Uganda tiene una cuenta pendiente con las minas antipersona
La mayor¨ªa de los explosivos que a¨²n reaparecen en ¨¢reas rurales del pa¨ªs se remontan al a?o 2003 y desactivarlos supone un desaf¨ªo para las autoridades locales
"Era mediod¨ªa y volv¨ªa del mercado. Los rebeldes hab¨ªan atacado nuestra aldea la noche anterior. Me alej¨¦ del camino principal para dejar el paso a una motocicleta y pis¨¦ una mina. Me encontr¨¦ en el suelo en un instante. Estas cicatrices en mi mano derecha fueron causadas por la explosi¨®n; Trat¨¦ de proteger a mi peque?o hijo que estaba cargado en mi espalda pero muri¨® en el hospital por sus heridas". Monica Piloya recuerda cada detalle del d¨ªa en que una mina cambi¨® su vida. Era 2003 y las milicias del LRA lideradas por Joseph Kony aterrorizaron aldeas en el norte de Uganda en busca de ni?os para unirse a su ej¨¦rcito y mujeres j¨®venes para ser violadas y secuestradas como bot¨ªn de guerra. La mayor¨ªa de las minas y explosivos que a¨²n reaparecen en ¨¢reas rurales se remontan a esos a?os.
"Despu¨¦s de tres meses en el hospital mi vida ha sido extremadamente dif¨ªcil. Era campesina, pero sin una pierna ya no pod¨ªa trabajar. A pesar del apoyo de mi familia, no sab¨ªa c¨®mo lidiar con la discapacidad. Mi esposo se fue, dej¨¢ndome sola", asegura la Piloya. Cuenta que fue entonces cuando supo del proyecto para los mutilados de la fundaci¨®n AVSI. "En la cl¨ªnica de Gulu me dieron asesoramiento psicol¨®gico y me apoyaron 100%. Gracias a la pierna artificial que me dieron, pude sentirme independiente, trabajar e integrarme nuevamente en la comunidad. Mi esposo, incluso siguiendo sus consejos, decidi¨® regresar y ahora vivimos juntos en la casa que ¨¦l construy¨® para nosotros. Mi vida hoy es normal otra vez", a?ade.
De historias como la suya, en las regiones del norte del pa¨ªs, hay miles de ellas pero no todas tienen un final feliz. Desde 2008, el proyecto GROW (Taller Ortop¨¦dico Regional de Gulu), en el que la Fundaci¨®n AVSI trabaja en primera l¨ªnea en apoyo a las v¨ªctimas de la guerra, ha donado pr¨®tesis a m¨¢s de 300 personas cada a?o. La fundaci¨®n estima que durante los 22 a?os de conflicto civil, alrededor de 1.200 personas resultaron heridas por la explosi¨®n de minas u otras bombas abandonadas. Pero hoy tener estad¨ªsticas actualizadas es extremadamente complejo.
Steve Okello, director de la Uni¨®n Nacional de Personas con Discapacidades (Nudipu), denuncia una situaci¨®n de abandono por parte del Estado contra los sobrevivientes de los accidentes con minas: "Tener datos actualizados sobre el n¨²mero de heridos o bombas a¨²n presentes en Uganda es casi imposible. No hay inter¨¦s en profundizar este tema, y mucho menos en resolverlo", indica Okello, que asegura que ya no hay un organismo encargado de limpiar las ¨¢reas de riesgo y que la polic¨ªa o la UPDF (la unidad del ej¨¦rcito especializada en la soluci¨®n) intervienen solo despu¨¦s de un informe del descubrimiento de una bomba, a menudo con meses de retraso. "Lo cierto es que Uganda no est¨¢ libre de minas terrestres, como se declar¨® en 2012¡±, asevera.
Tener datos actualizados sobre el n¨²mero de heridos o bombas a¨²n presentes en Uganda es casi imposible Steve Okello, director de la Uni¨®n Nacional de Personas con Discapacidades
En 2012, el actual presidente Museveni, de Uganda, firm¨® el tratado de Ottawa y se uni¨® oficialmente a la lista de naciones que completaron la recuperaci¨®n de los territorios nacionales. Sin embargo, la realidad parece ser muy diferente y las autoridades locales, ya sean peque?as comunidades o grandes centros de poblaci¨®n, y confirman la presencia de innumerables municiones sin explotar. El oficial de relaciones p¨²blicas de la polic¨ªa del distrito de Gulu, Jimmy Patrick Okema afirma que en los ¨²ltimos 12 meses se han identificado al menos 145 bombas nuevas, de las cuales solo una parte se han llevado a un lugar seguro, alejado de la poblaci¨®n. "Tenemos grandes dificultades para tomar medidas efectivas. Las minas no est¨¢n concentradas en un ¨¢rea, sino que est¨¢n dispersas por todo el norte del pa¨ªs, a menudo a una distancia de cientos de metros o kil¨®metros entre s¨ª. Esto hace que sea imposible llevar a cabo una acci¨®n de remediaci¨®n capilar", a?ade.
El oficial destaca tambi¨¦n que otro aspecto en el que deben trabajar es la comunicaci¨®n con las autoridades locales en pueblos peque?os. "Sucede que no contestan el tel¨¦fono ni nos env¨ªan informaci¨®n completa sobre la ubicaci¨®n exacta de los dispositivos. Actualmente, el ¨¢rea de Gulu es una de las m¨¢s expuestas a riesgos, pero tambi¨¦n hemos recibido informes de Awak, Paicho, Awer, Ongako, Nwoya. Hace menos de un a?o, ocurri¨® un accidente en Nwoya con una granada sin explotar que mat¨® a un ni?o e hiri¨® a otro", relata Patrick.
En un contexto similar, la actividad de AVSI y el centro ortop¨¦dico de Gulu sigue siendo de fundamental importancia, pero los fondos internacionales asignados al proyecto est¨¢n en declive. En comparaci¨®n con cuando el conflicto civil a¨²n estaba presente, las donaciones se redujeron en gran medida y esto conlleva serias limitaciones en los servicios ofrecidos, como la posibilidad de dar alojamiento y pensi¨®n gratuitos a los clientes que esperan su pr¨®tesis, cuya creaci¨®n puede durar varias semanas. En el laboratorio, un equipo de especialistas se ocupa de cada fase del proceso, desde el yeso de la extremidad amputada hasta la calibraci¨®n. Esta es una fase muy delicada, ya que incluso un error de unos pocos mil¨ªmetros en la alineaci¨®n o en la longitud de la pr¨®tesis causar¨ªa problemas f¨ªsicos al beneficiario con el tiempo. Para estar seguros de una correcta construcci¨®n de la extremidad artificial, son necesarios varios intentos y horas de fisioterapia para poder observar la adaptaci¨®n del cuerpo en movimiento.
El oficial de relaciones p¨²blicas de la polic¨ªa de Gulu, Jimmy Patrick Okema afirma que en los ¨²ltimos 12 meses se han identificado al menos 145 bombas nuevas
Joyce Laker, que ha estado ejecutando el proyecto durante varios a?os, fue testigo de primera mano de los cambios que se produjeron a lo largo de los a?os: "El aspecto econ¨®mico, desafortunadamente, es una limitaci¨®n importante que se ha acentuado en el ¨²ltimo per¨ªodo. Al principio, gracias al apoyo del Fondo Fiduciario para V¨ªctimas, pudimos ofrecer alimentos y alojamiento a los pacientes de nuestra cl¨ªnica, pero ahora ya no podemos hacerlo. A menudo sucede que las personas se enfocan m¨¢s en el dinero que en el gran trabajo que hacemos", se?ala Laker, que pone de ejemplo que el apoyo psicol¨®gico es quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s claro de esta situaci¨®n. "Muchos no entienden su utilidad, pero sabemos que es una parte integral del apoyo que brindamos a las v¨ªctimas de la guerra ya aquellos que han sufrido accidentes con minas. Sin nosotros, muchos pacientes caer¨ªan en la depresi¨®n o pensar¨ªan en el suicidio", a?ade el colaborador, que indica que se ha progresado en reducir el estigma de la discapacidad. "La discriminaci¨®n es menor y esto lleva a muchas m¨¢s personas a buscar abiertamente ayuda y difundir los resultados de nuestros esfuerzos", se?ala.
El centro ortop¨¦dico es un punto de referencia en todo el pa¨ªs y tambi¨¦n del vecino Sud¨¢n del Sur. Pero muchos no pueden darse el lujo de alejarse de la familia o el trabajo y, por lo tanto, renunciar a la posibilidad de volver a una vida independiente. Este es el caso de Richard, de 28 a?os, herido por un pie de mina durante una expedici¨®n de caza en 2016. Despu¨¦s de quedar hu¨¦rfano (su padre muri¨® de ¨¦bola y su madre fue asesinada por rebeldes del LRA), tuvo que cuidarse. De sus hermanos menores a pesar de la severa discapacidad. Nudipu lo ayud¨® con un curso para convertirse en mec¨¢nico de motocicletas, un trabajo que a¨²n le permite sobrevivir, pero no tiene posibilidades de ahorrar para financiar un viaje que costar¨ªa unos pocos d¨®lares.
"El proyecto AVSI ha hecho mucho en el pasado y a¨²n representa una realidad indispensable para las poblaciones de estas ¨¢reas, pero el compromiso tambi¨¦n debe provenir de las autoridades para evitar nuevas muertes y lesiones", se?ala el director de Nupwd. "Personalmente siento el deber de hacer mucho m¨¢s; en 2002 me amputaron una pierna cuando a¨²n era estudiante, pero me considero afortunado porque me di cuenta de que este problema no deber¨ªa limitarme en la vida. Perd¨ª una pierna pero el resto de m¨ª todav¨ªa est¨¢ completo, todav¨ªa est¨¢ aqu¨ª", concluye.
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