Se necesita algo m¨¢s que tecnolog¨ªa para salvar a los elefantes

La tecnolog¨ªa ha marcado una diferencia enorme en ¨¢reas tan diversas como la medicina, la educaci¨®n y pr¨¢cticamente cualquier otra disciplina existente.

Pero ?es la tecnolog¨ªa el arma definitiva para erradicar la caza furtiva y salvar a m¨²ltiples especies de la extinci¨®n? No es un remedio milagroso, pero tiene un potencial innegable. Por esta raz¨®n, Vulcan ¡ªuna empresa fundada por el difunto Paul Allen, cofundador de Microsoft¡ª ha creado una plataforma tecnol¨®gica llamada EarthRanger para monitorizar espacios naturales protegidos mediante la extracci¨®n de grandes cantidades de datos de c¨¢maras, collares de animales y sensores en veh¨ªculos. Otras plataformas como Smart ¡ªuna herramienta de seguimiento y notificaci¨®n¡ª tambi¨¦n han comenzado a ganar popularidad y empiezan a operar de un modo parecido a EarthRanger.

A Vulcan se le conoce en el mundo de la conservaci¨®n por patrocinar el Gran Censo de Elefantes. Este recuento revel¨® que probablemente queden menos de 400.000 ejemplares de sabana viviendo en libertad en ?frica. Tambi¨¦n mostr¨® una disminuci¨®n de un 8% anual entre 2007 y 2014, en su mayor¨ªa debido a la caza furtiva, ya fuese destinada al comercio ilegal de marfil o al ilegal de carne de animales salvajes.

Un censo es ¨²til porque proporciona una imagen instant¨¢nea de lo urgente que puede ser un problema. Los elefantes son una especie clave, ingenieros medioambientales que tienen un papel irremplazable en el mantenimiento de la integridad ecol¨®gica, adem¨¢s de ser incre¨ªblemente inteligentes. Perderlos no es una opci¨®n. Pero se necesita algo m¨¢s que fotograf¨ªas ocasionales para contribuir a los esfuerzos de conservaci¨®n.

Sea como fuere, las nuevas tecnolog¨ªas no son m¨¢s que una herramienta. Su eficacia depende en ¨²ltima instancia del valor que tengan para el usuario final. Tambi¨¦n es fundamental contar con una visi¨®n global s¨®lida y la participaci¨®n de los usuarios sobre el terreno. A d¨ªa de hoy, la recolecci¨®n de datos y su an¨¢lisis var¨ªan de un lugar a otro. Sin protocolos de actuaci¨®n, toda la informaci¨®n del mundo concienzudamente recabada sirve para m¨¢s bien poco.

Drones: ?un remedio milagroso?

Los drones proporcionan informaci¨®n en tiempo real del n¨²mero de animales y de sus movimientos, mejorando los sistemas de control tradicionales. Esto es lo que hace que plataformas como Smart y EarthRanger destaquen. La densidad arb¨®rea no interrumpe la actividad de los drones. Adem¨¢s, no necesitan las mismas comodidades que un humano: no hay que alimentarlos como a los t¨¦cnicos sobre el terreno durante los reconocimientos a¨¦reos y no se cansan, al contrario que los pilotos.

Una de las mayores reticencias de los conservacionistas a la hora de depositar sus esperanzas en la tecnolog¨ªa es que puede ser utilizada de una manera igualmente efectiva por los cazadores furtivos

Por si fuera poco, pueden detectar cepos y, en combinaci¨®n con sensores remotos y c¨¢maras ocultas, identificar comportamientos potencialmente relacionados con la caza furtiva. Dado que pueden volar con frecuencia, proporcionan informaci¨®n ¨²til para los guardas forestales, que pueden planificar sus patrullas de forma m¨¢s eficaz. Esto supone que los recursos contra la caza furtiva se utilizan de una manera m¨¢s eficiente. Lo que tambi¨¦n significa que los expertos alejados de las operaciones cotidianas pueden analizar los datos en busca de patrones interesantes.

Todo esto suena muy bien. Pero en un art¨ªculo del 2015, apliqu¨¦ un modelo b¨¢sico, un juego de cruce de r¨ªos, al problema de la conservaci¨®n de los elefantes. El documento mostraba que la reducci¨®n de la demanda de marfil requiere una mayor asignaci¨®n de capital para que las iniciativas contra la caza furtiva tengan ¨¦xito. Un an¨¢lisis realizado por el Banco Mundial demostr¨® m¨¢s tarde que solo una peque?a proporci¨®n de la financiaci¨®n mundial se destina a este objetivo. Tambi¨¦n se precisa m¨¢s investigaci¨®n para que las campa?as de reducci¨®n de la demanda sean m¨¢s efectivas.

Esta investigaci¨®n es un recordatorio de que la demanda de productos il¨ªcitos de origen salvaje es, a fin de cuentas, lo que motiva la caza furtiva y que incluso las mejores tecnolog¨ªas solo pueden complementar hasta cierto punto los esfuerzos contra la caza furtiva.

Un enfoque multidimensional

Una de las mayores reticencias de los conservacionistas a la hora de depositar sus esperanzas en la tecnolog¨ªa es que puede ser utilizada de una manera igualmente efectiva por los cazadores furtivos. Como se se?ala en este art¨ªculo, si un helic¨®ptero MI-17 se aproxima disparando con gran precisi¨®n a una manada (como presuntamente ocurri¨® en la rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo en 2012), ning¨²n esfuerzo contra la caza furtiva que se lleve a cabo por drones podr¨¢ detener la matanza.

En un viaje de investigaci¨®n en 2017 a la Reserva de caza de Selous, en Tanzania, entrevist¨¦ al l¨ªder del programa WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), que casualmente estaba all¨ª realizando un curso de formaci¨®n para utilizar los nuevos drones para guardas forestales del parque. Con buen criterio, la hoja de ruta de la organizaci¨®n para la eliminaci¨®n de la caza furtiva en Selous reconoce que la tecnolog¨ªa no es m¨¢s que uno de los varios pilares necesarios para lograr una reducci¨®n significativa de la caza furtiva.

Sin los dem¨¢s ¡ªentre los que se encuentran el apoyo de la comunidad, cooperaci¨®n entre varios actores a diferentes niveles y una mayor efectividad de los procesos judiciales y las condenas¡ª la tecnolog¨ªa no es m¨¢s que una palabra de moda.

Es crucial hacer esfuerzos concertados y globales para superar los desaf¨ªos asociados a la tecnolog¨ªa contra la caza furtiva para asegurar mejores resultados. Al mismo tiempo, es necesario reconocer que los cazadores furtivos tambi¨¦n tienen acceso a la mejor tecnolog¨ªa. Si sencillamente ambos bandos se vuelven m¨¢s eficientes, vamos a perder igualmente nuestro patrimonio de vida salvaje.

Por eso hay que insistir en la importancia de una reducci¨®n efectiva de la demanda, un enfoque conjunto entre los pa¨ªses que tienen poblaciones de elefantes y un impulso a la conservaci¨®n gestionado desde las comunidades locales.

La tecnolog¨ªa puede ser un arma valiosa en manos de los conservacionistas, pero, por s¨ª sola, no servir¨¢ para defender a los elefantes del continente.

Ross Harvey es Investigador principal en Gobernanza de los recursos naturales (?frica), Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales. Traducido por Silvia Mun¨ªn con la colaboraci¨®n de Casa ?frica. Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en The Conversation.

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