Diana Widmaier, la nieta de Picasso que ha dejado un cuadro de su abuelo en un establo
Vive entre Par¨ªs y Nueva York, es una gran experta en arte y ha participado en una curiosa iniciativa para promover una exposici¨®n del pintor malague?o en Suiza
Diana Widmaier Picasso es nieta de Pablo Picasso, una de los cinco herederos del pintor que siguen vivos. Y ha sido esta semana la protagonista de una curiosa an¨¦cdota que ha tenido a un granjero de Suiza y un cuadro de su abuelo como protagonistas. Diana, de 45 a?os, licenciada en Derecho en la Universidad de Paris-Assas y m¨¢ster en Historia del Arte por la Universidad de La Sorbona, lleva a?os relacionada con el mundo del arte, primero trabajando en la organizaci¨®n de exposiciones en museos como el Metropolitan de Nueva York o el Institut N¨¦erlandais de Par¨ªs y despu¨¦s como experta en los maestros de la pintura antigua en Sotheby¡¯s en Londres y en Par¨ªs. Ha sido colaboradora de otras muchas organizaciones relacionadas con el arte y de una de ellas ha partido la iniciativa que la ha situado en el foco de la informaci¨®n.
Esta semana, la nieta de Picasso interrump¨ªa unas vacaciones en Roma para presentarse bien de ma?ana en casa de un granjero suizo que cuando madrug¨® para orde?ar sus vacas en su propiedad de Wettingen, cerca de Z¨²rich, se encontr¨® con Widmaier Picasso, que llevaba bajo el brazo Buste de femme au chapeau (Dora), el retrato cubista de Dora Maar que realiz¨® su abuelo en 1939. ¡°Es para usted, puede qued¨¢rselo¡ pero solo por un d¨ªa¡±, le dijo la heredera del famoso pintor malague?o sobre la obra de incalculable valor que llevaba con ella.
La sorpresa de uno fue casi pareja a la alegr¨ªa de la otra. Ninguno de los dos viv¨ªa un raro sue?o. La iniciativa forma parte de la campa?a de promoci¨®n de Per¨ªodo Azul y Rosa, la nueva exposici¨®n organizada por la Fundaci¨®n Beyeler de Riehen, cerca de Basilea, que ha conseguido reunir por primera vez en Europa las obras maestras que Picasso pint¨® entre 1901 y 1906. Seg¨²n han explicado los promotores de esta original idea, se trata de una forma de fomentar el inter¨¦s por el arte entre personas que no suelen visitar habitualmente los museos. Por eso hace unos meses la Fundaci¨®n Beyeler, con el apoyo de Diana Widmaier Picasso, puso en marcha esta iniciativa a la que cualquier suizo pod¨ªa apuntarse. Recibieron m¨¢s de 400 solicitudes y finalmente el agraciado para tener un Picasso colgado de su establo durante un d¨ªa fue este granjero de Wettinger.
La nieta del pintor se qued¨® en la granja viendo c¨®mo colgaban el cuadro en el establo y presenciando c¨®mo iban llegando curiosos a verlo a la granja, que estuvo rodeada de tantas medidas de seguridad como el m¨¢s cotizado de los museos del mundo. En ellla se instalaron tambi¨¦n equipos que miden la temperatura y la humedad del ambiente en tiempo real para garantizar el perfecto estado del cuadro, que por si fuera poco tiene un marco inteligente que lleva GPS incorporado y activa una alarma si la pintura se mueve sin el pertinente permiso.
¡°Ha sido una idea brillante¡±, dijo Diana, que cree que a su abuelo le habr¨ªa divertido mucho ver una de sus pinturas en un establo y rodeada de vacas. Diana sabe de lo que habla no solo por ser familia directa del artista, sino porque se ha convertido en una de las mayores expertas en la obra de su abuelo. Una producci¨®n catalogada de m¨¢s de 45.000 obras de arte, libros ilustrados, planchas de grabado y tapices que, sumados a sus propiedades inmobiliarias, hicieron evaluar el legado del artista en 1980 en m¨¢s de 224 millones de euros, una cifra irrisoria si se compara con el valor real que le atribuyen ahora los expertos, que hablan de miles de millones de euros. Por poner un solo ejemplo, el cuadro Las mujeres de Argel (versi¨®n 0) se vendi¨® en 2015 por 160 millones de euros y el legado de Picasso est¨¢ considerado como uno de los m¨¢s extensos en el mundo del arte.
Diana Widmaier Picasso es ahora una de las expertas a las que las casas de subastas suelen consultar para autentificar las obras de su abuelo. Ha escrito ensayos sobre el pintor y comisionado exposiciones de sus cuadros en la galer¨ªa Gagosian de Nueva York y en el Grand Palais de Par¨ªs. Desde mayo de 2017 es madre soltera de Luna, una nueva heredera para la familia Picasso, y ambas viven recorriendo el mundo porque disfrutan de casas en el Gramercy Park de Nueva York, en la Rive Gauche de Par¨ªs y tambi¨¦n en Los ?ngeles. Pablo Picasso nunca se cas¨® con Marie Th¨¦rese Walter, la abuela de Diana. Su relaci¨®n fue el detonante para que la esposa de Pablo Picasso, la bailarina ucraniana Olaga Khokhlova, le abandonara aunque nunca lleg¨® a consentir su divorcio. El artista malague?o visitaba regularmente el pueblo de Le Tremblay-sur-Mauldre, situado a 25 kil¨®metros de Versalles, donde viv¨ªa su amante con su hija Maya, la madre de Diana.
En febrero de 2007 unos ladrones entraron en la casa que Diana Widmaier tiene en Par¨ªs y robaron dos cuadros firmados por su abuelo que estaban valorados en 50 millones de euros. Adem¨¢s de las dos pinturas tambi¨¦n se llevaron un dibujo. La polic¨ªa francesa detuvo a los ladrones y recuper¨® las obras en agosto del mismo a?o, que fueron devueltas a su leg¨ªtima propietaria.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.