Historia negra del cine quinqui: la reivindicaci¨®n de un g¨¦nero que no dej¨® supervivientes
Rosal¨ªa o C. Tangana lo recuerdan musicalmente y pel¨ªculas recientes como 'Quinqui Stars' le rinden homenaje. Se dir¨ªa que este g¨¦nero tan espa?ol est¨¢ m¨¢s vivo que nunca, pero sus art¨ªfices nos dejaron hace tiempo de forma tr¨¢gica
Jos¨¦ Antonio Valdelomar, muerto a los 34 a?os. Lali Espinet, muerta a los 34. Sonia Mart¨ªnez, muerta a los 30. Jos¨¦ Luis Manzano, muerto a los 29.?Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez Eguia, muerto a los 23. Todos ellos eran int¨¦rpretes c¨¦lebres entre la juventud de los ochenta gracias a pel¨ªculas como Deprisa, deprisa, Colegas o El pico. Si el cine quinqui mantiene hoy un poder de fascinaci¨®n perenne incluso entre espectadores que no hab¨ªan nacido cuando reinaba en taquilla se debe, en gran parte, a ser el retrato literal de una generaci¨®n perdida.
Estos j¨®venes fueron seres humanos explotados por un sistema industrial, como era el cine espa?ol entonces, y desechados cuando dejaron de ser ¨²tiles" Eduardo Fuembuena, autor de 'Lejos de aqu¨ª'
?Qu¨¦ era el cine denominado quinqui (un mote que no gustaba nada a algunos de sus art¨ªfices)? Eran historias de delincuencia, drogas y amor que triunfaron a finales de los setenta y principios de los ochenta y casi siempre tiraban de actores no profesionales, directamente recogidos de las calles. No eran prodigios visuales y tampoco ten¨ªan guiones redondos, pero con su mezcla de tragedia, lumpen, sexo y honor se cuentan entre las pel¨ªculas m¨¢s efectivas y exitosas que ha dado el cine espa?ol y han alcanzado, con el tiempo, el estatus de radiograf¨ªa social de ese extrarradio que el poder olvid¨®.
Estos d¨ªas se vuelve a hablar mucho de ¨¦l gracias a la interpretaci¨®n que Rosal¨ªa hizo de Me quedo contigo (canci¨®n de Los Chunguitos que aparec¨ªa en la banda sonora del cl¨¢sico del g¨¦nero quinqui Deprisa, Deprisa, de Carlos Saura). A su vez, figuras del trap como Yung Beef, La Zowi o C. Tangana reivindican, de forma voluntaria o no, cierto esp¨ªritu de una juventud desencantada que ha preferido optar por los placeres ef¨ªmeros e inmediatos de la vida.
El propio Tangana fue mucho m¨¢s expl¨ªcito en su v¨ªdeo de Bien duro, homenaje en toda regla a la est¨¦tica y el esp¨ªritu del cine de Eloy de la Iglesia o Jos¨¦ Antonio de la Loma. La pel¨ªcula independiente Quinqui Stars, de Juan Vicente C¨®rdoba, lleva 10 semanas triunfando en los cines Renoir Princesa de Madrid. Y despu¨¦s de muchos a?os de espaldas al g¨¦nero, la cultura oficial tambi¨¦n reconoce la trascendencia de este cine: el pasado a?o el Kutxa Kultur Artegunea de San Sebasti¨¢n organizaba Oscuro objeto de deseo, una completa retrospectiva a Eloy de la Iglesia, director de cl¨¢sicos del g¨¦nero como Colegas, El Pico, Navajeros o La estanquera de Vallecas.
?Pero es este revival sociocultural o puramente mercantil? ¡°No hay comparaci¨®n posible ya que la situaci¨®n social es otra y el ciudadano est¨¢ mucho m¨¢s controlado y es m¨¢s dependiente del sistema", dice Eduardo Fuembuena, autor de Lejos de aqu¨ª (que ser¨¢ reeditada esta primavera con material extra por la editorial Applehead). Su libro no es solo la biograf¨ªa m¨¢s completa que se ha publicado sobre Eloy de la Iglesia y su muso Jos¨¦ Luis Manzano, sino un tratado sobre aquella Espa?a democr¨¢tica que echaba a andar con entusiasmo desmedido, pero olvidando ciertos flancos, y sobre una intelectualidad comunista (como Eloy de la Iglesia) que se rend¨ªa a todos los placeres, legales o no, que pod¨ªa comprar el capital.
"Se han perdido la militancia pol¨ªtica, la defensa y reivindicaci¨®n de los derechos del trabajador y la conciencia de clase ¨Ca?ade Fuembuena¨C. Los quinquis originales no ten¨ªan conciencia pol¨ªtica. pero s¨ª de clase o de procedencia, eran lumpen o ni?os delincuentes que se vieron abocados a la lucha callejera para subsistir en un contexto de pa¨ªs en el que se les miraba bajo sospecha solo por ser j¨®venes. Eso termin¨® por quitarles cualquier atisbo de dignidad y exterminarlos con la pandemia de hero¨ªna y sus consecuencias. Sin duda, la fea realidad que mostraba De la Iglesia en su cine no era la imagen del pa¨ªs que interesaba mostrar a los gobiernos de turno".
Ese tr¨¢gico destino de casi todas las estrellas del g¨¦nero es uno de los motivos por los que el cine quinqui sigue teniendo hoy tanto poder de fascinaci¨®n. Sus int¨¦rpretes eran, casi siempre, actores sacados de la calle y que, de alguna manera, se interpretaban a s¨ª mismos. Lo hac¨ªan, seg¨²n Fuembuena, "de una manera natural, sin m¨¦todos, remiti¨¦ndose a la realidad que conoc¨ªan por observaci¨®n directa y que les hab¨ªa tocado padecer. En el caso de Jos¨¦ Luis Manzano, interpretar significaba incorporar prototipos de la juventud del momento, vivir en el personaje y no soltarlo despu¨¦s de la claqueta final"
La gente se cree que sigo pinch¨¢ndome, pero estoy viva, con muchas ganas de vivir y de trabajar [...] Me he hecho los an¨¢lisis del sida y a¨²n no tengo los resultados. Puedo tenerlo o no puedo tenerlo¡±
Sonia Mart¨ªnez, en una entrevista concedida cuatro a?os antes de su muerte
Jos¨¦ Luis Manzano (Madrid, 1962-1992) fue el Jaro en Navajeros, Jos¨¦ Luis en Colegas, Paco en El pico y El pico 2 y Tocho en La estanquera de Vallecas. Procedente de la UVA (Unidad Vecinal de Absorci¨®n) de Vallecas (Madrid), conoci¨® al director de cine Eloy de la Iglesia cuando, para sacarse un dinero, se prostitu¨ªa en unos billares cercanos a la Puerta del Sol de Madrid. El director pronto se qued¨® fascinado con ¨¦l. Entre los dos surgi¨® una relaci¨®n ambigua: creador y muso, ?pero amantes? Manzano ten¨ªa novias y coqueteaba con sus admiradoras, pero a la vez su relaci¨®n con De la Iglesia se torn¨® enfermiza. No solo por la dependencia a las drogas, sino por la dependencia laboral y, al final, en cierto modo, emocional.
La imposici¨®n de Eloy para que Manzano no trabajase con ning¨²n otro director pudo afectar a la carrera del joven, que pese a ser un sus inicios pr¨¢cticamente analfabeto y no tener ning¨²n tipo de formaci¨®n actoral, ten¨ªa carisma para parar un tren, una belleza entre cruda y apol¨ªnea que la c¨¢mara amaba y un talento innato para seducir al espectador. Tras La estanquera de Vallecas, su ¨²ltima colaboraci¨®n en 1988, director e int¨¦rprete se distanciaron.
"Estos j¨®venes fueron seres humanos explotados por un sistema industrial, como era el cine espa?ol entonces, y desechados cuando dejaron de ser ¨²tiles", denuncia Fuembuena.?Manzano recibi¨® ayuda de un cura de Getafe y consigui¨® un trabajo en 1990 como el de chico de los recados en alg¨²n programa de TVE. Pero la adicci¨®n no desapareci¨®. En 1992 fue condenado por un robo con intimidaci¨®n en plena Gran V¨ªa. Tras salir de prisi¨®n (donde concedi¨® su ¨²ltima entrevista a la revista Intervi¨²), fue hallado muerto en el apartamento madrile?o de su mentor, Eloy de la Iglesia, debido a una sobredosis de hero¨ªna.
Una historia semejante se repiti¨® con Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez Eguia (Madrid, 1965-1988), alias El Pirri. Llamativo secundario en el cine de Eloy de la Iglesia y otras pel¨ªculas de los ochenta, su voz y porte de macarra le dieron, sin embargo, m¨¢s oportunidades que a Manzano: aparte de en las pel¨ªculas de De la Iglesia trabaj¨® con Emilio Mart¨ªnez L¨¢zaro, Guti¨¦rrez Arag¨®n y Carlos Saura y lleg¨® a tener una breve aparici¨®n en The Hit, de Stephen Frears. Sin embargo, el cine no le dio la oportunidad de cambiar su vida: en 1985, ya convertido en un rostro famoso, confes¨® a EL PA?S que segu¨ªa viviendo con sus abuelos y no ten¨ªa ¡°ni una lechuga [como se llamaba al verde billete de mil pesetas, unos seis euros] para tomar unas ca?as¡±. Durante la entrevista, la periodista narra c¨®mo uno de los amigos del Pirri, que se preparaba para ir a Sevilla a promocionar una pel¨ªcula, le cuenta que en el barrio de Triana de la capital hispalense ¡°te ofrecen de todo y por kilos¡±, refiri¨¦ndose a sustancias ilegales.
El 9 de mayo de 1988 un transe¨²nte descubri¨® el cuerpo sin vida del Pirri en un descampado de la carretera de Vic¨¢lvaro a San Blas. Ten¨ªa una aguja colgando del brazo. Era el Pirri, el actor que recientemente acaba de dar el salto tambi¨¦n a la televisi¨®n y la radio y se hab¨ªa hecho todav¨ªa m¨¢s reconocible entre el p¨²blico.
Fuembuena a?ade un caso menos conocido del ¨®rbita de De la Iglesia, pero igualmente tr¨¢gico: el de Lali Espinet, que rod¨® con el director vasco El Pico. Era una "talentosa actriz del cine de la Transici¨®n que tambi¨¦n se enganch¨®, poco antes de rodar con De la Iglesia El pico, y lleg¨® a estar detenida y recluida en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona por tr¨¢fico de estupefacientes antes de fallecer a causa de enfermedades derivadas del sida, en 1994".
Jos¨¦ Antonio Valdelomar (Ciudad Real, 1958 - Madrid, 1992) conoci¨® la gloria como protagonista de Deprisa, deprisa, la pel¨ªcula que lo sac¨® del barrio madrile?o de Villaverde Alto y lo llev¨® hasta Berl¨ªn, donde la cinta se llev¨® el Oso de Oro en 1981. Solo dos semanas despu¨¦s de esa victoria y tres antes del estreno de la pel¨ªcula en Espa?a, Valdelomar fue detenido en Madrid despu¨¦s de atracar un banco en la calle R¨ªos Rosas y huir en un taxi robado con un bot¨ªn de 167.000 pesetas (algo m¨¢s de mil euros en su d¨ªa, pero equivalentes a casi cinco mil de hoy).
No hizo ninguna pel¨ªcula m¨¢s. El cine no lo salv¨® de continuar con sus problemas de criminalidad y adicci¨®n a las drogas y la siguiente vez que los medios se refirieron a ¨¦l fue para anunciar su muerte en 1992, con solo 34 a?os, debido a una sobredosis que sufri¨® cuando cumpl¨ªa otra condena en la c¨¢rcel de Carabanchel.
El caso de Sonia Mart¨ªnez fue muy diferente. Sonia era de clase media, ten¨ªa formaci¨®n actoral (y dominaba el ingl¨¦s) y particip¨® en m¨¢s pel¨ªculas m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero quinqui (Ep¨ªlogo, de Gonzalo Su¨¢rez, o Violines y trompetas, de Romero Marchent), series (Segunda ense?anza) y programas de televisi¨®n (3,2,1, contacto y Dabadabad¨¢). Incluso rod¨® en alem¨¢n. Fue tambi¨¦n una de las protagonistas de Perras callejeras (1985), de Jos¨¦ Antonio de la Loma, uno de los ¨²ltimos estertores del g¨¦nero, y su destino fue a partir de ah¨ª semejante al de Manzano y Pirri.
La muerte de su madre en 1985 le dej¨® muy tocada an¨ªmicamente y poco despu¨¦s empez¨® a consumir coca¨ªna y posteriormente hero¨ªna (como ella misma confes¨® en una cruda entrevista con Isabel Gemio). En 1989 ingres¨® en un centro de rehabilitaci¨®n y al a?o siguiente concedi¨® una entrevista con Isabel Gemio. ¡°La gente se cree que sigo pinch¨¢ndome, pero estoy viva, con muchas ganas de vivir y de trabajar¡±. Llevaba, seg¨²n confes¨®, solo 17 d¨ªas sin pincharse. Al final de la entrevista, un momento que hiela la sangre: ¡°Me he hecho los an¨¢lisis del sida y a¨²n no tengo los resultados. Puedo tenerlo o no puedo tenerlo¡±. Se supo poco despu¨¦s (ella misma lo declar¨®) que los resultados eran positivos. Falleci¨® el 4 de septiembre de 1994, con solo 30 a?os.
La actriz Sonia Mart¨ªnez confesando a Isabel Gemio sus problemas con las drogas duras.
Estas fueron las v¨ªctimas m¨¢s visibles y c¨¦lebres de ese cine de los ochenta que cre¨® industria, pero aboc¨® a sus estrellas al abismo. Pero hay m¨¢s: en el plano musical, relacionado tambi¨¦n con este movimiento cultural, podemos citar a tres cantantes que fallecieron, casualmente, en 1995:?Juan Antonio Jim¨¦nez Jeros, de Los Chichos (que se tir¨® del balc¨®n de su casa de Madrid), Antonio Flores (uno de los protagonistas de Colegas junto a Jos¨¦ Luis Manzano, que sucumbi¨® a una sobredosis dos semanas despu¨¦s de la muerte de su madre Lola) o Tina Mu?oz, de Las Grecas, que tras alternar la calle, la prisi¨®n y algunos psiqui¨¢tricos, falleci¨® de sida.
Es posible que ning¨²n g¨¦nero haya caminado de forma m¨¢s paralela y tr¨¢gica a la realidad de sus directores e int¨¦rpretes. Eloy de la Iglesia, para la posteridad el gran director de cine quinqui (aunque su carrera, que dur¨® unos 35 a?os, conoci¨® muchos m¨¢s estilos y contiene grandes hallazgos), morir¨ªa en 2006. Antes, en una entrevista a EL PA?S, declar¨® que no cre¨ªa que fuese el ¨¦xito lo que los hubiese llevado a todos hacia el abismo. Aclar¨® a continuaci¨®n que, m¨¢s bien, "se podr¨ªa decir que fue el fracaso". Sea cual sea la causa, la consecuencia fue devastadora y Eduardo Fuembuena la resume de un modo punzante y seco: "Salvo algunos como Javier Garc¨ªa (Urko en El pico) o Manuel ?lvarez (el Chus en Navajeros), que han optado por vidas an¨®nimas, todos los dem¨¢s est¨¢n muertos".
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