Los gimnasios m¨¢s bonitos de Espa?a: donde sudar y resoplar es un placer

El gimnasio, probablemente el ¨²nico lugar en el que uno paga religiosamente cada mes para ir a sudar, a cansarse, a colocarse en posiciones a veces rid¨ªculas y salir f¨ªsicamente derrotado, pero an¨ªmicamente euf¨®rico. No es un lugar com¨²n, es ciencia: durante el ejercicio el cerebro libera unas hormonas llamadas endorfinas, que son algo as¨ª como un Prozac natural y sin efectos secundarios. Provocan un estado de satisfacci¨®n y relajaci¨®n que puede durar horas. Eso explica que uno se sienta bien despu¨¦s de hacer deporte.

Pero tambi¨¦n hay maneras de sentirse bien mientras se hace deporte. Los gimnasios, tradicionalmente asociados a polideportivos grises o locales cerrados en los s¨®tanos de las grandes ciudades, empiezan a apostar por la est¨¦tica y se est¨¢n convirtiendo en lugares de los que presumir en Instagram m¨¢s all¨¢ del selfi ante el espejo con el que queremos demostrar que hemos acudido a la llamada del deber. Los clubes deportivos buscan hoy edificios con vistas privilegiadas, construcciones antiguas reformadas para la ocasi¨®n o localizaciones junto a la naturaleza para que el mar o la monta?a saluden desde detr¨¢s de la toalla cuando nos limpiamos el sudor de la frente.

Aqu¨ª va un repaso a algunos gimnasios en algunas de las principales ciudades de Espa?a donde, adem¨¢s de hacer ejercicio, uno desear¨¢ volver solo por recrearse con el paisaje.?

El Centro Municipal Deportivo San Ant¨®n (Madrid) est¨¢ ubicado en Lasede Coam, edificio donde estaban las antiguas Escuelas P¨ªas y fue imaginado por el arquitecto Gonzalo Moure e inaugurado en 2012. Si bien la joya de sus instalaciones son las tres piscinas de su segunda planta, es el gimnasio de la ¨²ltima el que ofrece impresionantes vistas de Madrid. Hacer el¨ªptica mientras uno admira como la puesta de sol se refleja en el Pirul¨ª y la Torre de Valencia es un gran motivo para apuntarse. Y si tiene usted una revelaci¨®n divina mientras hace pesas, la iglesia de San Ant¨®n est¨¢ literalmente a un minuto y dentro del mismo complejo.?

Si prefiere el mar a la jungla de cemento, el Club Metropolitan de Vigo (situado en el centro comercial A Laxe, al lado del puerto) ofrece espectaculares vistas a las Islas C¨ªes, en la R¨ªa de Vigo. Tiene m¨¢s de 4.500 metros de instalaciones y cuando el tiempo acompa?a permite hacer ejercicio al aire libre, por ejemplo en el espacio de estiramientos situado en una de las terrazas que se puede observar en la imagen superior. Y recuerde: la mejor playa del mundo seg¨²n The Guardian, Rodas en las islas C¨ªes, est¨¢ a un pase¨ªto en transbordador a la salida del gimnasio.

Otro paisaje urbano, pero diferente, se encuentra en las vistas de otra sede de la cadena Metropolitan: el Metropolitan Las Arenas de Barcelona, situado en lo que en su d¨ªa fue la plaza de toros de la ciudad. Su caracter¨ªstica m¨¢s especial es, probablemente, la pista de atletismo que rodea todo el centro y en el que se puede correr mientras uno admira las espectaculares vistas de la ciudad en 360?.

El gimnasio Reebok Sports Club de Castellana (Madrid) es famoso entre todos los aficionados al fitness en la capital, pero en mayo de 2016 caus¨® todav¨ªa m¨¢s revuelo cuando Bruce Springsteen, el mism¨ªsimo, se relaj¨® tomando el sol en su terraza (arriba la prueba, en una imagen publicada por el propio centro en sus redes sociales). Situado en el centro comercial ABC Serrano y con 4.500 metros cuadrados de instalaciones, no todos los d¨ªas ser¨¢ posible cruzarse con el cantante estadounidense (aunque s¨ª con varias celebridades patrias), pero sus vistas sobre la Castellana est¨¢n a la altura de cualquier estrella.

De vuelta al mar, esta vez a la playa. Y cuando decimos playa, es a pie de playa y literalmente. El Atl¨¦tico de San Sebasti¨¢n, en la playa de La Concha, ofrece la posibilidad de hacer cardio o musculaci¨®n a unos metros escasos de la arena. Inaugurado en 1961, la situaci¨®n de su edificio es un aut¨¦ntico privilegio, pero el mar tambi¨¦n da a veces muchos dolores de cabeza. A menudo, el club ha sufrido los embates de las olas y sufrido desperfectos. La ¨²ltima vez fue en 2014, afortunadamente sin da?os personales.

Un poco m¨¢s de mar, pero este m¨¢s calmado y en el Mediterr¨¢neo. El Plaza del Mar Centro Wellness en Marbella (Malaga) es precisamente eso que uno entiende cuando se dice Marbella. Eso que llaman premium: hacer ejercicio con vistas privilegiadas al paseo mar¨ªtimo de la ciudad y al mar, infinity pool y fisioterapia. Y si lo que quiere uno es no hacer nada (aunque un gimnasio no es lugar donde hacerlo), hay tumbonas para disfrutar, tranquilamente y bajo el sol, de la dolce vita del lugar. Como se hac¨ªa antes.

M¨¢s dolce vita, pero contempor¨¢nea: el Soho House, cadena de hoteles y clubs privados para mentes creativas y con sedes en las principales capitales del mundo, recal¨® en octubre de 2016 en Barcelona. Situado en un antiguo edificio reformado del Barrio G¨®tico y con vistas a la marina del Port Vell, el club tiene un gimnasio que es, posiblemente, el m¨¢s instagrameable de Espa?a: entre industrial y cl¨¢sico y siempre con paisajes sim¨¦tricos, a uno le costar¨¢ concentrarse en hacer pierna con las ganas que entran de fotografiarlo todo. Por cierto, tambi¨¦n tiene piscina en la azotea.

Sin irnos de Barcelona, de vuelta al mar: el gimnasio de otro hotel (en este caso el W Barcelona) permite ejercitar el cuerpo con un elemento ornamental de la naturaleza que siempre, siempre, siempre funciona: palmeras. Adem¨¢s, detr¨¢s de ellas est¨¢ la costa de la ciudad, con las playas de Sant Sebasti¨¤ y de la Barcelona al fondo. Un panorama, adem¨¢s, que se puede apreciar de d¨ªa y tambi¨¦n de noche: este gimnasio est¨¢ abierto las 24 horas.

Y para finalizar, volvemos a donde comenzamos: la capital, Madrid, pero un poquito a las afueras. Desde el centro David Lloyd de Aravaca uno puede hacer estiramientos mientras observa el skyline de la ciudad, presidido por las cuatro torres. Adem¨¢s, el centro cuenta con pistas de p¨¢del y de tenis, piscinas cubiertas y al aire libre y esa gran ventaja que aporta no estar en pleno centro de la ciudad: espacio, espacio, espacio por todas partes.

Si despu¨¦s de todos estos ejemplos de gimnasios de enorme belleza todav¨ªa no ha decidido apuntarse, h¨¢gase al menos el favor de alegrarse la vista subiendo a un mirador. Pero suba andando. Su organismo se lo agradecer¨¢.