El turismo no tiene por qu¨¦ arruinar las culturas ind¨ªgenas: aqu¨ª, cuatro ejemplos
El turismo que da el poder sin intermediarios a las comunidades locales para la propia gesti¨®n sostenible de sus recursos, permite generar ingresos sin acabar con su estilo de vida
El turismo puede llegar a ser como Atila. Creo que todos los implicados en este sector deber¨ªamos ser capaces de reconocerlo. Mal gestionado es un agente aculturizador de potencia termonuclear. Pero bien gestionado ¡ªy hay casos de ¨¦xito por todo el mundo¡ª se ha revelado como una herramienta poderosa capaz de generar ingresos para comunidades locales marginadas, sin que tengan que renunciar a su estilo de vida y su cultura. Porque lo que trata el turismo comunitario real (hay tambi¨¦n mucho enga?o y pseudonegocios encubiertos en este sector) es de dar poder a las comunidades locales para la propia gesti¨®n sostenible de sus recursos ¡ªsin intermediarios ni touroperadores¡ª poniendo en valor sus tradiciones y cultura. Estos son cuatro de esos casos dignos de aplausos, vistos en la ¨²ltima edici¨®n de FITUR.
Vino de origen aymara en Argentina
Perdida en el noroeste del pa¨ªs, a m¨¢s de 1.300 kil¨®metros de Buenos Aires, Tucum¨¢n es la provincia m¨¢s peque?a de Argentina. Hasta este rinc¨®n del pa¨ªs llegaron hace siglos procedentes del sur del Per¨² diversos pueblos en lo que alg¨²n historiador ha cre¨ªdo ver un ¨¦xodo o huida para no ser sometidos al imperio inca. Eran los quilmes o kilmes, que crearon uno de los asentamientos prehisp¨¢nicos m¨¢s importantes de la regi¨®n. Se cree que en el siglo XVII su n¨²mero pudo superar los 13.000 individuos. Sus descendientes siguen viviendo en los valles Calchequ¨ªes de Tucum¨¢n y protagonizan uno de los mejores proyectos de turismo vivencial de Argentina, basado en el alojamiento rural con la comunidad, la vitivinicultura, la gastronom¨ªa y las experiencias.
Uno de ellos tiene que ver con el vino. Resulta que en Tucum¨¢n est¨¢ una de las tres ¨²nicas bodegas conocidas del mundo regentadas por comunidades ind¨ªgenas. Se llama Los Amaichas. El cultivo de la vid en esta zona se remonta a c¨¦dulas reales de la ¨¦poca colonial en las que se ced¨ªa tierra a las comunidades para trabajarla. Desde entonces los quilmes trabajan en familia sus vi?as y tras la vendimia llevan la uva a la bodega, construida a semejanza de la arquitectura prehisp¨¢nica. Es la que ense?an a los turistas y donde estos pueden degustar los dos vinos que producen: SumajKawsay y Kusilla Kusilla, que en aymara significa El buen vivir y Ay¨²dame, s¨¦ generosa.
Los mayas existen
Mucha gente cree que los mayas se extinguieron. Pero los mayas siguen viviendo en el sur de M¨¦xico, en Belice, en Honduras, en El Salvador y muy especialmente en Guatemala. Son descendientes de aquellos mayas cl¨¢sicos, s¨ª, pero su cultura, sus lenguas y su estilo de vida difieren muy poco de los de aquel pueblo que lleg¨® a crear un imperio en Mesoam¨¦rica que dur¨® 18 siglos.
Hoy, la Organizaci¨®n Mundo Maya, una entidad p¨²blica para el fomento y la protecci¨®n de estas etnias creada en 1992 y que engloba a esos cinco pa¨ªses donde la cultura maya sigue presente, ha encontrado en el turismo una forma de que las comunidades locales tengan ingresos manteniendo su cultura en vez de aniquilarla, y que los beneficios redunden ¨ªntegramente en ellos. Curiosamente, la mayor¨ªa de asociaciones, emprendimientos, cooperativas y peque?os negocios est¨¢n en manos de mujeres mayas. "El papel de las mujeres en el turismo comunitario y en toda la vida es primordial, porque somos las generadoras de todo el movimiento de la organizaci¨®n, de las comidas y tambi¨¦n hay mujeres gu¨ªas, tenemos puestos directivos... Estamos en todas las fases", explicaba a la agencia Efe Justita R¨ªos, representante del centro ecotur¨ªstico Top Che, situado en la selva Lacandona, en Chiapas (M¨¦xico).
Uno de los ejemplos m¨¢s exitosos es el proyecto de turismo comunitario Maya Uaxact¨²n, en la selva del Pet¨¦n, Guatemala. Uaxact¨²n es una aldea y sitio arqueol¨®gico de 1.600 habitantes a 24 kil¨®metros al norte de Tikal. Se dedican a la extracci¨®n sostenible de madera y otros productos del bosque. Y ahora tambi¨¦n a acoger a visitantes que quieran conocer guiados por los pobladores elementos de la cultura, la naturaleza y la arqueolog¨ªa de la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala.
Hay programas de medio d¨ªa y de d¨ªa completo que incluyen una charla introductoria a Uaxact¨²n, recorrido por el complejo arqueol¨®gico maya, visita a hogares de artesanos de la comunidad local, un paseo por la aldea para conocer la escuela, el aserradero y el almac¨¦n de madera y de xate m¨¢s un almuerzo preparado por la gente local para conocer la gastronom¨ªa y los productos de la cocina del Pet¨¦n. Todo, desde un prisma respetuoso que permita a las comunidades financiarse sin aculturizarse.
Los bri bri de Costa Rica
El pa¨ªs que ha hecho de la biodiversidad un emblema fomenta tambi¨¦n desde hace m¨¢s de una d¨¦cada el turismo comprometido con las causas ind¨ªgenas para aquellos viajeros que quieran conocer de cerca las comunidades ind¨ªgenas locales y contribuir a su desarrollo. Uno de los proyectos pioneros y m¨¢s desarrollados de este tipo de turismo comprometido es el de Stibrawpa de una comunidad de ind¨ªgenas bri bri que vive en el r¨ªo York¨ªn, al sur del pa¨ªs, en la provincia de Talamanca, frontera con Panam¨¢. Hace ya m¨¢s de dos d¨¦cadas que tres mujeres del pueblo formaron esta asociaci¨®n de artesanas para mejorar la vida de la comunidad. Pronto se dieron cuenta de que vender sus productos fuera de la comunidad era costoso y poco efectivo, pero tampoco pod¨ªan esperar venderlos en el pueblo porque no ven¨ªa nadie de fuera a visitarlos.
Decidieron entonces ampliar los objetivos de su asociaci¨®n y buscar financiaci¨®n para construir un albergue sencillo pero confortable con los mismos materiales que ellos construyen sus casas para que pudieran llegar turistas. El resultado es un alojamiento con capacidad para 40 personas en el que acogen a los visitantes, ya que no quieren llamarlos turistas. Viajeros que acceden hasta este remoto lugar de la selva sur costarricense para conocer de cerca la cultura bri bri. Pero el mayor logro, como me explicaba Bernarda Morales, la l¨ªder del proyecto, es que gracias a ello han conseguido frenar el ¨¦xodo de hombres que ten¨ªan que buscar trabajo fuera de sus aldeas, ampliar la escuela para que una vez acabada la primaria los chavales no dejaran los estudios (ahora hay 65 escolarizados cuando hace 10 a?os solo eran 30) y subir la autoestima de la comunidad, haci¨¦ndoles ver que su cultura tiene un valor y que merece la pena conservarla.
El plan de actividades con los visitantes incluye estancias en el albergue, visitas a sus propias casas para ver las tareas cotidianas y caminatas por los alrededores para conocer el entorno en el que viven. Para llegar al poblado hay que remontar el r¨ªo York¨ªn con piraguas que los bri bri han aprendido a propulsar con motor fueraborda, lo que hace m¨¢s r¨¢pido y c¨®modo el trayecto entre la ¨²ltima carretera y su poblado.
Integraci¨®n a ritmo de la m¨²sica en Colombia
En Colombia todo se hace a ritmo de la m¨²sica. Hasta la integraci¨®n social. La Banda de M¨²sica Departamental de Baranoa, m¨¢s conocida como la banda de Baranoa, un municipio de la costa caribe?a de Colombia con poco m¨¢s de cincuenta mil habitantes, fue fundada en 1995 por el m¨²sico Hilton Escobar Roa para ayudar a ni?os y ni?as a superar la exclusi¨®n social y ofrecerles una salida personal y profesional. Desde entonces han pasado m¨¢s de 5.000 menores por ella y ahora mismo cuenta con 600 integrantes. Ha recibido todo tipo de premios y menciones por su labor.
Labor que ahora va m¨¢s all¨¢ de lo cultural para convertirse tambi¨¦n en una referencia tur¨ªstica de la ciudad. A los visitantes que llegan a Baranoa atra¨ªdos por el proyecto se les acoge en su nuevo parador tur¨ªstico? ¡ªy sede de la banda¡ª, situado a cinco minutos del centro de la ciudad, en un paraje muy caribe?o, donde hay conciertos, actos culturales, exposici¨®n y venta de artesan¨ªas regionales, informaci¨®n tur¨ªstica... y un restaurante donde probar las delicias de la gastronom¨ªa del Atl¨¢ntico colombiano, que genera a su vez beneficios para la banda.
Fe de errores: en una versi¨®n anterior se dec¨ªa que el municipio de Baranoa contaba con dos millones de habitantes. Esta es en realidad la cifra correspondiente al ¨¢rea metropolitana de la cercana Barranquilla. Baranoa tiene 50.261 habitantes seg¨²n el censo de 2005.
S¨ªgueme tambi¨¦n en Instagram y en Twitter. Me puedes escuchar todos los viernes, a las 19.40, con Carles Francino en 'La Ventana', de cadena SER
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.