha dictado solo una; en Espa?a y en Suecia, dos; en Reino Unido se ha emitido una ¨²nica sentencia de condena hace unos d¨ªas, a pesar de que la ley existe desde 1985.
"Los Parlamentos de media Europa me invitan para que explique por qu¨¦ en Francia funciona la justicia contra la ablaci¨®n y en otros pa¨ªses no", dice sonriendo Weil-Curiel en su despacho de Saint-Germain-des-Pr¨¦s, en pleno centro de Par¨ªs, "y siempre insisto en que una norma espec¨ªfica es in¨²til y, adem¨¢s, un error. Basta con el C¨®digo Penal, que en cualquier Estado castiga las lesiones permanentes. Adem¨¢s, una ley espec¨ªfica abre la puerta al relativismo cultural al clasificar las mutilaciones sexuales entre africanos como tradici¨®n y no simple y llanamente como un delito".
Los Parlamentos de media Europa me invitan para que explique por qu¨¦ en Francia funciona la justicia contra la ablaci¨®n y en otros pa¨ªses no
- P. Seg¨²n los datos del Ministerio de Sanidad de su pa¨ªs, entre 2007 y 2015 el n¨²mero de mujeres residentes en Francia que han sido mutiladas ha pasado de 61.000 a 53.000. ?Cree que hay que atribuir el m¨¦rito a su l¨ªnea dura?
- R. En parte s¨ª. Sin duda, la sensibilizaci¨®n de las comunidades de inmigrantes es fundamental, pero tambi¨¦n tienen que ser conscientes de que si mutilan a las ni?as ir¨¢n a la c¨¢rcel.
- P. ?C¨®mo empez¨® a apasionarse por este tema?
- R. En 1982, una amiga feminista (Annie Sugier, cofundadora con Simone de Beauvoir de la Liga Internacional por los Derechos de las Mujeres) me trajo un art¨ªculo de un peri¨®dico que informaba de que un padre hab¨ªa mutilado a una ni?a de tres meses y que esta se hab¨ªa salvado por poco de la muerte. La ni?a se llamaba Bintou. Con mi asociaci¨®n, me person¨¦ como actor civil en el proceso, y all¨ª empez¨® mi primera batalla, consistente en que estos casos no se siguiesen dirimiendo en los tribunales ordinarios, sino en los ¨®rganos judiciales de m¨¢ximo rango, es decir, en las Salas de lo Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.
Los jueces, por su parte, le quitaban importancia, aduciendo que eran inmigrantes, personas que no hablaban franc¨¦s, y que eran sus tradiciones. Yo les respond¨ªa pregunt¨¢ndoles si no pondr¨ªan el grito en el cielo si le amputasen los genitales a una ni?a blanca francesa, y clamando que la ley es igual para todas las personas que viven en Francia. As¨ª fue como conseguimos que el delito se juzgase en el Tribunal de lo Penal. Luego, cuando muchas familias empezaron a mutilar a sus hijas llev¨¢ndolas a sus pa¨ªses de origen para eludir la justicia francesa, conseguimos ampliar el Art¨ªculo 222 del C¨®digo Penal a las ablaciones llevadas a cabo en el extranjero por ciudadanos franceses o residentes en Francia. No obstante, los casos resultaron m¨¢s complejos.
180.000 ni?as en riesgo
Se calcula que en Europa hay 180.000 menores emigradas de pa¨ªses africanos o hijas de inmigrantes que corren el peligro de ser sometidas al "corte". El pa¨ªs en el que la presencia del problema es mayor es Reino Unido, con 65.000 ni?as en situaci¨®n de riesgo, seguido por Francia (unas 44.000), Italia (18.000) y Suecia (11.000). En Espa?a, la fundaci¨®n Wassu-UAB de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona ha calculado que en el territorio nacional viven casi 41.000 mujeres originarias de pa¨ªses africanos en los que se practica la mutilaci¨®n genital, y que unas 10.000 ni?as de cero a 14 a?os corren el peligro de ser sometidas a la pr¨¢ctica. De los pa¨ªses con tradici¨®n de mutilaci¨®n genital femenina, las nacionalidades m¨¢s numerosas en Espa?a son la nigeriana, la senegalesa, la gambiana, la guineana, la mauritana, la ghanesa y la camerunesa.
- P. ?Por qu¨¦?
- R. Los padres no revelaban los nombres de las mujeres que practicaban la ablaci¨®n. En el seno de las comunidades africanas, las protegen. Las madres contaban que, en el autob¨²s, una mujer las vio con su beb¨¦ en brazos, les pregunt¨® si ya la hab¨ªan operado y las invit¨® a su casa, pero que no saben c¨®mo se llama. Cuentan historias inveros¨ªmiles.
- P. Hasta que, en 1999, estall¨® el caso Gr¨¦ou...
- R. Una investigaci¨®n que dur¨® 18 meses y un gran juicio de 15 d¨ªas. Despu¨¦s de que la chica presentase la denuncia, la polic¨ªa puso bajo vigilancia la casa de Hawa Gr¨¦ou, pero ella hab¨ªa tomado precauciones y practicaba las escisiones en otro sitio. Hasta que le intervinieron el tel¨¦fono, la verdad no sali¨® a la luz. Gr¨¦ou organizaba sesiones de mutilaci¨®n en masa, normalmente en ¨¦poca de vacaciones, cuando hab¨ªa menos gente que lo pudiese o¨ªr. Se interrog¨® a todas las personas que aparec¨ªan en su agenda.
El fiscal pidi¨® siete a?os de c¨¢rcel, y yo ocho. Gan¨¦ yo.
- P. Cuando Gr¨¦ou sali¨® de la c¨¢rcel, se hicieron amigas y escribieron conjuntamente el libro Exciseuse [mutiladora] (editorial City). ?C¨®mo fue posible esta colaboraci¨®n entre culpable y acusadora?
- R. Durante el juicio, tuve siempre a Hawa enfrente de m¨ª, y pude darme cuenta de su inteligencia. Me enter¨¦ de que el oficio de mutiladora se lo hab¨ªa impuesto su abuela. Las mujeres de su familia lo practicaban desde hac¨ªa generaciones y era un papel de prestigio en la comunidad porque daba dinero, telas valiosas, jab¨®n... Hawa no ten¨ªa opci¨®n. Sali¨® antes de la c¨¢rcel por buena conducta y me llam¨® por tel¨¦fono dici¨¦ndome: "Soy maman". Estaba sola, su marido hab¨ªa tomado otras mujeres y quer¨ªa mandarla a Mali. Ella iba de un lado a otro con un carrito de la compra lleno de ropa porque las otras mujeres le robaban todo, y con el carrito a cuestas, en zapatillas y cubierta con el velo vino a verme. Yo era la ¨²nica persona con la que pod¨ªa hablar francamente porque sab¨ªa que la entend¨ªa. As¨ª nos fuimos acercando. Incluso llev¨¦ a su marido ante los tribunales y lo obligu¨¦ a pagarle una pensi¨®n alimenticia.
- P. H¨¢blenos del ¨²ltimo caso que ha llevado.
- R. Actualmente tengo dos casos abiertos, pero el ¨²ltimo fue el a?o pasado. Un caso muy triste. A la chica, nacida en Francia, le practicaron la ablaci¨®n durante unas vacaciones en Guinea, y luego los padres la obligaron a casarse con un hombre mucho mayor que ella. Ella no quer¨ªa y sus padres le pegaron brutalmente. La chica puso una denuncia, pero los jueces decidieron actuar solo por las palizas y no por la mutilaci¨®n, y mi apelaci¨®n fue rechazada por un defecto de forma. La chica me dec¨ªa que ella era francesa y que no ten¨ªan derecho a hacerle eso. Francia no le ha hecho justicia.
No hace falta una ley especial para establecer que cortar una oreja o una mano es un delito. ?Por qu¨¦ no deber¨ªa pasar lo mismo con los genitales?
- P. ?Por qu¨¦ en otros pa¨ªses europeos que incluso han adoptado leyes espec¨ªficas contra la mutilaci¨®n genital femenina es tan dif¨ªcil que se dicte una condena?
- R. Es m¨¢s eficaz seguir el C¨®digo Penal que crear normas nuevas que siempre resultan dif¨ªciles de aplicar. No hace falta una ley especial para establecer que cortar una oreja o una mano es un delito. ?Por qu¨¦ no deber¨ªa pasar lo mismo con los genitales? En Reino Unido, por ejemplo, hay nada menos que tres leyes contra la mutilaci¨®n genital femenina, la primera de 1985, pero est¨¢n llenas de puntos d¨¦biles, como el hecho de que una asociaci¨®n no pueda intervenir como actor civil. En Estados Unidos tambi¨¦n es dif¨ªcil aplicar la legislaci¨®n federal, como ha demostrado el caso reciente de una cl¨ªnica de Detroit donde una secta india practicaba ablaciones. El juez del Estado de Michigan rechaz¨® la ley federal sobre la mutilaci¨®n genital en nombre de la libertad religiosa y de otros argumentos que han puesto de manifiesto la fragilidad de la norma.
- P. Se calcula que en Europa hay 500.000 mujeres inmigrantes que han sido sometidas a mutilaci¨®n genital. Aparte de la v¨ªa judicial, ?qu¨¦ otras acciones piensa que son ¨²tiles para erradicar esta pr¨¢ctica?
- R. Los pediatras tienen que controlar los genitales de las ni?as que provienen de pa¨ªses en los que la ablaci¨®n es una tradici¨®n, sobre todo cuando acaban de estar all¨ª de vacaciones, e informar de la mutilaci¨®n a los servicios sociales. Despu¨¦s hay que transferirles a estos la gesti¨®n de los subsidios estatales que recibe la familia. En Francia, un centro de protecci¨®n a la infancia ha aplicado esta medida con buenos resultados. Las ni?as tienen derecho a un desarrollo normal. La ley nos otorga los medios para protegerlas y no debemos tener miedo de utilizarlos.
Uncut, en el Parlamento
El 6 de febrero, D¨ªa Mundial contra la Mutilaci¨®n Genital Femenina, el Parlamento Europeo de Bruselas se centrar¨¢ en el fen¨®meno y sus posibles soluciones. Para la ocasi¨®n se proyectar¨¢ el documental Uncut publicado en EL PA?S de Emanuela Zuccal¨¤ (autora de este art¨ªculo) y Simona Ghizzoni, acompa?ado por una exposici¨®n fotogr¨¢fica a cargo de las asociaciones Zona, Non c'¨¨ Pace senza Giustizia y Differenza Donna.
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