Adictos a la pornograf¨ªa
La pornograf¨ªa puede actuar como una droga. Cada vez m¨¢s personas acuden al terapeuta con problemas derivados de su consumo habitual. Sin embargo, tambi¨¦n puede ayudar a resolver una fase de astenia en la pareja.
NO HAY DUDA de que a los espa?oles les gusta el porno. En el ranking mundial de la web Pornhub, Espa?a ocupa el 13? lugar entre los pa¨ªses que m¨¢s consumen esos contenidos. Al margen de las consecuencias que el acceso a esas webs tiene en ni?os y adolescentes, el consumo de pornograf¨ªa en Internet est¨¢ afectando a la sexualidad de los adultos, y no siempre para bien. ¡°Esos contenidos destruyen nuestra capacidad natural de fantasear, matan la imaginaci¨®n, porque haces el amor con una pantalla mental, con las im¨¢genes que tienes en la cabeza, no con tu amante, y eso es terrible¡±, explica la psicoterapeuta Marie Lise Labont¨¦, autora del libro Hacer el amor con amor.
Los terapeutas tratan cada vez m¨¢s problemas derivados del consumo habitual de pornograf¨ªa. ¡°La saturaci¨®n de sexo con mucho impacto provoca un desencanto con la pareja, que no puede ofrecer ni la imagen ni el grado de excitaci¨®n que necesita un consumidor de porno, acostumbrado a un nivel alt¨ªsimo de im¨¢genes fabricadas para su estimulaci¨®n, con mujeres elegidas a la carta¡±, se?ala el sex¨®logo y terapeuta Pedro Villegas.
La pornograf¨ªa cumple los requisitos de las drogas adictivas: hay una recompensa inmediata ¡ªmasturbaci¨®n y orgasmo¡ª y se puede repetir cuantas veces se quiera de manera f¨¢cil, privada y gratuita. Se comienza viendo escenas light, suficientes al principio para la estimulaci¨®n y la liberaci¨®n de dopamina. Con el tiempo, para que se produzca la excitaci¨®n y se libere este neurotransmisor, se requiere cada vez un impacto m¨¢s fuerte, un est¨ªmulo mayor, ver escenas m¨¢s crudas.
Villegas, a sus 62 a?os, recuerda cuando la simple visi¨®n de un cuerpo provocaba una erecci¨®n: ¡°Entonces se ve¨ªa pornograf¨ªa para salvar un trastorno, normalmente la dificultad para excitarse con la pareja o la soledad. Ahora esos trastornos no son la causa de la pornograf¨ªa, sino su consecuencia¡±. En efecto, el consumo de porno est¨¢ muy relacionado con la soledad, seg¨²n los expertos. ¡°Hay hombres de 30 o 40 a?os que prefieren quedarse solos, sin pareja, porque el porno ofrece sexo sin problemas; el hombre tiene un deseo finalista, su objetivo es eyacular, y con la pornograf¨ªa tienen sexo r¨¢pido y sin problemas. El miedo a no dar la talla provoca mucha ansiedad, y sin pareja no tienen que satisfacer a una mujer o arriesgarse a que una noche a ella no le apetezca sexo¡±, a?ade el especialista. ¡°Ideas como en las que la mujer est¨¢ solo para dar placer, est¨¢n propiciando esa soledad cada vez mayor y una falta de compromiso con la pareja, a cambio de una sexualidad que consiste solo en ver, sin m¨¢s sentidos y sin mirar las consecuencias de esa vida solitaria en el futuro¡±.
El consumidor requiere cada vez escenas m¨¢s crudas para excitarse y para que el cuerpo pueda liberar dopamina
Seg¨²n Villegas, esto est¨¢ provocado en las mujeres un aburrimiento sexual por insatisfacci¨®n: en el porno, generalmente, la mujer es un objeto sin m¨¢s deseo ni goce que satisfacer al hombre. ¡°Esa tonter¨ªa de querer que todo el mundo haga pr¨¢cticas por sistema est¨¢ convirtiendo el sexo en algo aburrido y frustrante para la mayor¨ªa, sobre todo mujeres, que piensan que si no disfrutan con eso es porque son unas reprimidas o no saben hacerlo¡±.
A pesar de lo anterior, es indudable que la pornograf¨ªa, a la medida del gusto de cada cual, es excitante, desinhibe y despierta el deseo. Y eso puede resolver una fase de astenia en la pareja. Las condiciones para que estimule y fortalezca la relaci¨®n son claras: que sea una decisi¨®n acordada entre ambos y que compartan el momento. Labont¨¦ a?ade una precauci¨®n: ¡°Evitar que se convierta en costumbre, que la pareja no pueda excitarse sin esas im¨¢genes¡±.
Para la pareja que nunca ve el momento, Villegas recomienda una sugerente terapia alternativa al manido v¨ªdeo: ¡°Yo propongo que se lean uno a otro pasajes de literatura pornogr¨¢fica. Ah¨ª juegan la voz, los sentidos, la imaginaci¨®n de cada uno¡ Escuchar cosas fuertes, subidas, al otro, eso es mucho m¨¢s placentero y excitante que ver una pantalla¡±. La literatura, en fin, siempre es un salvavidas que nos rescata de lo vacuo y le devuelve el sentido al placer.?
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