Muy Pedro y mucho espa?ol
Vista con perspectiva, la filmograf¨ªa de Almod¨®var funciona igual de bien como term¨®metro de la sociedad espa?ola que como retrato del propio cineasta
Pedro Almod¨®var nunca ha rodado en Estados Unidos (y mire que le tentaron con Sister act o Las horas) porque no es que ¨¦l solo quiera retratar Espa?a, es que no puede evitarlo. La observa desde la barrera, cont¨¢ndola mediante sus dos extremos (los artistas y los obreros: los que hacen y los que se dejan hacer) con una voz que mezcla a Valle-Incl¨¢n, a Martes y 13 y a Ingmar Bergman.
De la filosof¨ªa del maric¨®n el ¨²ltimo de la primera democracia, cuando el pa¨ªs probaba cosas nuevas para ver cu¨¢l le daba gustito, pas¨® a la prosperidad de doble filo de la Expo (Andrea Caracortada, la s¨¢dica sacerdotisa de la telerrealidad patrocinada en Kika, funcionaba como una grotesca hip¨¦rbole de la Nieves Herrero de Alc¨¤sser) y los Oscar de Todo sobre mi madre y Hable con ella adscribieron el Espa?a va bien al primer mundo.
Observa a Espa?a desde la barrera, cont¨¢ndola mediante sus dos extremos con una voz que mezcla a Valle-Incl¨¢n, a Martes y 13 y a Ingmar Bergman
En el cine de Pedro Almod¨®var el pasado es como un cord¨®n desatado: permite caminar, pero no del todo a gusto. Por eso sus hero¨ªnas acaban volviendo al pueblo (La flor de mi secreto, Volver), el ¨²nico escenario donde los espa?oles se sienten en casa-casa de verdad. Pero cuando rod¨® un espejo deformador expl¨ªcito de la sociedad, Los amantes pasajeros, se le despreci¨® acus¨¢ndole de haber perdido el sentido del humor.
Lo cierto es que Espa?a tambi¨¦n lo hab¨ªa perdido y la mayor s¨¢tira nacional de aquella pel¨ªcula era estar rodada en un aeropuerto, el de Ciudad Real, que nunca hab¨ªa alojado aviones. Hoy Almod¨®var reconoce que ya no sale de casa, as¨ª que en tiempos de Instagram tiene sentido que, con Dolor y gloria, se ponga el espejo delante para contarse a s¨ª mismo en vez de para contar a Espa?a. ?Pero acaso no es lo mismo?
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