¡°?Qui¨¦n pod¨ªa imaginar que yo tendr¨ªa la tentaci¨®n de perder la vida?¡±
El cient¨ªfico Carlos L¨®pez Ot¨ªn, Premio Nacional de Investigaci¨®n, confiesa en un libro que pens¨® en suicidarse tras sentir "el aliento del acoso laboral"
Dice Carlos L¨®pez Ot¨ªn que se sent¨ªa ¡°el hombre m¨¢s feliz del mundo¡± hasta un d¨ªa del verano de 2017, cuando se convirti¨®, en un abrir y cerrar de ojos, en ¡°el hombre m¨¢s triste del mundo¡±. El catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica es uno de los 10 cient¨ªficos europeos con mayor impacto en el an¨¢lisis de los secretos moleculares del c¨¢ncer y del envejecimiento. Con su grupo de la Universidad de Oviedo, cuenta que ha descifrado el genoma de centenares de pacientes con c¨¢ncer, ha descubierto dos nuevos s¨ªndromes de envejecimiento acelerado y ha hallado nuevos genes causantes de la muerte s¨²bita y el melanoma hereditario. Hace ya una d¨¦cada, L¨®pez Ot¨ªn recibi¨® de manos del rey Juan Carlos el Premio Nacional de Investigaci¨®n, dotado con 100.000 euros.
Sin embargo, recuerda, aquel d¨ªa del verano de 2017 ¡°todo empez¨® a quebrarse¡±. Un colega le avis¨® de que "alguien" se hab¨ªa dedicado a revisar los 450 art¨ªculos cient¨ªficos publicados a lo largo de su carrera en busca de irregularidades. La web PubPeer, en la que los usuarios comentan art¨ªculos cient¨ªficos ajenos de manera an¨®nima, estaba llena de ataques contra L¨®pez Ot¨ªn. Durante meses, se defendi¨® de las acusaciones, repitiendo los experimentos que se pon¨ªan en duda. Pero, a comienzos de junio de 2018, ¡°una sorprendente infecci¨®n¡± en su bioterio (donde se mantienen los animales de laboratorio en un ambiente adecuado) aniquil¨® a los m¨¢s de 5.000 ratones modificados gen¨¦ticamente dise?ados por su equipo durante a?os para estudiar el c¨¢ncer y el envejecimiento. ¡°Ese mismo d¨ªa por la tarde vine a Madrid al psiquiatra¡±, narra. Aquel mes de junio, el bioqu¨ªmico,?nacido en Sabi?¨¢nigo (Huesca) en 1958, se aisl¨® del mundo. El resultado es un libro, La vida en cuatro letras (Paid¨®s), en el que L¨®pez Ot¨ªn cuenta su descenso a los infiernos y confiesa que pens¨® en el suicidio.
Pregunta. Escribe usted que La vida en cuatro letras es un libro de autoayuda, pero concebido en primer lugar para ayudar a su autor. Cuenta que se sent¨ªa "el hombre m¨¢s feliz del mundo" y pas¨® a ser "el m¨¢s triste".
Respuesta. S¨ª, tal cual. He vivido muy feliz durante casi 60 a?os. Y, de repente, todo se tambalea. Pasan cosas que no te imaginas y que te parecen incre¨ªbles, no entiendes nada. Dices: pero si toda mi vida ha sido lineal y con un prop¨®sito social. Y todo tiene una explicaci¨®n banal: m¨ªnimas envidias universitarias. Esto pone en marcha una maquinaria y te das cuenta de que hoy, en el mundo actual, si alguien quiere hacer da?o y se lo trabaja puede destruir la vida de cualquiera. Y despu¨¦s sobrevino el acontecimiento del bioterio y en un d¨ªa perdimos el futuro: todos los animales modificados gen¨¦ticamente que constitu¨ªan la base de nuestro trabajo y de muchos otros laboratorios en el mundo.
"Vine a Madrid y me dijo el psiquiatra que me ten¨ªa que someter a un aislamiento total"
P. ?Qu¨¦ d¨ªa fue eso?
R. Un d¨ªa de la primera semana de junio de 2018. Ese mismo d¨ªa por la tarde vine a Madrid al psiquiatra. Nunca hab¨ªa tenido una enfermedad de ning¨²n tipo, ni f¨ªsica ni mental ni nada. Pero ese d¨ªa sent¨ª que hab¨ªa perdido mi ikigai, mi prop¨®sito. El psiquiatra me dijo que me ten¨ªa que someter a un aislamiento total y propuso ingresarme en una cl¨ªnica. Yo le dije que eso era muy fuerte para mi mente y que pod¨ªa tener una disciplina, como siempre la he tenido, m¨¢xima. Y, bajo protecci¨®n o vigilancia continua, me retir¨¦ a la casa de mi hija en Mallorca y en 28 d¨ªas escrib¨ª el libro. Esta es la historia de este libro. Surge de all¨ª, pero trata de llegar a la conclusi¨®n de que, en el mundo actual, no hay defensa posible ante el da?o que se amplifica, sin que nadie te pregunte. Y llega a un nivel que se amplifica tanto que se suman otras personas y, entonces, est¨¢s perdido completamente. Tambi¨¦n te das cuenta de que no eres el primero al que le pasa, sino que ahora ocurre masivamente. Y la respuesta va desde obviarlo completamente ¡ªque quieren retirar un art¨ªculo, vale, pues lo retiro yo ma?ana mismo a ver si me dej¨¢is en paz¡ª o suicidarte. He estudiado con mucho detalle qui¨¦n se ha suicidado y por qu¨¦. Esto formar¨¢ parte, espero, de otro libro, alg¨²n d¨ªa.
P. Cuenta en el libro que un d¨ªa de verano de 2017 "todo comenz¨® a quebrarse". ?Qu¨¦ pas¨® ese d¨ªa?
R. Alguien me dijo que en algunas redes sociales hab¨ªan enviado comentarios sobre algunos art¨ªculos nuestros. Alguien hab¨ªa dedicado mucho, mucho tiempo a revisar hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de nuestros m¨¢s de 450 art¨ªculos cient¨ªficos, a ver qu¨¦ pod¨ªa encontrar. Y no encontr¨® nada. Nada serio. Nada cient¨ªfico. Ninguna duda. Soy el cient¨ªfico quiz¨¢ m¨¢s citado de Espa?a y estoy entre los 10 m¨¢s citados de Europa en nuestra especialidad. Esto indica que todos los art¨ªculos se han validado: tienen miles y miles de citas. La gente que quiere hacer da?o puede hasta inventarse las cosas. Todo esto lo sufr¨ª, nada distinto de lo que le pasa a otra gente, y resist¨ª. Pero lo verdaderamente grave fue la p¨¦rdida de los ratones. Eso es lo que me quebr¨® definitivamente.
P. Afirma en su libro que sinti¨® "muy cerca el aliento del acoso laboral". ?A qu¨¦ se refiere con acoso laboral? ?Sufri¨® acoso dentro de la Universidad de Oviedo?
R. Claro, esto est¨¢ estudiado: el acoso basado en buscar detalles de algo que est¨¦ mal y en amplificarlos para que parezca que tu ciencia es incorrecta. Esto, en el 87% de los casos, surge desde dentro y por problemas en alguna promoci¨®n interna: alguien que no ha sacado una plaza o cosas as¨ª. ?Qu¨¦ significa el acoso laboral? Mi prop¨®sito en la investigaci¨®n era dedicarme a los pacientes y a la ciencia. Y, cuando te acosa alguien, de lo que est¨¢s pendiente cada d¨ªa es de ver qu¨¦ an¨®nimo te van a mandar.
"Me parece tan ofensiva la pregunta de si yo he hecho trampas"
P. ?Usted sabe qui¨¦n es la persona que colgaba los comentarios en PubPeer?
R. Claro.
P. ?Y ha hablado con esa persona?
R. No, porque todo el mundo me dijo que lo mejor era aguantar y no hacerlo crecer.
P. Escribi¨® este libro en junio de 2018. Seis meses despu¨¦s, en diciembre, usted retract¨® uno de sus art¨ªculos cient¨ªficos, publicado en la revista Nature Cell Biology [era una investigaci¨®n en la que describ¨ªa una mol¨¦cula que duplicaba la esperanza de vida de ratones con envejecimiento acelerado].
R. Tengo 450 art¨ªculos. Lo que pas¨® con el de Nature Cell Biology no tiene nada que ver con el libro. Es un art¨ªculo perfectamente validado que dio lugar a trabajos buen¨ªsimos publicados en las revistas Cell y en Nature. En el caso de aquel art¨ªculo, durante un a?o estuvieron acosando a los estudiantes que lo hab¨ªan hecho, por una cuesti¨®n derivada de su trabajo en otro laboratorio. Ya no estaban desde hac¨ªa cinco a?os en mi laboratorio, por esa cuesti¨®n. Y los acosaron continuamente. Despu¨¦s de un a?o de pedirles los datos de los experimentos, no encontraron unos triplicados de uno de ellos. Hab¨ªan hecho los experimentos hac¨ªa m¨¢s de cinco a?os y no estaban los triplicados de uno. La presi¨®n era tal que decidimos retirar ese trabajo.
"Las redes del acoso presionan a las revistas cient¨ªficas con miles y miles de tuits"
P. En enero de 2019, retir¨® ocho estudios m¨¢s, con fallos menores, a petici¨®n de la revista especializada Journal of Biological Chemistry. Usted tiene publicados 450 estudios y le han retirado o ha retractado nueve de ellos. ?C¨®mo explicar¨ªa a un lector la importancia que tiene esto?
R. Ninguna.
P. ?Usted ha hecho trampas alguna vez en su vida?
R. Por favor, esto es ofensivo. Ah¨ª est¨¢ la respuesta que hubo. [Medio centenar de prestigiosos cient¨ªficos ¡ªcomo la bioqu¨ªmica Margarita Salas, el genetista ?ngel Carracedo y la exministra Cristina Garmendia¡ª escribieron a los editores del Journal of Biological Chemistry para defender que las ¡°anomal¨ªas¡± detectadas en los ocho art¨ªculos de L¨®pez Ot¨ªn no invalidaban en absoluto sus conclusiones].
P. Me refiero tambi¨¦n a su equipo. Alguien ser¨¢ responsable.
R. ?Y por qu¨¦ no se detectaron en 20 a?os? Es insignificante. Es volver a hablar de una cosa que pas¨® hace 20 a?os.
"Yo no soy creyente, en absoluto, pero tengo much¨ªsimo respeto por las personas creyentes"
P. Bueno, la retirada de los ocho art¨ªculos fue el pasado enero.
R. Es insignificante, irrelevante. Se repitieron todos los experimentos y se enviaron a la revista. Y centenares de cient¨ªficos han dicho que esto ya no tiene sentido. ?Por qu¨¦ pasa esto? Porque las redes del acoso presionan a las revistas con miles y miles de tuits, porque viven de eso. Me parece tan ofensiva la pregunta de si yo he hecho trampas...
P. Alguien cometer¨ªa los errores, a prop¨®sito o no, quiz¨¢ para ahorrar tiempo. [En el periodo en el que se publicaron los ocho art¨ªculos retirados, entre 2000 y 2007, hab¨ªa una carrera internacional para descubrir los genes relacionados con el c¨¢ncer].
R. Yo habl¨¦ con todos [los coautores]. Nadie me dijo que lo hab¨ªa hecho a prop¨®sito. Obviamente, si hay alg¨²n error se corrige y ya est¨¢.
P. Mi pregunta es si algunos de esos errores m¨ªnimos se cometieron con la voluntad de ahorrar tiempo y si usted ha identificado a la persona responsable y ha hablado con ella.
R. S¨ª, claro. Se identificaron a las personas, se habl¨® de qu¨¦ pas¨®. Ninguno est¨¢ en el laboratorio. A m¨ª esto me ha hecho much¨ªsimo da?o, pero qu¨¦ le voy a hacer, lo tengo que asumir. En la vida llegan cosas f¨¢ciles, cosas buenas y cosas dif¨ªciles. Pero esto es irrelevante. Los art¨ªculos [retirados] se han citado miles de veces y los podemos publicar donde queramos. Y, despu¨¦s, ?qu¨¦ voy a hacer con las personas? ?Les digo: "Oye, ahora suicidaos, porque hab¨¦is cometido errores?".
"No han podido encontrar ning¨²n defecto grande en nuestros estudios, pese a que les hubiera encantado"
P. En absoluto.
R. Pues ya est¨¢. Oye, cometisteis un error. ?Qui¨¦n no ha cometido un error? ?Qu¨¦ les voy a decir yo? Pues lo siento. ?Por qu¨¦ no se dio cuenta nadie? Porque son errores insignificantes o indetectables. Es irrelevante. Si dijeran que nos hemos inventado un experimento... pero no han podido encontrar ning¨²n defecto grande, pese a que les hubiera encantado. No han podido.
P. Usted dedica el libro a su amigo Juan Valc¨¢rcel, del Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica de Barcelona. ?l mismo explic¨® a este peri¨®dico: "En los art¨ªculos retirados hay errores humanos y tambi¨¦n hay intentos de algunos de los coautores de mejorar est¨¦ticamente algunas figuras". Eso lo dijo Valc¨¢rcel.
R. Claro.
P. O sea que hubo un intento de embellecer o ganar tiempo, ganar aunque fuera dos semanas para publicar los resultados antes, ?no? Simplemente eso.
R. S¨ª.
P. ?C¨®mo es posible que hubiera una infecci¨®n en su bioterio? ?Saben qu¨¦ pas¨®?
R. No, ni lo estudi¨¦ ni lo estudiar¨¦. El principal da?o es en mi mente, todo lo dem¨¢s me da igual.
P. ?Eran solo sus ratones o los de toda la Universidad de Oviedo?
R. No, el 95% de ese bioterio lo creamos nosotros. Buscamos la financiaci¨®n nosotros, lo construimos nosotros y la inmensa mayor¨ªa, por no decir todo lo que hay all¨ª, es nuestro.
P. ?Piensa que fue una infecci¨®n natural?
R. No tengo ni idea. Ni lo voy a discutir ni lo voy a mirar nunca.
P. ?Pero le cabe la posibilidad de que fuese alguien?
R. No me lo pregunto ni me interesa.
P. Usted en el libro cuenta que desahuciaron a su familia.
R. Yo ten¨ªa 17 a?os y estaba en la universidad.
"No esperaba asombrarme de hasta d¨®nde pueden llegar actualmente los niveles de perversi¨®n de unos pocos humanos"
P. Cuenta que fue porque unos empresarios no pagaron a su padre. ?C¨®mo vivi¨® el desahucio?
R. Yo viv¨ªa en Madrid, en Lavapi¨¦s. Lo viv¨ª con distancia. Despu¨¦s, de mayor, lo viv¨ª mucho peor, cuando entend¨ª por qu¨¦ mi padre se hab¨ªa retirado del mundo. Cuando le pas¨® esto, un amigo suyo le dej¨® un piso, que es en el que han vivido toda la vida. Durante 10 a?os no sali¨® de casa. Muri¨® de alzh¨¦imer pasados los 90 a?os. Y esto le ocurri¨® cuando ten¨ªa 50 y algo.
P. Usted tambi¨¦n cuenta que le hubiese gustado ahorrar sufrimientos a su padre. ?Qu¨¦ opina del actual debate sobre la eutanasia y la muerte digna?
R. A m¨ª me gustar¨ªa que cada persona tuviera la oportunidad de decidir qu¨¦ es lo mejor para ella, para su entorno o para su familia. Y respeto absolutamente las posiciones contrarias. Esto se discute much¨ªsimo en mis clases: respeto m¨¢ximo a todo. Pero no me gustar¨ªa que nadie me impusiera lo que tengo que hacer con mi vida, aunque respeto a quien piensa al rev¨¦s. Yo no soy creyente, en absoluto, pero entre mis mejores amigos, Sammy Basso por ejemplo, hay algunos que son extraordinariamente creyentes. Hay m¨¢s personas creyentes que no creyentes y yo tengo much¨ªsimo respeto por ellas. Y, desde luego, tengo un alto sentido de la espiritualidad humana.
P. ?La trascendencia de la que habla en el libro?
R. No, no la trascendencia. Yo no me siento trascendente en absoluto. Trascendencia para m¨ª es que est¨¦s aqu¨ª y puedas trascender hacia otra dimensi¨®n o hacia el futuro. Espiritualidad, para m¨ª, es que mientras estoy aqu¨ª me gusta tener sentimientos profundos, pero enfocados hacia la especie humana.
P. Usted afirma que no es creyente y lo sugiere varias veces en el libro. Escribe: "Tampoco parece que obedezca al sensato prop¨®sito de un dise?ador inteligente el hecho de que cada d¨ªa vengan al mundo miles de ni?os con enfermedades causadas por defectos gen¨¦ticos hereditarios". Usted ten¨ªa un consultorio de gen¨®mica social los viernes. Habr¨¢ visto de todo.
"En mi caso, el apoyo social ha sido tan extraordinario que me parece exagerado"
R. De todo. Lo peor. ?Qui¨¦n acud¨ªa all¨ª? A quien no se le hab¨ªa podido ayudar de ninguna otra manera en los sitios convencionales. ?Qu¨¦ pod¨ªamos hacer nosotros? Ten¨ªamos una experiencia que, en su momento, era ¨²nica en Espa?a: la capacidad para estudiar genomas muy profundamente, con programas que desarrollamos nosotros en el laboratorio y con l¨¢piz y papel. Una vez que ten¨ªamos todos los datos posibles mediante t¨¦cnicas inform¨¢ticas, pas¨¢bamos a la mirada humana, que yo creo que es fundamental para resolver problemas que las m¨¢quinas no han podido resolver todav¨ªa. La mayor¨ªa de los ¨¦xitos del laboratorio en este sentido han sido por conjugar las tecnolog¨ªas m¨¢s avanzadas del mundo con la mirada humana. Por cierto, la consulta de gen¨®mica social no se pudo mantener porque ya no estaba yo. Todo son complejidades.
P. ?No la va a retomar?
R. No lo s¨¦. Ahora trato de sobrevivir, simplemente. Trato de reconstruir el laboratorio, en primer lugar. Tengo mis clases y hay alg¨²n trabajo que estamos intentando sacar adelante. El de Sammy [Basso, un joven bi¨®logo italiano de 23 a?os que sufre un envejecimiento acelerado] fue el mejor ejemplo, porque para m¨ª era la culminaci¨®n de mi carrera cient¨ªfica. No creo que pueda hacer un trabajo que conjugue de una manera tan importante la ciencia con el humanismo: saber que uno de mis estudiantes ha sido adem¨¢s un paciente que se ha beneficiado de los estudios de una manera tal que le ha permitido sobrevivir, estudiar y venir a trabajar sobre su propia enfermedad. Y publicar un art¨ªculo del m¨¢ximo impacto, porque es la primera vez que se hac¨ªa con ¨¦xito edici¨®n g¨¦nica de una enfermedad sist¨¦mica. Y que Sammy sea coautor de ese trabajo me parece que es cerrar un c¨ªrculo definitivo en mi vida. Coincidi¨® con todas estas cat¨¢strofes y lo sacamos adelante.
P. La publicaci¨®n de ese art¨ªculo en la revista Nature Medicine le sirvi¨® de est¨ªmulo.
R. Much¨ªsimo. Yo no sab¨ªa si podr¨ªamos sacar adelante el trabajo. Pusimos todo el esfuerzo de recomposici¨®n tras la hecatombe. Ahora habr¨¢ que recuperar las l¨ªneas de investigaci¨®n una a una y empezar a hacer los experimentos. Necesitaremos cinco a?os para volver al punto de partida.
P. ?Qu¨¦ tal est¨¢ para emprender la tarea?
R. Bueno, trato de recomponerme. Estoy desubicado completamente. Estoy desconcertado. Utilizando una frase de Chesterton que me viene ahora a la cabeza, "envejecer¨¦ para todo menos para el asombro". Yo siempre la interpret¨¦ en positivo. Me gusta asombrarme ante lo nuevo, aprender cosas nuevas. Mis alumnos saben que mis clases se basan en la educaci¨®n en el asombro, en asombrarse de las claves de la vida y la explicaci¨®n en t¨¦rminos moleculares. Bas¨¢ndome en eso, sigo asombrado. Lo que no esperaba es asombrarme de hasta d¨®nde pueden llegar actualmente los niveles de perversi¨®n de unos pocos humanos. Y esto me tiene desconcertado, absolutamente desconcertado. Estoy, por supuesto, en tratamiento m¨¦dico.
"Si esto me lo hacen a m¨ª, ?qu¨¦ no le har¨¢n a gente indefensa o que a lo mejor no tiene talentos?"
P. Habla en el libro del kintsukuroi, el antiguo arte japon¨¦s de recomponer lo roto dejando cicatrices doradas a la vista. Su libro tambi¨¦n deja las cicatrices a la vista.
R. S¨ª, absolutamente. No me importa nada, porque espero que otros aprendan de esto. Gracias a que estas cosas al final salen en los medios de comunicaci¨®n, muchos estudiantes que han sido acosados han venido a mostrarme su solidaridad y a contarme sus casos.
P. En su libro flota la depresi¨®n.
R. M¨¢s que depresi¨®n es decepci¨®n. Profunda decepci¨®n. Mi vida, aunque cueste creerlo o imaginarlo, ha sido dedicada a la sociedad, al 100%. Hemos recibido miles de mensajes en el laboratorio, desde todos los segmentos de la sociedad. Desde los m¨¢s importantes que te puedas imaginar hasta las personas an¨®nimas. Y esto es lo que realmente me asombr¨® tambi¨¦n, porque normalmente estas historias acaban con la lapidaci¨®n social de una persona, como en el caso de Jos¨¦ Baselga [el onc¨®logo espa?ol que en septiembre de 2018 renunci¨® a la direcci¨®n m¨¦dica del Centro Oncol¨®gico Memorial Sloan Kettering de Nueva York despu¨¦s de que el diario The New York Times revelara que no hab¨ªa hecho p¨²blicos pagos que recibi¨® de grandes multinacionales farmac¨¦uticas]. En mi caso, el apoyo social ha sido tan extraordinario que me parece exagerado. Yo no he buscado ni he hablado con nadie. Mi ¨²nico interlocutor con el mundo ha sido Juan Valc¨¢rcel. ?l, al mismo tiempo que yo desarroll¨¦ mi enfermedad, la grave decepci¨®n, ¨¦l desarroll¨® un linfoma. Nos dijimos el uno al otro: "Yo te ayudar¨¦ a curarte". Y lo intentamos. ?l se ha curado y yo no. Pero espero curarme.
P. Su amigo Valc¨¢rcel afirm¨® que cuestionar la integridad profesional y humana de L¨®pez Ot¨ªn "es como si alguien quisiese cuestionar el descubrimiento de Col¨®n porque no supervis¨® adecuadamente el atraque de la flota en el puerto de La Gomera de camino a Am¨¦rica".
R. No lo le¨ª. Uno sabe lo que es su vida y lo que ha hecho, por eso me ha dolido tant¨ªsimo la pregunta [de si alguna vez en mi vida he hecho trampas]. Soy una persona que trabaja en un sitio peque?¨ªsimo, que se convierte en el cient¨ªfico espa?ol m¨¢s considerado, es as¨ª, sin haber ido nunca a ning¨²n sitio, sin invitar a gente a que te visite en [grandes centros como] el CNIO o el CNIC, nada. En un perfil baj¨ªsimo. No he sido nunca ni director de nada, solo he estado con mis estudiantes y con la gente que me ha necesitado. Y esto lo sabe todo el mundo. Yo he dado una conferencia a la semana durante toda mi vida profesional y he pasado a no dar ninguna. Ninguna. He pasado de contestar 200 mensajes al d¨ªa a no contestar ninguno. El grueso eran 200 mensajes sociales, de gente que quer¨ªa que fuese hablar a una escuela o contarme que se estaba muriendo su hijo. Cuando tienes una vida dedicada a eso, yo no estoy deprimido, estoy decepcionado con el mundo. Si esto me lo hacen a m¨ª, ?qu¨¦ no le har¨¢n a gente indefensa o que a lo mejor no tiene talentos? ?Por qu¨¦ salgo adelante? Porque, por una serie de talentos sociales, por el compromiso social, yo me dediqu¨¦ toda mi vida a ayudar a los dem¨¢s. Y, entonces, la gente, cuando ve esto, pues dice: "?Pero a este t¨ªo qu¨¦ le est¨¢n haciendo? ?Pero esto es inaudito!".
P. ?Cree que el sistema cient¨ªfico se est¨¢ pervirtiendo con la presi¨®n para publicar art¨ªculos en revistas? Con el llamado publish or perish (publica o muere), los investigadores tienen mucha presi¨®n y pueden apurar la frenada.
R. La mayor¨ªa de los problemas [detectados en nuestros art¨ªculos] son antiqu¨ªsimos y se deben al enorme grado de manualidad que hab¨ªa en algunos sitios, especialmente en los m¨¢s peque?os. En los m¨¢s [laboratorios] grandes ten¨ªan gabinetes fotogr¨¢ficos. Yo creo que los problemas son otros. Estas cosas no mejoran nada la ciencia. ?Sabe cu¨¢ntos se han suicidado por estas cosas?
P. ?Cu¨¢ntos?
R. No voy a hablar de eso porque lo quiero escribir.
"Yo s¨¦ c¨®mo se reparan los genomas y me gustar¨ªa saber c¨®mo se repara el alma"
P. En su libro afirma: ¡°En los ¨²ltimos tiempos no me hubiera importado compartir con Jeremiah de Saint-Amour, el personaje de El amor en los tiempos del c¨®lera, unos sahumerios de cianuro de oro¡±.
R. No, ?c¨®mo me va a importar?
P. Hay unos 3.600 suicidios al a?o solo en Espa?a. ?Cree que se habla poco de ello? En el libro usted sugiere que le puede pasar a cualquiera.
R. Este libro pone much¨ªsimas cosas sobre la mesa, pero much¨ªsimas. Cada p¨¢gina tiene un mensaje, cada m¨²sica. Un mensaje absolutamente profundo y delicado. ?Qui¨¦n pod¨ªa imaginar que yo podr¨ªa tener la tentaci¨®n de perder la vida cuando es, para m¨ª, lo m¨¢s importante? He luchado por mi vida y por la de miles de personas. Hemos descifrado miles de genomas del c¨¢ncer, sobre todo. Pero cada caso de enfermedad que yo he conocido es una lecci¨®n de humanidad. Y yo me he dedicado plenamente, convenciendo a todo el mundo de que la vida es lo mejor, que hay que luchar por ella. Tengo miles de ejemplos. Y, de repente, yo perd¨ª mi sentido, mi prop¨®sito, mi ikigai, que es una palabra japonesa bell¨ªsima.
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa a una persona que se est¨¢ planteando suicidarse ahora mismo?
R. Que se reconstruya, que practique los cinco consejos para la felicidad [que doy en mi libro]. El primero es el m¨¢s importante para todo el mundo, no solo para el que se quiere suicidar, tambi¨¦n para el que siente envidia del de al lado y no lo puede soportar: reconocer la imperfecci¨®n. Tambi¨¦n he escrito el libro para que los cient¨ªficos entiendan que la biolog¨ªa molecular proporciona respuestas. Yo hago un paralelismo entre la reparaci¨®n de los genomas, que es uno de los momentos cruciales para defendernos del envejecimiento y del c¨¢ncer, y la reparaci¨®n del alma. Yo s¨¦ c¨®mo se reparan los genomas, he descubierto genes de reparaci¨®n de genomas, y me gustar¨ªa saber c¨®mo se repara el alma. Y esto podr¨¢ tener un sustrato molecular. Hay que aceptar la imperfecci¨®n. Si fu¨¦ramos perfectos, seguir¨ªamos siendo microbios. Somos imperfectos, acept¨¦moslo. No valemos para todo, no tenemos dones para todo. Rafa Nadal es uno de mis h¨¦roes. Disfruto de ¨¦l. Yo no s¨¦ jugar al tenis, pero disfruto de que otro sepa jugar al tenis. Disfrutemos del mundo. El mundo est¨¢ lleno de cosas especiales. ?Por qu¨¦ unos pocos se empe?an en molestar a los dem¨¢s? El objetivo de su vida es molestar. ?Cu¨¢nto han tenido que sufrir estas personas para que el ¨²nico objetivo de su vida sea demoler a los dem¨¢s? Eso es lo que yo quiero se?alar: hasta d¨®nde puede llegar el sufrimiento humano, no solo el que uno es capaz de resistir, sino el de otros que han sufrido tanto que lo que quieren es que los dem¨¢s sufran tambi¨¦n, en lugar de reconstruirse. Y, al final, f¨ªjate qu¨¦ f¨¢cil es cambiar la soledad por la felicidad, con una edici¨®n g¨¦nica [L¨®pez Ot¨ªn termina su libro con la fotograf¨ªa de un ejemplar de Cien a?os de soledad dedicado, en el que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez tacha la palabra soledad y la sustituye por ¡°felicidad para Carlos¡±].
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