¡°Las mujeres somos v¨ªctimas de violencia sexual en Congo, pero tambi¨¦n agentes para la paz¡±
Cathy Furaha, abogada y activista, reivindica el papel activo de las mujeres en el conflicto de RDC y denuncia la hipocres¨ªa internacional en la explotaci¨®n de recursos naturales de su pa¨ªs
¡°Nuestro hijos se despiertan cada d¨ªa con miedo a los tiroteos, sin saber si podr¨¢n ir a la escuela o si matar¨¢n a alguno de sus familiares. ?Qu¨¦ futuro les espera si no logramos la paz?¡±. La abogada Cathy Furaha, presidenta de la asociaci¨®n de Mujeres Juristas por la Defensa de la Mujer y la Infancia (FJDF) de Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo (RDC) habla con indignaci¨®n y hartazgo del conflicto que azota su pa¨ªs desde hace m¨¢s de veinte a?os. Durante todo este tiempo ha sido testigo de demasiada destrucci¨®n y sufrimiento, de excesivo desaliento y brutalidad. Aun as¨ª, su aire poderoso y determinado, su sonrisa entusiasta y la cadencia rotunda de sus palabras, rechazan cualquier ¨¢pice de rencor y demuestran que el fin de la guerra no es una opci¨®n sino una obligaci¨®n.
Furaha ha visitado estos d¨ªas Barcelona invitada por la Lliga del Drets dels Pobles, la ONG catalana con la que desarrolla desde hace a?os su programa de apoyo a mujeres violadas en la regi¨®n de Kivu norte, en el este del gigantesco pa¨ªs. Ella se siente reconocida y reconfortada por el reciente Premio Nobel de la Paz a su colega y compatriota Denis Mukwege, ginec¨®logo tambi¨¦n encargado de curar a v¨ªctimas de violencia sexual. Sus trabajos caminan en la misma direcci¨®n de empoderamiento de las mujeres. ¡°El premio que hemos recibido, tambi¨¦n es m¨ªo ¨Csonr¨ªe¨C, reconoce la labor de un conjunto de entidades y personas que venimos trabajando en red desde hace a?os en contra de la violencia sexual y a favor de la paz en RDC¡±.
La batalla cotidiana de Furaha empez¨® en 2000 junto a varias compa?eras de la facultad de derecho de su ciudad natal, Butembu, uno de los polos econ¨®micos de Kivu norte y una de las urbes m¨¢s afectadas por el conflicto, debido a la gran cantidad de minerales en el territorio y la constante expansi¨®n de grupos guerrilleros. Furaha, consciente de su suerte por la posibilidad de estudiar en la universidad, pronto decidi¨® revertir sus esfuerzos en pro de la comunidad y, por eso, como abogada promovi¨® una entidad de asistencia legal y psicol¨®gica para mujeres v¨ªctimas de violencia sexual. Desde entonces, ha proporcionado soporte jur¨ªdico gratuito y acompa?amiento psicosocial a centenares de chicas y mujeres que han sufrido alg¨²n tipo de abuso sexual por parte de hombres, ya sean pertenecientes a grupos rebeldes, a la polic¨ªa, al ej¨¦rcito, a las fuerzas internacionales de la MONUSCO ¡ªla misi¨®n de cascos azules para mantener la paz ha sido acusada en varias ocasiones de perpetrar violaciones¡ª o incluso por parte de familiares o miembros de la comunidad.
En informes recurrentes, la ONU reporta violaciones frecuentes, esclavismo sexual y distintas clases de abuso hacia mujeres, tanto en ciudades como en pueblos y minas, debido a la guerra y a condiciones deplorables de vida y trabajo. ¡°Algunas son secuestradas por guerrilleros que las violan en grupo, otras son abusadas por profesores, proxenetas o mineros, y otras se ven obligadas a retribuir su sexualidad por necesidad. Se trata de un c¨ªrculo perverso que siempre nos mantiene subordinadas¡±, argumenta la activista. Por eso, Furaha defiende una mayor autonom¨ªa econ¨®mica de las mujeres y responsabiliza al patriarcado y a los patrones culturales ¡°retr¨®grados¡± de su discriminaci¨®n en todos los ¨¢mbitos, social, pol¨ªtico y econ¨®mico.
Cada vez hay m¨¢s mujeres que denuncian acompa?adas de sus familias, pero se necesita acabar con la impunidad y reparar a las v¨ªctimas
En este sentido, apuesta por la sensibilizaci¨®n sobre la igualdad de ni?os y ni?as desde la escuela, con el objetivo de concienciar a las mujeres del futuro sobre sus derechos y sensibilizar a los hombres para que las respeten. De esta manera, reclama mayores cuotas de representaci¨®n y participaci¨®n en la gesti¨®n p¨²blica de Congo y reivindica el papel activo femenino en la consecuci¨®n de la paz. ¡°Solo se recurre a las mujeres cuando se busca un enlace entre bandas armadas, pero sistem¨¢ticamente se impide su participaci¨®n en las tomas de decisi¨®n¡±. La activista reclama pues dejar de observar a las mujeres como ¡°meras cifras v¨ªctimas de violencia sexual, para concebirlas somos sujetos eficaces para contribuir a la b¨²squeda de la paz y la mejora de las condiciones de vida de las familias congole?as¡±.
De hecho, las mujeres siguen sometidas en Congo, pero poseen un rol social central, como cuidadoras, reproductoras y mediadoras. Precisamente, por este motivo su cuerpo se ha convertido en campo de batalla de primer orden dentro del conflicto. ¡°Se trata de una forma de hacer da?o donde m¨¢s duele, destripando el coraz¨®n de las mujeres¡±, explica. En efecto, la violencia sexual en RDC supone un arma de guerra preponderante con secuelas tanto f¨ªsicas como sociales y psicol¨®gicas para las v¨ªctimas.
El miedo a la exclusi¨®n y al estigma comunitario contribuyen a una ¡°espiral de silencio¡± que la asociaci¨®n de Mujeres Juristas trabaja por romper. ¡°Afortunadamente, cada vez hay m¨¢s mujeres valientes que denuncian y vienen al bufete acompa?adas por sus familiares. Una vez lo hacen, su prop¨®sito principal es lograr justicia y reparaci¨®n¡±. El proceso se inicia en las casas de escucha repartidas por la regi¨®n, donde las v¨ªctimas son identificadas y reciben atenci¨®n m¨¦dica y psicol¨®gica. La entidad de Furaha las acompa?a durante todo el procedimiento jur¨ªdico, hasta incluso despu¨¦s de la sentencia. ¡°Antes, nuestro trabajo finalizaba con la decisi¨®n del juez, pero nos dimos cuenta que las mujeres necesitaban ayuda m¨¢s all¨¢ del juicio y solicitaban reparaci¨®n¡±.
Las leyes contra los delitos sexuales son positivas en nuestro pa¨ªs, pero el problema es que no se aplican. Exigimos su cumplimiento
A lo largo de su existencia, la organizaci¨®n ha logrado encarcelar a decenas de violadores, aunque poco despu¨¦s han salido en libertad. Furaha denuncia un contexto general de impunidad y falta de compensaci¨®n para con las v¨ªctimas. En este sentido, admite avances a la hora de legislar, castigar y perseguir delitos sexuales, pero exige la aplicaci¨®n rotunda de la ley. ¡°El marco jur¨ªdico es bueno, nuestra Constituci¨®n promulga la paridad y la protecci¨®n de la mujer en relaci¨®n a la violencia sexual y adem¨¢s estamos bajo paraguas de acuerdos internacionales que tambi¨¦n lo promulgan. Sin embargo, el mal gobierno imperante en nuestro pa¨ªs marca nuestro trabajo y dificulta las cosas¡±, asegura.
En esta l¨ªnea, el antiguo jard¨ªn privado del rey Leopoldo de B¨¦lgica, tierra f¨¦rtil en minerales y materias primas de codicia internacional ¡ªoro, cobalto, colt¨¢n o diamantes, entre otros¡ª sigue estando entre los pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta, seg¨²n la ONU, acechado por varios conflictos armados y dirigido con mano de hierro por Joseph Kabila, dos a?os despu¨¦s de que expirase su mandato constitucional. Esta situaci¨®n podr¨ªa revertirse con las elecciones convocadas para el pr¨®ximo 23 de diciembre donde el mandatario ha renunciado finalmente a presentarse, tras la presi¨®n social interna, y ha designado a un sucesor.
La sociedad civil desconf¨ªa de la transparencia de los comicios en el actual contexto de inestabilidad y con la disposici¨®n de m¨¢quinas digitales de votaci¨®n. No obstante, la abogada Cathy Furaha implora un cambio y sigue luchando por conseguirlo. Conf¨ªa en la fiscalizaci¨®n de las votaciones por parte de los movimientos sociales y reclama la implicaci¨®n real de la comunidad internacional para garantizar unos sufragios justos y una resoluci¨®n efectiva de la guerra. ¡°No necesitamos m¨¢s hipocres¨ªa y hacer ver como si se hiciera algo. El premio nobel de la Paz debe significar decir no a la proliferaci¨®n de armas, creadas por pa¨ªses terceros, y decir no a las multinacionales que explotan nuestros recursos impunemente para mantenernos arrodillados¡±.
Desde esta posici¨®n, Furaha advierte a las potencias mundiales y a las conciencias de sus poblaciones de que ¡°los problemas del Congo conciernen a todo el mundo, porque mientras la tecnolog¨ªa sigue evolucionando con nuestros materiales, nosotros continuamos sufriendo y muriendo¡±. Y sentencia: ¡°La dignidad humana debe pasar por delante de los intereses y el mundo entero debe escucharnos, porque nuestro SOS no es para nada m¨¢s que a favor de la vida¡±.
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