¡°Mi especialidad es hablar con criminales de guerra y disfruto con ello¡±
Cynthia Petrigh es experta en derecho internacional y g¨¦nero. Desde hace dos d¨¦cadas asesora a ej¨¦rcitos y milicias para cuestiones humanitarias e interviene en procesos de paz

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Lleg¨® a la precaria aula, puso un v¨ªdeo sobre el trabajo del doctor Mukwege (ginec¨®logo ganador del Nobel por atender a v¨ªctimas de agresiones sexuales en el conflicto de Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo) en el que aparec¨ªan mujeres violadas y observ¨® sus reacciones. La experta en derecho internacional y leyes humanitarias?Cynthia Petrigh (Beirut, 1969), ten¨ªa como misi¨®n convertir en soldados profesionales a cien antiguos rebeldes de Rep¨²blica Centroafricana, un pa¨ªs en guerra desde 2012. "Us¨¦ un ejemplo de un pa¨ªs cercano al suyo, quer¨ªa implicarlos sin criminalizarlos. Cuando acab¨® les pregunt¨¦ su opini¨®n. Uno de ellos levant¨® la mano y dijo: 'Nosotros tambi¨¦n hemos contribuido a eso. Tambi¨¦n hemos hecho esas cosas, pero ahora que tu nos ense?as que est¨¢ mal, dejaremos de hacerlo".
"Decirles lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal, s¨ª, a veces es as¨ª de simple", resume la experta. Petrigh lleva dos d¨¦cadas asesorando a ej¨¦rcitos y milicias con foco en el g¨¦nero,?investigando violaciones de derechos humanos e interviniendo en procesos de paz para que las mujeres no se queden al margen. La contratan los propios gobiernos de los pa¨ªses, organizaciones internacionales e incluso la Uni¨®n Europea. Acaba de visitar Madrid invitada por el Alto Comisionado en Espa?a de la Agenda 2030.
Petrigh comenz¨® su carrera en las organizaciones no gubernamentales, pero pronto se dio cuenta de que si hablaba "con los hombres que llevan las armas" conseguir¨ªa multiplicar el efecto de su trabajo. "Cada uno tiene sus habilidades, y result¨® que la m¨ªa es hablar con criminales de guerra, lo que logro es m¨¢s efectivo. Y disfruto con ello", recalca. "Muchas veces mi trabajo consiste en traducir las resoluciones internacionales contra violencia sexual en un lenguaje que ellos entiendan", apunta. En ocasiones basta con explicar a las tropas que si no queman las casas de los civiles, estos aprender¨¢n a distinguirles de los criminales comunes e incluso les ayudar¨¢n cuando pasen por sus pueblos. "A la vuelta de una misi¨®n, un batall¨®n reconoci¨® que la estrategia hab¨ªa funcionado y que los ciudadanos ya no les tiraban piedras".
Ha trabajado en una decena de pa¨ªses, entre ellos Republica Centroafricana, donde en 2017 la ONU document¨® 308 incidentes relacionados con violencia sexual (293 en mujeres y ni?as y 15 en hombres y ni?os); en Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, donde se registraron 5.783 casos de violencia sexual en las provincias afectadas por el conflicto, el doble que el a?o anterior; y Mal¨ª, donde se certificaron 16 abusos sexuales en el trasporte p¨²blico cometidos por hombres pertenecientes a grupos armados.
Cuando estuve en Mal¨ª, el jefe de la misi¨®n era muy bueno. Despu¨¦s lo cambiaron y empezamos a ver a mujeres locales que iban y ven¨ªan por la noche en el campamento. Los soldados enseguida saben lo que se pueden permitir
No est¨¢ sola en esta tarea, pero tampoco son tantos. La ONU, por ejemplo cuenta con 21 asesores para la protecci¨®n de la mujer sobre el terreno en siete misiones. "Antes de ponerte frente a un grupo de combatientes tienes que conocerles y preguntarte: '?Cu¨¢l es su pa¨ªs? ?Cu¨¢l es su cultura, su idioma? ?Han ido a la escuela? ?En qu¨¦ tipo de operaciones militares han estado involucrados?' No es como una clase magistral en la universidad, tengo que saber cu¨¢les son las quejas de las organizaciones internacionales y centrarme en sus operaciones", relata.
Los esc¨¢ndalos por los abusos sexuales de los cascos azules han sacudido a la ONU en los ¨²ltimos a?os. "Es muy f¨¢cil culpar a los otros, pero cada pa¨ªs es responsable del entrenamiento de sus tropas y algunos lo est¨¢n haciendo muy bien, como Espa?a, pero esto deber¨ªa estar regido por unos est¨¢ndares comunes obligatorios de los que todav¨ªa carecemos", puntualiza Petrigh. Para la especialista, todo se basa en un buen liderazgo: "Cuando estuve en Mal¨ª, el jefe de la misi¨®n era muy bueno. Despu¨¦s lo cambiaron y empezamos a ver a mujeres locales que iban y ven¨ªan por la noche en el campamento. Los soldados enseguida saben lo que se pueden permitir, pero esos h¨¢bitos son muy f¨¢ciles de cambiar en el ej¨¦rcito con un buen liderazgo, porque la la cadena de mando est¨¢ muy clara". Seg¨²n el informe de la ONU sobre violencia sexual, "en ciertos casos, a los combatientes se les ha permitido violar con impunidad o con la aprobaci¨®n t¨¢cita de sus comandantes, que racionalizan la pr¨¢ctica como una forma de compensaci¨®n".
Antes las mujeres se limitaban a quedarse cuidando del hogar mientras los hombres iban al frente. Ahora ellas mismas se incorporan el ej¨¦rcito y participan e incluso lideran procesos de paz. Ese es el futuro, a ojos de Petrigh: "Cuando ellas forman parte de las negociaciones, abordan cuestiones que van m¨¢s all¨¢ del reparto de poder entre las ¨¦lites, ponen sobre la mesa temas de inter¨¦s para la comunidad. Hay estudios que indican que los procesos que incluyen a las mujeres tienen un 35% m¨¢s de posibilidades de mantener la paz al menos 15 a?os".
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