Ya no es financiar el proyecto, sino asegurar que el proyecto se financie
?Por qu¨¦ tradicionalmente el sector privado no ha ido hacia las necesidades del mundo de la ayuda al desarrollo? ?Qu¨¦ teme a la hora de invertir en pa¨ªses pobres?
?Puede la ayuda al desarrollo destinar dinero al sector privado en vez de hacerlo a sus receptores tradicionales (ONG, estados de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo¡)?
Quiz¨¢s el debate se origin¨® el 25 de septiembre del 2015. En esa fecha, la Asamblea General de la ONU aprob¨® el paso desde los 8 Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM) hasta los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esto puso de manifiesto dos hechos importantes: primero, el presupuesto total de los objetivos pasaba de medirse en billones a hacerlo en trillones de d¨®lares. Segundo, se incrementaba copiosamente la brecha entre los fondos disponibles y los aproximadamente 3,9 trillones de d¨®lares necesarios para alcanzar estos objetivos.
Se evidenciaron tres cosas. Primero, que el establecimiento de los nuevos objetivos evidenciaba que los donantes tradicionales no ten¨ªan (ni probablemente tendr¨ªan nunca) la capacidad financiera para hacer frente a los nuevos retos definidos. Segundo, entre esos ODS son muchos los t¨ªpicamente econ¨®micos (crecimiento econ¨®mico, producci¨®n, consumo¡) y tradicionalmente es el sector privado el que se ocupa de esos temas. Tercero, se ha demostrado que existe una correlaci¨®n entre la ausencia de dinero privado y la pobreza.
Todo esto nos lleva a la conclusi¨®n de que habr¨ªa que movilizar al sector privado para que acuda a las necesidades de la ayuda al desarrollo. Frente a esto, comprobamos el recelo de la Inversi¨®n privada a dirigirse hacia los pa¨ªses pobres. Un ejemplo: en los ¨²ltimos a?os, el sector privado ha preferido comprar deuda p¨²blica alemana (con rendimientos negativos) a invertir en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
?Por qu¨¦ tradicionalmente el sector privado no ha ido hacia las necesidades del mundo de la ayuda al desarrollo? ?Qu¨¦ teme el sector privado a la hora de invertir en pa¨ªses pobres?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la participaci¨®n del sector privado en las actividades de ayuda al desarrollo aumentar¨¢ mucho las probabilidades de que estas actividades sean rentables econ¨®micamente
El dinero privado, en este contexto, se preocupa mayoritariamente por tres componentes, que definiremos como elementos de riesgo: el rendimiento de la inversi¨®n (es decir, ?cu¨¢nto dinero me aportar¨¢ la inversi¨®n realizada?), el ambiente de negocio (?es el entorno donde voy a invertir suficientemente seguro como para recuperar mi dinero?) y la asistencia t¨¦cnica (?se cuenta con suficiente refuerzo tecnol¨®gico como para asegurar el ¨¦xito del proyecto de inversi¨®n?).
De lo que se trata es de reducir el riesgo de estos tres componentes. Gran parte del trabajo que las instituciones tradicionales de ayuda al desarrollo han estado haciendo hasta ahora ha sido precisamente ese: reducir el riesgo de dos de estos componentes. Primero, reforzando el ambiente de negocio (por ejemplo, fortaleciendo la estabilidad pol¨ªtica e institucional de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo) y, segundo, proveyendo asistencia t¨¦cnica (apoyando la capacidad t¨¦cnica de los proyectos puestos en marcha).
La novedad consiste en que las instituciones de ayuda al desarrollo deber¨¢n, a partir de ahora, encargarse adem¨¢s del rendimiento de la inversi¨®n privada. Eso, en este contexto equivale a responder a la siguiente pregunta: una vez que hemos hecho llegar a la inversi¨®n privada a la actividad de ayuda al desarrollo, ?qui¨¦n pagar¨¢ si el dinero invertido no vuelve?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la participaci¨®n del sector privado en las actividades de ayuda al desarrollo aumentar¨¢ mucho las probabilidades de que estas actividades sean rentables econ¨®micamente. Ahora respondemos a la pregunta del p¨¢rrafo anterior: las instituciones tradicionales de ayuda al desarrollo podr¨¢n crear determinados instrumentos espec¨ªficos que llamaremos garant¨ªas de desarrollo. Podr¨ªamos clasificar estas garant¨ªas en funci¨®n del apetito por el riesgo de los garantes: primera p¨¦rdida (si hay p¨¦rdidas, los que emitieron estas garant¨ªas ser¨¢n los primeros que perder¨¢n el dinero),? segunda p¨¦rdida¡
Las instituciones tradicionales de ayuda al desarrollo podr¨ªan ser las primeras en no recobrar el dinero en caso de que no se generen beneficios: como afirma un funcionario de una instituci¨®n internacional que prefiere guardar el anonimato, "si las instituciones del desarrollo no pierden dinero, es que no est¨¢n haciendo bien su trabajo".
La realidad cambia constantemente. La ayuda al desarrollo evoluciona sin parar y las instituciones que se ocupan de este mundo deben adaptarse a los nuevos tiempos. No se trata de abandonar a los receptores tradicionales de la ayuda al desarrollo, sino de hacer part¨ªcipe tambi¨¦n a la actividad privada. El objetivo es que la participaci¨®n privada tenga un efecto multiplicador en la actividad de la ayuda al desarrollo.
Miguel Forcat Luque es economista por la Universidad Complutense de Madrid y trabaja para la Comisi¨®n de la Uni¨®n Europea. Este art¨ªculo no refleja necesariamente el punto de vista de la instituci¨®n para la que trabaja.
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