El d¨ªa de las mariposas
El naturalista y fot¨®grafo Kjell Sandved descubri¨® que en las alas de las mariposas est¨¢n caligrafiadas todas las letras del alfabeto
MIRANDO POR el microscopio, Kjell Sandved, naturalista y fot¨®grafo, descubri¨® la letra F en una de las alas de una mariposa nocturna tropical. Despu¨¦s de visitar muchos pa¨ªses y fotografiar miles de mariposas, consigui¨® completar el resto del alfabeto. En una Papilio de Nueva Guinea, de colores negro y amarillo, encontr¨® la letra A. Tambi¨¦n en ?frica, en la que llaman cola de golondrina, le apareci¨® la C. C¨®mo no, la letra X la descubri¨® en M¨¦xico, estampada en verde iridiscente, en cada una de las cuatro alas de una mariposa nocturna.
La de Kjell Sandved es una de las historias que cuenta Mario Satz en El alfabeto alado (Acantilado, 2019), un libro maravilloso e hipn¨®tico como una nueva especie de lepid¨®ptero. Es un libro inquieto. Como sentir en las manos, al hojearlo, el poema de Basho que cita Mario Satz: ¡°De todas las hojas ca¨ªdas, solo una intenta volver a su lugar: la mariposa¡±. Este libro, s¨ª, es una naturaleza que se agita, se revuelve, tambi¨¦n contra el horror de la historia. Puedes ver, imaginar, el campo del horror de Terezin, donde los nazis internaron a miles de ni?os jud¨ªos de Praga. Un grupo infantil, al cuidado de Friedl Dicker-Brandeis, una joven artista y maestra asesinada en Auschwitz, dibuja y pinta mariposas sin parar. Ella les ha dicho que tal vez as¨ª consigan traspasar los muros. Y algo de raz¨®n ten¨ªa. Aquellas mariposas sobrevivieron ocultas, como almas de quienes las pintaron, y volver¨ªan a la luz, como testimonio, en los juicios de N¨²remberg.
Entre otras muchas historias fascinantes, en El alfabeto alado tambi¨¦n se cuenta la del sue?o del maestro tao¨ªsta Chuang Tzu o Zhuangzi, que vivi¨® en el siglo IV antes de Cristo. Una de las experiencias de Chuang Tzu fue so?ar que era una mariposa que a su vez so?aba que era Chuang Tzu. Un sue?o que record¨® al despertar, cuando not¨® un sabor especial en los labios. Un sabor de polen.
Eso es lo que sientes, el sabor del polen, al leer El alfabeto alado. A m¨ª me ha salvado el d¨ªa. Yo ven¨ªa de una pesadilla. Y ten¨ªa otro sabor en los labios. El del glifosato. Comercializado a partir de 1970, es el componente del Roundup, el herbicida m¨¢s utilizado en el mundo. El producto estrella de Monsanto, el gigante de la industria agroqu¨ªmica, hoy fundido con Bayer.
En la historia de los herbicidas y defoliadores hay verdaderos episodios criminales. El m¨¢s dram¨¢tico, el uso del llamado agente naranja en Vietnam, en cuya fabricaci¨®n particip¨® Monsanto. Por orden gubernamental, alega la empresa. Se envenenaron masivamente bosques y cultivos. Todav¨ªa quedan llagas horribles en gentes y tierras. Como dice Dios en un poema de Curros Enr¨ªquez: ¡°?Si este es el mundo que hice, que el demonio me lleve!¡±.
El glifosato no tendr¨ªa nada que ver con este pasado de guerra qu¨ªmica sobre la tierra. Al contrario, el producto se ha ido extendiendo por el mundo con el halo de un logro cient¨ªfico de efecto prodigioso para la agricultura intensiva. Un herbicida selectivo, ¡°inteligente¡±, que mata todas las hierbas y maleza, menos el cultivo principal. Las cifras de ventas son astron¨®micas. Entre 1974 y 2014 se han esparcido 8.600 millones de kilos de glifosato en el mundo. En Espa?a, seg¨²n el ¨²ltimo dato conocido, de 2013, se emplearon 3.000 toneladas.
Pero la leyenda del portentoso glifosato se tambalea. En 2015, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud lo clasific¨® como ¡°probablemente cancer¨ªgeno para seres humanos¡±. El Parlamento Europeo tom¨® el acuerdo, en 2017, de paralizar su uso en espacios y jardines p¨²blicos, hasta su total prohibici¨®n en 2022. Sorprendentemente, un comit¨¦ de apelaci¨®n tumb¨® el acuerdo y autoriz¨® el uso sin restricciones. El lobby agroqu¨ªmico exhibi¨® su poder. Pero la sacudida vendr¨ªa, en marzo de 2019, en forma de sentencia de un jurado de la corte federal de San Francisco que fall¨® en favor del jardinero Edwin Hardeman, estableciendo una causalidad entre su grave c¨¢ncer y el uso del Roundup. Monsanto tendr¨¢ que indemnizarlo con 71 millones de euros. Y el emporio tendr¨¢ que afrontar miles de demandas semejantes en el futuro.
El uso desmedido de herbicidas va en paralelo a los grandes monocultivos y a la uniformidad transg¨¦nica. Un r¨¦gimen agrototalitario. Una bioperversidad que sustituye a la biodiversidad. Tambi¨¦n en el campo rige lo que Fernando Castro Fl¨®rez (Est¨¦tica de la crueldad, de F¨®rcola) denomina ¡°neoimperialismo del miedo¡±. Las mariposas, vivas o pintadas, llevan a?os avisando con su alfabeto alado.?
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