No puedes convencer a un terraplanista y eso deber¨ªa preocuparte
Negar que la Tierra es esf¨¦rica es el caso m¨¢s extremo de un fen¨®meno que define esta ¨¦poca: recelar de los datos, ensalzar la subjetividad, rechazar lo que nos contradice y creer falsedades propagadas en redes
Hay gente que cree que la Tierra no es una esfera achatada por los polos, sino un disco. Que la Tierra es plana. No es analfabetismo: estudiaron el Sistema Solar y sus planetas en el colegio, pero en los ¨²ltimos a?os han decidido que todo eso de ¡°la bola¡± es una gigantesca manipulaci¨®n. Solo el 66% de los j¨®venes entre 18 y 24 a?os de EE UU est¨¢ plenamente seguro de que vivimos en un planeta esf¨¦rico (el 76% entre 25 y 34 a?os). Es un fen¨®meno global, tambi¨¦n presente en Espa?a, al que cuesta asomarse sin bromear. Pero al observar los mecanismos psicol¨®gicos, sociales y culturales que les llevan a convencerse de esta gigantesca conspiraci¨®n se descubre una met¨¢fora perfecta que resume los problemas m¨¢s representativos de esta ¨¦poca. Aunque parezca medieval, es muy actual.
"El pensamiento conspirativo plantea un problema para el mantenimiento de una esfera p¨²blica racional en la que los debates pol¨ªticos se basan en evidencias", asegura Olshansky
Rechazo de la ciencia y los expertos, narraciones maniqueas que explican lo complejo en tiempos de incertidumbre, entronizaci¨®n de la opini¨®n propia por encima de todo, desprecio hacia los argumentos que la contradigan, difusi¨®n de falsedades gracias a los algoritmos de las redes... Est¨¢ todo ah¨ª. "Es el caso m¨¢s extremo, el m¨¢s puro", resume Josep Lobera, especialista en la sociolog¨ªa de los fen¨®menos pseudocient¨ªficos. Cada flaqueza o actitud de este colectivo est¨¢ presente de alg¨²n modo en muchos de los movimientos pol¨ªticos, sociales y anticiencia que han irrumpido en nuestros d¨ªas.
"Nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo", afirma Susana Mart¨ªnez-Conde, directora del laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad Estatal de Nueva York. Los estudios sobre terraplanistas y otras teor¨ªas de la conspiraci¨®n indican que ellos creen ser quienes est¨¢n actuando con l¨®gica y razonando de forma cient¨ªfica. En muchos casos, terminan atrapados en la conspiraci¨®n tras intentar desmontarla. "Es absurdo. Voy a desmentir que la Tierra es plana", cuenta Mark Sargent, uno de los m¨¢s reconocidos terraplanistas en el documental que retrata al colectivo a la perfecci¨®n, La Tierra es plana (Netflix). Y acab¨® "hundi¨¦ndose, como en un pozo de alquitr¨¢n". La mayor¨ªa de terraplanistas no han sido convencidos, se han convencido al verse incapaces de demostrar que bajo sus pies hay una bola de 510 millones de kil¨®metros cuadrados.
"?Invest¨ªgalo por ti mismo!", se animan unos a otros, seg¨²n recoge la investigadora Asheley Landrum, de la Universidad Texas Tech, que present¨® hace dos semanas el resultado de sus investigaciones sobre los terraplanistas en la Asociaci¨®n Estadounidense para el Avance de la Ciencia. La primera diapositiva de su conferencia es una imagen de Cop¨¦rnico, padre de la idea de que la Tierra orbita alrededor del Sol, reconociendo que estaba equivocado tras pasar cinco horas viendo v¨ªdeos terraplanistas en YouTube. Porque seg¨²n Landrum y su equipo, que estudia estos fen¨®menos en el proyecto Creencias Alternativas, YouTube es la clave. Todos los terraplanistas se hacen terraplanistas viendo a otros terraplanistas en YouTube. Y una vez forman parte de esa comunidad es casi imposible convencerles de su error, porque se activan mecanismos psicol¨®gicos muy poderosos, como el pensamiento motivado: solo acepto como v¨¢lidos los datos que me reafirman y el resto son manipulaciones de los conspiradores. Como en otros movimientos, si la ciencia me desdice, es que la ciencia est¨¢ comprada.
"YouTube parece ser la amalgama de la comunidad de la Tierra plana", concluyen en su trabajo m¨¢s reciente, en el que se?alan a esta plataforma de v¨ªdeos como el origen de las vocaciones conspiranoicas. El equipo de Landrum entrevist¨® a una treintena de asistentes a la primera Conferencia Internacional de la Tierra Plana y todos describ¨ªan YouTube como "una fuente fiable de evidencias" y de los proveedores m¨¢s populares para "noticias imparciales" frente a los medios manipulados. Se hab¨ªan hecho terraplanistas viendo v¨ªdeos en esa plataforma en los tres a?os previos y muchos entrevistados describen estar viendo piezas sobre otras conspiraciones (del 11-S, por ejemplo) y terminar atrapados con la historia de la Tierra plana gracias a las recomendaciones de YouTube.
"Nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo", afirma Mart¨ªnez-Conde
Muchos especialistas han denunciado c¨®mo el algoritmo de recomendaciones de YouTube termina convirti¨¦ndose en una espiral descendente hacia contenidos cada vez m¨¢s extremistas, manipuladores y t¨®xicos. Y en este caso no es una excepci¨®n. Como defienden los terraplanistas, YouTube se ha convertido en el mejor caldo de cultivo para versiones "alternativas" de la realidad, donde se desarrollan mensajes alocados y provocadores al margen de la "ciencia y los cient¨ªficos convencionales". Sobre cualquier tema, desde la cura del c¨¢ncer hasta el feminismo, pasando por la astronom¨ªa, lo habitual es encontrar los mensajes m¨¢s controvertidos entre los primeros resultados de la b¨²squeda. L¨®gicamente, estos mensajes tienen derecho a subirse a la red, pero los algoritmos los est¨¢n promocionando por encima de contenidos relevantes. "Un usuario individual de YouTube, por ejemplo, sin respeto por la verdad, el rigor o la coherencia, en algunos casos puede llegar a una audiencia comparable" a la de los grandes medios, critica Alex Olshansky, del equipo de Landrum.
Un reportaje reci¨¦n publicado en The Verge sobre los moderadores de contenidos de Facebook mostraba que muchos de estos trabajadores precarios estaban cayendo atrapados en las conspiraciones que ten¨ªan que controlar. "Me dijeron que es un lugar donde los v¨ªdeos de conspiraciones y los memes que ven cada d¨ªa los llevan gradualmente a abrazar ideas extra?as", describe el periodista Casey Newton. Uno de los moderadores del centro que visit¨® promueve entre sus compa?eros la idea de que la Tierra es plana, otro cuestiona el Holocausto y otro no cree que el 11-S fuera un ataque terrorista.
Esto no deber¨ªa sorprender: son muchos los estudios que demuestran c¨®mo la simple exposici¨®n a mensajes sobre conspiraciones provoca en la gente una paulatina p¨¦rdida de confianza en las instituciones, la pol¨ªtica o la ciencia. Con consecuencias tangibles: por ejemplo, la creencia en conspiraciones est¨¢ vinculada a actitudes racistas o un menor uso de protecci¨®n frente al VIH. Todos los terraplanistas creen en otras conspiraciones y llegaron a esa cosmovisi¨®n paranoica a trav¨¦s de otras teor¨ªas similares. Es caracter¨ªstica la predisposici¨®n a creer en distintas teor¨ªas de la conspiraci¨®n a la vez, incluso contradictorias entre s¨ª: las mismas personas pod¨ªan creer a la vez que Bin Laden no est¨¢ realmente muerto o que ya estaba muerto cuando llegaron los militares estadounidenses a su vivienda.
YouTube es la clave. Todos los terraplanistas se convierten viendo v¨ªdeos que en muchos casos el algoritmo les ha recomendado cuando ve¨ªan otras conspiraciones
Por ejemplo, buena parte de los terraplanistas son a su vez antivacunas. Lobera, que estudia a este colectivo en Espa?a, admite que esta cosmovisi¨®n conspirativa "es uno de los factores decisivos", aunque no el m¨¢s importante. "Hay puertas de entrada al mundo de las pseudociencias y una conexi¨®n entre estas creencias", explica el soci¨®logo.
"En la medida en que el pensamiento conspirativo est¨¢ generalizado, comienza a plantear un problema para el mantenimiento de una esfera p¨²blica racional en la que las discusiones y los debates pol¨ªticos se basan en evidencias, en lugar de traficar con sospechas de que un grupo manipula los hechos desde las sombras para impulsar una agenda oculta", asegura Olshansky en su trabajo. En este sentido, los terraplanistas, por sus creencias extremas, son como el reflejo de la sociedad en los espejos deformantes del callej¨®n del Gato. Llegados al punto en que hay mucha gente que acepta su mensaje con naturalidad, eso indica que existe un deterioro real de las condiciones en las que se produce el debate p¨²blico.
Pero estas creencias no surgen de la nada y existen condiciones sociales que influyen de forma determinante. Por ejemplo, se sabe que las personas que se sienten impotentes o desfavorecidas tienen m¨¢s probabilidades de apoyarlas (como minor¨ªas raciales marginadas) y que est¨¢n correlacionadas con el pesimismo ante el futuro, la baja satisfacci¨®n con la vida y la escasa confianza interpersonal. "Hay que entender estos movimientos dentro del contexto socioecon¨®mico en el que nos encontramos, est¨¢n aumentando las disparidades sociales entre quienes tienen m¨¢s privilegios y m¨¢s carencias. Y esto hace que aumente la desconfianza hacia gobiernos y expertos", explica Mart¨ªnez-Conde.
Hay condiciones sociales que influyen de forma determinante: se sabe que las personas que se sienten impotentes o desfavorecidas tienen m¨¢s probabilidades de creer en conspiraciones
"Vivimos en tiempos de incertidumbre y a nivel neural la incertidumbre nos hace sentir inc¨®modos", se?ala la neurocient¨ªfica. Estas disonancias cognitivas obligan a crear un relato propio de buenos y malos que explique de forma simplista los fen¨®menos complejos de la actualidad. Y que les coloque en el papel heroico de luchadores por la verdad ocultada: las creencias conspirativas siempre han estado asociadas a cierto narcisismo colectivo ("los dem¨¢s son los borregos"). Adem¨¢s, las personas con tendencia a ver patrones y significados ocultos en la realidad tienen mayor tendencia a creer en conspiraciones y fen¨®menos paranormales. "Son m¨¢s dados a ese tipo de ilusiones causales. Como ver caras en las nubes, pero llevado al extremo: ver caras en una tostada y darle significado real", explicaba Helena Matute, investigadora de Deusto, sobre su trabajo con lo paranormal.
A partir de ese poso, nos encontramos con mecanismos psicol¨®gicos como el sesgo de proporcionalidad (si algo extraordinario ha ocurrido, algo extraordinario debe haberlo causado) y el de intencionalidad: hay una mano detr¨¢s de todo. "Este deseo de narraciones ordenadas que ofrezcan certeza y visiones simplificadas del mundo puede brindar comodidad y la sensaci¨®n de que la vida es m¨¢s manejable", resume Landrum en su trabajo. As¨ª conseguir¨ªan sortear los altibajos de la vida, apostando por una realidad lisa y llana. Como la Tierra, seg¨²n quieren creer.
Irreductibles
"Solo conf¨ªo en lo que ven mis ojos", repiten una y otra vez los terraplanistas. Aunque como dice esta especialista en percepci¨®n, es bastante com¨²n que nuestros propios sentidos sean los primeros en enga?arnos, como muestran todas las ilusiones ¨®pticas. "Ellos sacan las matem¨¢ticas y nosotros decimos: 'Mira", dice el terraplanista Sargent en el documental para explicar su ¨¦xito. "No necesitas f¨®rmulas para entender d¨®nde vives", resume este hombre que hab¨ªa pasado por todas las conspiraciones antes de llegar a esta viendo v¨ªdeos en la red.
"Como la gente que niega el cambio clim¨¢tico, no los vas a convencer con datos, hay que buscar la forma de despertar las emociones de la gente", explica la neurocient¨ªfica Mart¨ªnez-Conde. Y a?ade: "Nuestro cableado neural responde a las emociones m¨¢s que a los datos. Ese problema ha contribuido a dar lugar a los populismos y especialmente con el fen¨®meno de las redes sociales que favorece que la desinformaci¨®n se expanda de manera peligrosa".
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