Nelly Richard: ¡°El arte no borra el conflicto¡±
Comisaria y te¨®rica cultural, ha construido uno de los discursos m¨¢s s¨®lidos y mejor articulados en torno a la memoria en Chile
La historia y la cr¨ªtica del arte, la est¨¦tica, la filosof¨ªa y la teor¨ªa feminista se entrecruzan en el trabajo de Nelly Richard (Caen, Francia, 1948). Formada en la Sorbona, la carrera de esta comisaria, acad¨¦mica y te¨®rica cultural se ha desarrollado en Chile desde 1970, donde ha indagado en el papel y potencial del arte bajo la dictadura de Pinochet y tras la ca¨ªda del r¨¦gimen. Richard ha construido uno de los discursos m¨¢s s¨®lidos y mejor articulados en torno al arte, la pol¨ªtica y la memoria en libros como Fracturas de la memoria. Arte y pensamiento cr¨ªtico (2007) y Campos cruzados. Cr¨ªtica cultural, latinoamericanismo y saberes al borde (2009), y fund¨® la hoy desaparecida Revista de Cr¨ªtica Cultural.
En el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid, a finales de marzo, Richard imparti¨® el seminario Chile: las operaciones cr¨ªticas de la memoria, que acompa?¨® de la muestra ¡ªabierta hasta finales de mayo¡ª Tiempos incompletos (Chile, primer laboratorio neoliberal), en la que enfrenta dos piezas actuales de los artistas Patrick Hamilton y Felipe Rivas San Mart¨ªn con documentos de la revuelta feminista estudiantil de 2018. La cuesti¨®n para esta te¨®rica es ¡°c¨®mo sacudir el repertorio de la memoria con estrategias creativas. No se trata del dilema entre olvidar o recordar, la pregunta, desde la cr¨ªtica, es qu¨¦ recordar y c¨®mo hacerlo¡±, explicaba a los alumnos del seminario, antes de apuntar que ni siquiera la iconograf¨ªa poderosa y conmovedora de las im¨¢genes en blanco y negro de los desaparecidos est¨¢ a salvo ¡ªcomo no lo est¨¢ ning¨²n recuerdo¡ª del desgaste por repetici¨®n. El recuerdo muta f¨¢cilmente en souvenir y el reto es revertir esto, ¡°desacostumbrar la mirada¡±. Al d¨ªa siguiente, Richard vuelve a hilar con rapidez ideas y conceptos, frente a un agua con gas en la cafeter¨ªa del museo.
- P. Habla usted sobre la pasividad e indiferencia que generan los lenguajes del neoliberalismo. ?En qu¨¦ consisten estos lenguajes?
- R. El neoliberalismo es una doctrina econ¨®mica y una t¨¦cnica de gobierno que produce saberes funcionales que se ajustan a las din¨¢micas del mercado. El paisaje del conocimiento pasa a ser tecnificado y deja pocos recursos para el arte y la est¨¦tica. La sociedad de consumo y el capitalismo hiperintensivo domestican la subjetividad y presentan sus imaginarios a trav¨¦s de distintos medios y recursos, con un desfile incesante de im¨¢genes que generan una visualidad liviana, sin gravedad, dejando muy poco espacio para la cr¨ªtica.
- P. Si todo pierde peso y se banaliza, ?qu¨¦ papel tiene el arte?
- R. Es un desaf¨ªo para el arte cr¨ªtico, especialmente cuando se ocupa de la memoria y de trabajar el recuerdo. Cada pr¨¢ctica creativa dise?a su propia estrategia para cuestionar esos modelos sociales, esa imagen enteramente satisfecha.
- P. ?Se impone el regreso al arte pol¨ªtico?
- R. Hay que ir con cuidado aqu¨ª y distinguir entre el arte pol¨ªtico de la representaci¨®n y lo pol¨ªtico en el arte. El arte de reclamo, la legitimidad moral del compromiso con una causa o la denuncia no bastan.
- P. ?De ah¨ª parte la diferencia entre el arte pol¨ªtico y el cr¨ªtico?
- R. El cr¨ªtico es una emancipaci¨®n de la subjetividad que invita al espectador a tomar un papel activo en la reelaboraci¨®n del mensaje de la obra y a cuestionar la hegemon¨ªa cultural. Se sit¨²a en un lugar distinto del arte pol¨ªtico de las buenas intenciones, o dependiente de un mensaje ideol¨®gico. Hay un arte que pugna por reintroducir en el discurso normalizador de la transici¨®n los residuos de la memoria.
- P. ?Qu¨¦ problemas plantea la iconograf¨ªa del recuerdo?
- R. En la posdictadura en Chile surgieron sitios de la memoria, homenajes a los detenidos-desaparecidos que son importantes por su dimensi¨®n ritual, dado que el neoliberalismo lo quiere borrar todo. Pero en el arte no basta con poner en escena im¨¢genes del pasado, hay que lograr que el pasado dialogue con el presente y produzca alguna conmoci¨®n. No basta con conmemorar, hay que volver a dotar de energ¨ªa al recuerdo, entablar una conversaci¨®n con un presente disconforme. El boom de la memoria de 2004 permiti¨® en Chile transmitir una conciencia, dejar claro que eso que se dice que ocurri¨®, s¨ª pas¨®. Parec¨ªa que la batalla se hab¨ªa ganado, pero todo puede ser revertido.
- P. ?Es el campo cultural un camino para la reconciliaci¨®n o el encuentro?
- R. La palabra reconciliaci¨®n me genera dudas porque implica ese no seguir d¨¢ndole vueltas al pasado. Y el arte tampoco es espacio de encuentro, no borra el conflicto. S¨ª puede hacer una reparaci¨®n simb¨®lica, por su dimensi¨®n metaf¨®rica, haciendo visibles o restituyendo la validez de problem¨¢ticas sumergidas en el olvido o en la insignificancia.
- P. En un mundo en el que el arte est¨¢ tan cotizado como mercanc¨ªa, ?qu¨¦ papel debe desempe?ar la cr¨ªtica?
- R. El canon modernista de la cr¨ªtica hace tiempo que se fractur¨®. El mercado dicta los gustos y las preferencias. Pero no hay que pensar en la academia como m¨¦todo sino como una dimensi¨®n que atraviesa la pr¨¢ctica, las obras. La cr¨ªtica est¨¢ llamada a cuestionar el sentido com¨²n, la idea de que las formas hablan por s¨ª mismas. Y la interpretaci¨®n de los signos hoy sigue siendo fundamental, porque no son algo transparente sino campos de disputa en los que chocan distintas visiones del mundo. El ejercicio cr¨ªtico problematiza lo que el mercado simplifica. Se trata de descifrar esa fuerza y ense?ar a tomar partido, de luchar contra el consumo acr¨ªtico, y activar otras lecturas.
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