Los ODS y sus (posibles) lagunas
A pesar de su innegable aceptaci¨®n por Gobiernos y empresas, la Agenda 2030 tiene limitaciones, tanto de forma como de fondo
Desde su presentaci¨®n en la Asamblea General de Naciones Unidas del 25 de septiembre de 2015 y su entrada en vigor en enero de 2016, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han arraigado notablemente en la agenda de Gobiernos y empresas. Conviene recordar que son un llamamiento de la ONU para alcanzar ¡°un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible¡±. Cada objetivo tiene metas espec¨ªficas (hasta 169 en total) que deben alcanzarse en los pr¨®ximos 15 a?os.
A pesar de su innegable relevancia para alcanzar esta agenda, quienes firmamos este art¨ªculo entendemos que, en su configuraci¨®n y mecanismos de seguimiento en implantaci¨®n, podr¨ªan existir algunas lagunas, tanto de forma (metodolog¨ªa) como de fondo (contenidos), que convendr¨ªa identificar y reducir.
Respecto a las lagunas de forma (metodolog¨ªa de medici¨®n), y sin ¨¢nimo de caer en una reflexi¨®n excesivamente t¨¦cnicas, nos gustar¨ªa formular una pregunta: ?c¨®mo seremos capaces, en 2030, de saber si se ha cumplido la Agenda de los ODS de forma integral... m¨¢s all¨¢ del cumplimiento individual de cada uno de los 17 objetivos y sus 169 metas asociadas? Tal y como se ha definido la metodolog¨ªa, a cada uno de ellos se les ha asignado un indicador de medida de forma lineal, lo que permite ver el nivel de cumplimiento objetivo a objetivo y meta a meta. Sin embargo, parece l¨®gico pensar que uno de ellos, por ejemplo, el 13, relativo a la acci¨®n por el clima (que incluye metas dirigidas a reducir emisiones de CO2) tendr¨¢ un impacto sist¨¦mico sobre otros muchos objetivos. De hecho, William D. Nordhaus y Paul M. Romer ganaron el premio Nobel de Econom¨ªa de 2018 por generar un modelo que estudia las interacciones entre clima y econom¨ªa, el primero, y clima e innovaci¨®n tecnol¨®gica, el segundo.
Muchos analistas del cambio clim¨¢tico hablan ahora de efectos bola de nieve por las interacciones entre ecosistemas. Esto nos hace recordar al bi¨®logo austriaco Ludwig von Bertalanffly, que entendi¨® que la naturaleza de un organismo vivo est¨¢ directamente relacionada con sus formas de organizaci¨®n y no tanto por el estudio aislado de sus partes. Posteriormente, Gregory Bateson y Edgar Morin impulsaron las ciencias de la complejidad al comprender que las partes solo adquieren verdadero sentido en la medida en que son constituyentes integrados de una realidad superior, que es el propio sistema. Esto nos lleva a plantear c¨®mo los indicadores asignados a cada uno de los Objetivos y metas interaccionan entre ellos, y qu¨¦ efectos generan.
Si los indicadores se asignan a cada una de las metas, no se ver¨¢ cual es la situaci¨®n global de la Agenda 2030 en conjunto
En otras palabras: si los indicadores se asignan a cada una de las metas, no se ver¨ªa cual es la situaci¨®n global de la Agenda 2030 en conjunto. Una parte significativa de los estudios y de las publicaciones cient¨ªficas persisten en el enfoque cl¨¢sico lineal, v¨¢lido, pero quiz¨¢ insuficiente para analizar una realidad interrelacionada, donde tienen lugar fen¨®menos de interacci¨®n, retroalimentaci¨®n y formaci¨®n de sinergias. Sin embargo, como hemos se?alado, cada vez se reconocen m¨¢s estudios que estudian las interconexiones entre las partes y, en definitiva, la noci¨®n de interdependencia sist¨¦mica.
Respecto de las lagunas de fondo (contenidos), existen dos especialmente llamativas. La primera tiene que ver con el limitado protagonismo que se da a la tecnolog¨ªa. A pesar de que ya estamos viviendo en la Cuarta Revoluci¨®n Industrial, la Revoluci¨®n 4.0, y de que es dif¨ªcil imaginar cualquier segmento de la sociedad que no ser¨¢ transformado en los pr¨®ximos a?os por la inteligencia artificial, la rob¨®tica o el big data, los ODS incorporan la innovaci¨®n y la tecnolog¨ªa como un objetivo m¨¢s (el 9), no como el motor transversal de todos ellos, tal y como ya se afirm¨® en un art¨ªculo previo publicado en Planeta Futuro (La oportunidad perdida de los ODS, de Alberto Andreu).
La segunda limitaci¨®n de fondo tiene que ver con la ausencia de un llamado a la ¨¦tica (m¨¢s all¨¢ de lo que se recoge en el Objetivo 16 en relaci¨®n con promover sociedades, justas, pac¨ªficas e inclusivas). No nos referimos exclusivamente a la necesidad de luchar contra la corrupci¨®n, sino sobre todo a incluir en la Agenda 2030 algunas consideraciones sobre los nuevos debates ¨¦ticos que surgir¨¢n de la aplicaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas. como ya se avanzaba en un art¨ªculo del WEF. La revoluci¨®n digital abre una serie de debates ¨¦ticos que podr¨ªan limitar la agenda 2030, como son los algoritmos discriminatorios por raz¨®n de sexo, raza o tendencia sexual (afectando al ODS n¨²mero 5, igualdad de g¨¦nero), o los riesgos de p¨¦rdida de puestos de trabajo por la robotizaci¨®n de labores administrativas o productivas (afectando directamente al Objetivo 8, trabajo decente y crecimiento econ¨®mico).
Estas son, en nuestra opini¨®n las posibles lagunas de los ODS. M¨¢s all¨¢ de algunos aspectos de fondo, que consideramos relevantes, la principal aportaci¨®n pendiente tiene que ver con la metodolog¨ªa. Creemos que ah¨ª se abren futuras l¨ªneas de investigaci¨®n, donde la academia puede contribuir de forma notable al perfeccionamiento de los ODS.
Alberto Andreu Pinillos es doctor en Econom¨ªa y Empresa por la Universidad Pontificia de Comillas y profesor asociado de la Universidad de Navarra. Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez Mateo es doctor por la Universidad Complutense de Madrid y profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos.
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