Dial¨¦ctica de las manos
Tenderlas a aquellos partidos que presuntamente las tienen sucias de corrupci¨®n o manchadas por el terrorismo motiva acusaciones entre los contendientes
Esta ¨²ltima semana escuchamos a Pablo Casado acusar a Pedro S¨¢nchez de preferir ¡°las manos manchadas de sangre a las manos pintadas de blanco¡± por gobernar con los votos de Bildu. La alusi¨®n a la condici¨®n de las manos del contrincante pol¨ªtico regresa a la dial¨¦ctica pol¨ªtica de tanto en tanto. Recordemos el ¡°saque sus sucias manos de Catalunya¡± de Gabriel Rufi¨¢n a Mariano Rajoy en el Congreso en oto?o de 2017 o el de Jon Idigoras a Felipe Gonz¨¢lez, pero en referencia al Pa¨ªs Vasco, desde la misma tribuna en 1995. Durante la investidura de Rajoy en 2016, el entonces portavoz del PP, Rafael Hernando, aludi¨®, a su vez, a las ¡°manos manchadas de d¨®lares de reg¨ªmenes tiranicidas y liberticidas¡± de Pablo Iglesias.
Manos manchadas de sangre, manos sucias, manos limpias, manos blancas, manos violetas¡ El simbolismo de esta ¡°herramienta de herramientas¡±, como la defini¨® Arist¨®teles, es tan universal como vers¨¢til. La expresi¨®n manos sucias tiene un sentido metaf¨®rico en la pol¨ªtica occidental cuyo origen suele situarse en la obra del florentino Maquiavelo: la necesidad por parte del gobernante de realizar acciones il¨ªcitas, de ensuciarse las manos, para conservar el poder. Las manos sucias (1948) titul¨® Jean-Paul Sartre una de sus obras de teatro en la que indaga en los dilemas morales que entra?a el compromiso pol¨ªtico o el dif¨ªcil equilibrio entre idealismo y eficacia en la acci¨®n pol¨ªtica.
Teniendo en cuenta el origen geogr¨¢fico de la expresi¨®n, no sorprende que Mani pulite (Manos limpias) fuese el nombre que se le dio en Italia al famoso proceso judicial que, a principios de los noventa, encabez¨® el fiscal Antonio Di Pietro y que puso al descubierto una extensa trama mafiosa que involucraba a numerosos pol¨ªticos y empresarios en aquel pa¨ªs. En esos mismos a?os, en Espa?a, las manos pintadas de blanco de cientos de miles de manifestantes adquirieron un significado inequ¨ªvoco de rechazo a la violencia terrorista de ETA. M¨¢s recientemente, hemos visto manos violetas agitarse en las plazas para denunciar la violencia machista.
Adem¨¢s de las alusiones a las manos sucias o manchadas de sangre, la dial¨¦ctica pol¨ªtica y electoral incorpora una imagen de la acci¨®n constructiva que puede realizar esta extremidad caracter¨ªstica de los primates: la de tender la mano. En un arco pol¨ªtico crecientemente fragmentado como el actual, a los partidos no les queda m¨¢s remedio que tender la mano a aquellos de sus rivales con los que considera posible pactar o llegar a acuerdos. Y con ello se cierra el c¨ªrculo dial¨¦ctico: es este tender la mano a aquellos partidos que presuntamente tienen las manos sucias de corrupci¨®n o manchadas por el terrorismo lo que motiva las acusaciones y reproches mutuos entre los contendientes.
Huelga decir que ser¨ªa deseable para todos que las manos, reales y metaf¨®ricas, sirvieran m¨¢s bien para saludar y acoger que para amenazar y rechazar al otro.
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