La olla podrida huele muy bien
El potaje est¨¢ podrido de manjares del mismo modo que el T¨ªo Gilito estaba ?podrido de billetes
Leo que alguien ha dicho que la ultraderecha ¡°huele a olla podrida¡±, y doy un salto hasta el ordenador. No: la ultraderecha huele a podrido, que es distinto.
Omito el nombre del autor de la afirmaci¨®n porque no forma parte del ¨¢mbito pol¨ªtico y porque no veo manipulaci¨®n en ella, sino un simple error que quiz¨¢s convenga explicar.
Ciertamente, el nombre ¡°olla podrida¡± no resulta muy comercial. Pero no es lo que parece.
El espa?ol dispone, s¨ª, de un significado de ¡°podrido¡± que deriva de ¡°pudrir¡± (o ¡°podrir¡±, que tambi¨¦n vale). Entronca con el lat¨ªn putrere y se aplica cuando una materia org¨¢nica se descompone, lo cual deriva en consecuencias f¨¦tidas conocidas.
Pero el otro sentido de esa palabra nos remite al poder¨ªo de tener algo en abundancia. Y por eso decimos ¡°est¨¢ podrido de dinero¡±.
La olla podrida es un plato t¨ªpico castellano (y burgal¨¦s especialmente, perdonen la inmodestia) que se compone de carne, tocino y legumbres, con abundancia de jam¨®n, aves, embutidos ¡°y otras cosas suculentas¡± como indica la correspondiente acepci¨®n del Diccionario (en la entrada ¡°olla¡±).
As¨ª que se trata de una olla que est¨¢ podrida de manjares del mismo modo que el T¨ªo Gilito estaba podrido de billetes.
El monumental Tesoro de la lengua castellana o espa?ola de Sebasti¨¢n de Covarrubias (siglo XVI) se?ala que ya entonces se llamaba olla podrida a la ¡°que es muy grande y contiene en s¨ª varias cosas, como carnero, vaca, gallinas, capones, longaniza, pies de puerco, ajos, cebollas, etc¨¦tera¡±. Y a?ade: ¡°P¨²dose decir ¡®podrida¡¯ en cuanto se cuece muy despacio, que casi lo que tiene dentro viene a deshacerse y por esta raz¨®n se pudo decir podrida, como la fruta que se madura demasiado¡±. Pero enseguida ofrece una opci¨®n mejor. Citando al m¨¦dico romano Andreas Bacio y su libro De natura vinorum, se?ala que ¡°podrida¡± es lo mismo que ¡°poderida¡±; es decir, ¡°poderosa, por ser tan grande y contener varias cosas¡±. As¨ª pues, como escribi¨® el m¨¦dico Alfredo Juder¨ªas en Cocina para pobres (1990), citando a su vez al cocinero de Felipe II, no estamos ante una corrupci¨®n de la olla sino ante una corrupci¨®n del lenguaje.
Sancho Panza tambi¨¦n habla en el Quijote de la olla podrida: ¡°Por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas hay, no podr¨¦ dejar de topar con alguna que me sea de gusto y de provecho¡±.
Y tanto predicamento alcanz¨® la olla podrida castellana desde antiguo, que el idioma franc¨¦s adopt¨® su traducci¨®n literal: ¡°Pot pourri¡±.
M¨¢s tarde, nosotros devolver¨ªamos cort¨¦smente el favor a los vecinos asumiendo por nuestra parte la voz ¡°popurr¨ª¡± (tambi¨¦n con corrupci¨®n fon¨¦tica), cuyo sentido metaf¨®rico sale ya cocinado del franc¨¦s y significa ¡°mezcolanza de cosas diversas, caj¨®n de sastre¡±; adem¨¢s de ¡°composici¨®n musical formada de fragmentos o temas de obras diversas¡±.
Queda claro as¨ª que ¡°podrida¡± no equivale a ¡°podrida¡±, paradojas de la lengua. Y que esa olla puede oler muy bien, a diferencia de la ultraderecha. Pero es normal que, por culpa de tan ambiguo significante, alguien se haya comido la olla. Esta expresi¨®n, por cierto, se origina en un dicho tambi¨¦n recogido por Covarrubias para cuando uno se imagina algo que no es y toma una decisi¨®n err¨®nea o embarazosa: ¡°Pens¨¦ que no ten¨ªa marido y comime la olla¡±.
Despu¨¦s de la menci¨®n de tan abundosos manjares..., cu¨¢n presto se abre el apetito.
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