El triunfo de los mentirosos
Ante la crisis catalana, el Gobierno espa?ol fue incapaz de entender que, hoy d¨ªa, los medios de comunicaci¨®n no solo reflejan la realidad, la crean
OCURRI? POCO DESPU?S del 6 y 7 de septiembre de 2017, cuando la mayor¨ªa separatista del Parlament derog¨® de facto el estatuto catal¨¢n sin tener legitimidad para hacerlo, viol¨® por en¨¦sima vez la Constituci¨®n y, rebel¨¢ndose contra el Estado democr¨¢tico, coloc¨® a Catalu?a en la senda correcta del enfrentamiento civil y la ruina econ¨®mica. Un d¨ªa me llam¨® por tel¨¦fono la veterana corresponsal en Espa?a de uno de los m¨¢s importantes semanarios europeos y me pidi¨® que escribiera un art¨ªculo sobre lo que estaba pasando en Catalu?a. Le contest¨¦ que no pod¨ªa porque estaba enfrascado en una novela. ¡°Mira¡±, replic¨® la periodista. ¡°Hace poco yo estaba de vacaciones y mi revista mand¨® a Catalu?a a un compa?ero que no sabe nada ni de Catalu?a ni de Espa?a, y que no habla espa?ol. Intent¨® hablar con el Gobierno de Rajoy, pero nadie quiso hablar con ¨¦l; en cambio, habl¨® con Puigdemont, con Junqueras, con Romeva y con no s¨¦ qui¨¦n m¨¢s. Te puedes imaginar el reportaje que publicamos¡±. Hizo una pausa y concluy¨®: ¡°U os pon¨¦is todos las pilas, o los mentirosos se van a salir con la suya, como en el Brexit. T¨² ver¨¢s¡±.
Me puse las pilas. No lo hice s¨®lo porque me parezca una mala idea que Catalu?a se separe de Espa?a, ni siquiera porque el Gobierno catal¨¢n estuviera intentando arrebatarnos a la brava derechos fundamentales ¡ªempezando por el fundamental: el derecho de ciudadan¨ªa¡ª, sino por respeto a la verdad. As¨ª que durante los dos meses de pesadilla que siguieron abandon¨¦ mi novela y me dediqu¨¦ en exclusiva a escribir en publicaciones extranjeras y a contestar preguntas de periodistas de todo el mundo, ocupado d¨ªa y noche en desmentir las trolas que el separatismo estaba difundiendo con gran ¨¦xito, con el dinero de todos los catalanes y la ayuda inestimable de Vlad¨ªmir Putin: que Franco no hab¨ªa muerto, que Espa?a no era una democracia, que esto era una lucha entre Catalu?a y Espa?a porque todos o casi todos los catalanes estaban a favor de la secesi¨®n, que Espa?a roba a Catalu?a, que la cultura catalana est¨¢ oprimida y la lengua catalana perseguida, que el refer¨¦ndum del 1 de octubre fue un refer¨¦ndum de verdad y que al d¨ªa siguiente los hospitales catalanes estaban colapsados de heridos, que Catalu?a hab¨ªa sido independiente hasta 1714, y la Guerra Civil, una guerra entre Catalu?a y Espa?a, etc¨¦tera, etc¨¦tera. Por supuesto, los corresponsales extranjeros en Espa?a sab¨ªan que todo eso eran trolas y, salvo los que decidieron que sal¨ªa m¨¢s a cuenta difundir una mentira rom¨¢ntica y redonda que una verdad compleja y prosaica porque es m¨¢s f¨¢cil contarla y vende m¨¢s, no las contaron. Pero puedo asegurarles que un periodista reci¨¦n llegado de Suecia o de Canad¨¢, que no sabe ni espa?ol ni catal¨¢n y apenas ha tenido tiempo de documentarse, se traga eso y much¨ªsimo m¨¢s, y se lo cuenta tal cual a sus lectores. ?Qu¨¦ hac¨ªa a todo esto el Gobierno espa?ol? La respuesta es f¨¢cil: nada. Integrado por funcionarios camastrones, el Gobierno crey¨® obtusamente que para superar la crisis catalana le bastaba con tener de su lado a Obama, Merkel y Juncker, y fue incapaz de entender que, hoy d¨ªa, los medios de comunicaci¨®n no s¨®lo reflejan la realidad, la crean, y que sin ellos cualquier batalla est¨¢ perdida. Una vez pasados ya aquellos d¨ªas aciagos, le recrimin¨¦ a un diplom¨¢tico espa?ol la pasividad de su cuerpo y del Estado en general. ¡°Ver¨¢s¡±, se disculp¨®. ¡°Es que si nosotros, que somos arte y parte, contamos lo que pasa, nadie nos cree; en cambio vosotros, los ciudadanos de a pie, ten¨¦is m¨¢s autoridad¡±. O sea que, mientras el Gobierno catal¨¢n gastaba millones en contar mentiras, el espa?ol ni siquiera gastaba tiempo en desmentirlas y delegaba en el primer indocumentado al que los periodistas pon¨ªan delante un micr¨®fono. Como el menda. Demencial, pero cierto.
Ahora, con ocasi¨®n del juicio a los l¨ªderes separatistas y la nueva campa?a propagand¨ªstica de la Generalitat, parece que el Gobierno de Pedro S¨¢nchez se pondr¨¢ las pilas. Aleluya. Yo les rogar¨ªa que no vendan las bondades de Espa?a, ni de la democracia o la justicia espa?olas: que se limiten a defender los derechos de todos y a contar la verdad.?
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