Soraya Rodr¨ªguez, ?de la rosa al naranja?

Soraya Rodr¨ªguez (Valladolid, 1963) ha abjurado del PSOE tanto como el PSOE parece haber abjurado de ella. De hecho, la noticia de su renuncia al carn¨¦ de la rosa, justificada por una alergia al sanchismo, fue expuesta a una coreograf¨ªa de la indignaci¨®n. Empezando por el secretario de organizaci¨®n del partido, cuya beligerancia verbal retrataba impl¨ªcitamente la envergadura o el hueco de la exdiputada: ¡°Siento tristeza y horror pol¨ªtico¡±.

El tremendismo tuvo repercusi¨®n en otras voces de relevancia. Su colega vallisoletano ?scar Puente hablaba de ¡°cinismo insoportable¡±. Carmen Calvo remarcaba que un verdadero socialista nunca abandona el barco del PSOE. Y Jos¨¦ Blanco, eurodiputado en Estrasburgo, se arrepent¨ªa de ¡°haberla apoyado tanto tiempo¡±. ¡°?Y los principios? ?Es mejor abrazarse a la derecha?¡±, se preguntaba estupefacto el exministro de Rodr¨ªguez Zapatero.

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Era una reacci¨®n preventiva no tanto a la espant¨¢ de Soraya Rodr¨ªguez, como a la hip¨®tesis de que se alojase en otro partido. Ninguno m¨¢s propicio que Ciudadanos. La propia protagonista nos confirmaba que el viaje al territorio naranja es una posibilidad veros¨ªmil.

Veros¨ªmil y dolorosa, toda vez que el carn¨¦ del PSOE fue para Soraya Rodr¨ªguez la manera de celebrar la mayor¨ªa de edad. Lo adquiri¨® a los 18 a?os bajo la devoci¨®n a Felipe Gonz¨¢lez. Y como instrumento militante en la lucha del feminismo. Quiso ser fiscal Rodr¨ªguez, pero la carrera de abogada le permiti¨® defender a las mujeres maltratadas en la primera casa de acogida que se hab¨ªa creado en Valladolid en 1996. Transcurridos 23 a?os, Soraya ha madurado la decisi¨®n de marcharse despu¨¦s de haber recorrido todos los jalones del escalaf¨®n: concejal, eurodiputada, secretaria de Estado, diputada nacional y hasta portavoz en el Congreso.

Proven¨ªa del zapaterismo. La promocion¨® Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Y se ha quedado sin aire en los tiempos del sanchismo. Es verdad que formaba parte de los 84 diputados con que acaba de expirar la legislatura, pero tambi¨¦n pertenece a las se?or¨ªas que protagonizaron la abstenci¨®n a la investidura de Rajoy (2016). S¨¢nchez renunci¨® entonces a su acta de dipu?tado. Y regres¨® al trono de Ferraz por medio de unas primarias que le opusieron a Susana D¨ªaz. Soraya Rodr¨ªguez se hab¨ªa alineado con la lideresa andaluza. Y se ha alojado en la disidencia conceptual. Porque recelaba del gobierno en minor¨ªa. Porque rechazaba los acercamientos al soberanismo. Y porque expuso su indignaci¨®n cuando apareci¨® en escena la figura incendiaria del ¡°relator¡±.

Se le hab¨ªa declarado una brecha a S¨¢nchez en el grupo parlamentario y se le hab¨ªan sublevado contempor¨¢neamente las baron¨ªas, empezando por la indignaci¨®n de Garc¨ªa Page en Castilla-La Mancha, de forma que Soraya Rodr¨ªguez, cabecilla de la revuelta en los medios, ya asum¨ªa entonces que pod¨ªan represaliarla en las listas de las elecciones del 28 de abril. ¡°Y lo entiendo perfectamente¡±, se?alaba a EL PA?S. ¡°Tan natural es que yo pueda discrepar de la l¨ªnea actual del PSOE, como que el PSOE no me considere entre sus recursos pol¨ªticos¡±.

Tanto impresion¨® a Zapatero en un mitin que la ungi¨® como candidata a la alcald¨ªa de Valladolid

El divorcio se precipita despu¨¦s de una relaci¨®n de 38 a?os, aunque la carrera adquiri¨® vuelo a finales de los noventa, primero como diputada en Estrasburgo y luego como recurso de la pol¨ªtica municipal. Tanto le impresion¨® a Zapatero en un mitin que la ungi¨® como candidata a la alcald¨ªa pucelana (2007). La apuesta se malogr¨® con la mayor¨ªa absoluta de Le¨®n de la Riva (PP), pero no detuvo la trayectoria de Soraya Rodr¨ªguez. El presidente socialista la elev¨® al rango de secretaria de Estado de Cooperaci¨®n (2008-2011), y Rubalcaba la escogi¨® como portavoz en el Congreso (2012-2014). Soraya la socialista se enfrentaba a Soraya la popular. Vallisoletanas ambas. ¡°Cuando sal¨ªa a discutir con ella, me conformaba con empatar¡±, evoca Rodr¨ªguez sobre su contrincante. ¡°Eran tiempos dif¨ªciles. El PP era un rodillo. S¨¢enz de Santamar¨ªa era dura, pero nunca intoxicaba los debates¡±.

Los dos a?os que han sucedido a la experiencia han sido probablemente los m¨¢s duros. Y los m¨¢s expuestos al hostigamiento de los militantes sanchistas. Del primer plano al tercero, Rodr¨ªguez representaba m¨¢s la resignaci¨®n que la resistencia a la estrategia de Pedro S¨¢nchez. Ha dispuesto de m¨¢s tiempo para leer ¡ªDelibes, Due?as, novela hist¨®rica, poes¨ªa¡ª, para estrechar relaciones con el cine espa?ol ¡ªCoixet, Almod¨®var, Bollain¡ª, para disciplinarse con Pilates. Y ha roto el carn¨¦ del PSOE lejos de toda impulsividad.

¡°Yo estuve all¨ª¡±, fue el lema de los socialistas que arroparon a Rubalcaba cuando su rival hist¨®rica, Carme Chac¨®n, cuestion¨® la gesti¨®n del PSOE y del Ejecutivo en los estertores del zapaterismo. Firm¨® Soraya Rodr¨ªguez el manifiesto. Y abri¨® distancias con la exministra de Defensa, pero el lema ha recuperado un valor premonitorio. Estuvo all¨ª, pero ya no est¨¢.

¡°Mi sitio es el constitucionalismo¡±, concluye. ¡°Si hay partidos que lo representan mejor que el PSOE, no creo que deba escandalizarse nadie, pero me produce tristeza que se me llam¨¦ tr¨¢nsfuga o traidora. Yo no he traicionado al PSOE¡­¡±.