Desafiar los t¨®picos
SE SUPONE que las modelos son un instrumento m¨¢s de la sociedad de consumo; esas bellezas hipn¨®ticas que nos inducen primero a so?ar, despu¨¦s a desear y finalmente a desenfundar la tarjeta de cr¨¦dito. Ese es su cometido. Pero Taja Feistner no quiere que usted compre m¨¢s ropa. Aboga por la utilizaci¨®n de prendas de segunda mano, el reciclaje de tejidos y, en ¨²ltima instancia, por productos que tengan la menor huella contaminante posible. Porque la suya no es una cruzada anticapitalista, sino medioambiental, lo que en una industria como la de la moda resulta igual de transgresor y, por qu¨¦ no decirlo, un poco incongruente. Pero es que, a sus 26 a?os, esta estadounidense de Des Moines (Iowa) no es una modelo al uso ni encaja en el t¨®pico trasnochado. Ese que presenta a estas mujeres como una versi¨®n en carne y hueso del cl¨¢sico maniqu¨ª de cart¨®n: de medidas perfectas y m¨¢s que pol¨ªticamente correctas, directamente mudas. Y Feistner no est¨¢ dispuesta a que la callen.
¡°Luzco pieles de animales en los shootings y eso me genera una lucha interna que intento gestionar con pragmatismo. Porque este trabajo me permite tambi¨¦n dar voz a otro modelo de producci¨®n¡±. Nada es blanco o negro en la industria de la moda, dice. Tampoco en t¨¦rminos de sostenibilidad. ¡°Mucha gente piensa que el algod¨®n org¨¢nico es una buena opci¨®n, pero para fabricarlo hace falta una cantidad ingente de agua. Y ?qu¨¦ es mejor: los tejidos sint¨¦ticos o los naturales? Estos ¨²ltimos no se pueden reciclar y muchos de los primeros s¨ª¡±. Su compromiso no es una pose, Feistner estudia un grado en Energ¨ªa y Pol¨ªtica sobre Sostenibilidad en la Universidad neoyorquina de Penn. Dice que hacerlo le mantiene en contacto con la realidad y le ofrece otra perspectiva sobre s¨ª misma. Adem¨¢s, est¨¢ poniendo en marcha su propia marca medioambientalmente responsable y desarrolla proyectos art¨ªsticos multimedia con su novio, el fot¨®grafo de moda Alexander Saladrigas, en los que el mensaje ecol¨®gico es protagonista.
Pertenece a esa generaci¨®n de modelos que saben que su carrera puede durar menos que una licenciatura, aunque, como en su caso, cuente con Prada o Louis Vuitton entre sus clientes m¨¢s fieles. Feistner lleva seis a?os en la brecha, pero la ¨¦poca en la que las top models eran estrellas globales qued¨® atr¨¢s. Con ella tambi¨¦n lo hicieron algunas pr¨¢cticas y comportamientos inaceptables. ¡°Desde la pol¨¦mica por los casos de acoso sexual a modelos, todo el mundo mira m¨¢s lo que dice y hace porque sabe que, gracias a las redes sociales, cualquier problema puede hacerse viral en un segundo¡±, argumenta. Tambi¨¦n han empezado a habilitarse probadores en el backstage de los desfiles. La pr¨¢ctica habitual es que las modelos se vistan y desvistan en un espacio abierto, delante de todo el mundo. ¡°Todav¨ªa recuerdo uno de mis primeros trabajos. Antes de la sesi¨®n me pusieron totalmente desnuda en medio de un grupo de gente que hablaba en italiano mientras daba vueltas a mi alrededor. Supongo que comentaban los pros y contras de mi cuerpo, pero yo no entend¨ªa nada¡±.
Las modelos ¡ªreflexiona¡ª deben aprender a enfrentarse al rechazo constante desde el comienzo de sus carreras, lo que en muchos casos significa hacerlo antes incluso de cumplir la mayor¨ªa de edad. Son escogidas o desechadas en cuesti¨®n de segundos. Mucha cadera, poca cadera, ojos peque?os, ojos demasiado grandes. ¡°Mis primeros cuatro meses no consegu¨ª ni un solo trabajo. Iba a un casting tras otro y en todos me dec¨ªan: ¡®No¡¯. Era muy t¨ªmida y no miraba a c¨¢mara¡±.
Ahora, las exigencias son mayores: las dimensiones de las modelos no solo se miden en cent¨ªmetros, sino tambi¨¦n en followers. ¡°Saben que, si tienes muchos, su desfile se va a viralizar. As¨ª que, adem¨¢s de apuntar tu contorno de pecho, cintura y caderas, te piden que indiques tus seguidores en Instagram¡±. As¨ª, en la era 3.0, las medidas de Feistner son 80-60-87-36.000.
Si el glamour que se le supone a su oficio es, como dice, solo un espejismo, al menos la historia de c¨®mo fue descubierta es digna de un cuento de hadas moderno. Un representante se fij¨® en ella mientras serv¨ªa mesas en un restaurante de la cadena Monica¡¯s Fried Chicken en Des Moines. El actor Ashton Kutcher llam¨® la atenci¨®n de un agente en otro local de la misma franquicia. ¡°Se ve que ten¨ªa buen ojo para escoger a sus empleados¡±.?
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