El largo adi¨®s del maestro Dadi¨¦
Costa de Marfil ha pasado los dos ¨²ltimos meses despidi¨¦ndose del escritor marfile?o con exequias y homenajes p¨²blicos en el pa¨ªs
Este 2019 se nos est¨¢ haciendo cuesta arriba a quienes amamos la literatura que se hace en el continente africano: el nigeriano Gabriel Okara, el tangerino Antonio Lozano, el sudafricano Hugh Lewin, el marfile?o Bernard Dadi¨¦ y el keniano Binyavanga Wainaina son algunos de los nombres que figuran en los obituarios de la primera mitad de este a?o. Algunas desapariciones se llevan anunciando desde hace tiempo y otras nos caen encima por sorpresa, pero Antonio Lozano y Binyavanga Wainaina son, probablemente, quienes han ocupado m¨¢s espacio en nuestros medios, dadas la singularidad de la obra y la personalidad de ambos autores. Quiz¨¢s por eso, otros escritores han desaparecido de manera m¨¢s inadvertida de nuestro paisaje y tambi¨¦n merecen igual este homenaje.
Sin intentar establecer jerarqu¨ªas o preferencias, destaca entre los ¨²ltimos casos Dadi¨¦, figura capital de las letras universales, activista por la independencia, testigo de dos siglos de Historia, lectura escolar en toda el ?frica franc¨®fona y referente para las nuevas generaciones conscientes africanas. Un autor prol¨ªfico que ha tocado todos los palos literarios y al que, por desgracia, todav¨ªa no podemos leer en espa?ol.
Este hombre centenario muri¨® rozando la primavera de este a?o, el pasado nueve de marzo, en Abiy¨¢n, la capital econ¨®mica de su pa¨ªs. Cargaba 103 eneros a cuestas y ya hab¨ªa dejado de escribir hac¨ªa tiempo. Costa de Marfil ha pasado los dos ¨²ltimos meses despidi¨¦ndose de ¨¦l con exequias y homenajes p¨²blicos: en este mayo que acaba de concluir se entreg¨® el premio que lleva su nombre y que se cre¨® el a?o pasado en el Sal¨®n Internacional del Libro de Abiy¨¢n (SILA). Se demostr¨® digno de ¨¦l Armand Gauz, la ¨²ltima y rutilante estrella literaria del pa¨ªs.
Dadi¨¦ es, junto con Senghor, el autor africano franc¨®fono m¨¢s traducido
Tuvimos el privilegio de visitar a Bernard Dadi¨¦ en su hogar, arrimado al Instituto Nacional de las Bellas Artes de Abiy¨¢n, hace ya tres a?os, y aqu¨ª le dedicamos un texto, en calidad de biblioteca ambulante. "Me gust¨® el premio de la Unesco, porque me cre¨ªa un poco fuera de mi propio pa¨ªs", afirm¨®, en ese momento, en referencia al Jaime Torres Bodet que le hab¨ªan concedido en 2015 en M¨¦xico por ¡°pionero y gigante de la literatura africana¡±. El Gobierno marfile?o hizo gala de unos reflejos admirables y demostr¨® falso el adagio de que nadie es profeta en su tierra: el pa¨ªs le rindi¨® un caluroso y merecido homenaje con motivo de su centenario, en 2016, en el palacio de la cultura que hoy lleva su nombre.
Primeros a?os
Bernard Adou Koffi Binlin Dadi¨¦ naci¨® con el siglo XX en Assinie, una localidad costera del oeste de Costa de Marfil, en el camino a la frontera ghanesa. Assinie es hoy es el para¨ªso de la gente pudiente del pa¨ªs y sus alrededores, pero en los tiempos en que Dadi¨¦ abri¨® los ojos, en 1916, era una localidad agr¨ªcola, apacible y apartada del imperio colonial franc¨¦s.
Su padre, Gabriel Dadi¨¦, dirigi¨® en Sindicato Agr¨ªcola Africano que se convertir¨ªa, al a?o de nacer, en el Partido Democr¨¢tico de Costa de Marfil (PDCI). Sin dejar la militancia anticolonialista y pol¨ªtica de lado, el progenitor del escritor declin¨® la presidencia del partido en favor de otro sindicalista, m¨¦dico y m¨¢s joven, llamado F¨¦lix Houphou?t-Boigny. Boigny alcanzar¨ªa, con el tiempo, un esca?o de la Asamblea Nacional francesa y acabar¨ªa convirti¨¦ndose en el primer presidente de Costa de Marfil tras la independencia. Bernard Dadi¨¦ ejercer¨ªa de su ministro entre 1977 y 1986. A Boigny lo retirar¨ªa de la presidencia la muerte, cuando ya le pensaban inmortal, en 1993.
Bernard Dadi¨¦ estudi¨® en Bassam y Bingerville durante su primera infancia y se convirti¨® en escritor a trav¨¦s del teatro y con apenas 15 a?os. Se form¨® en la escuela William Ponty de Gor¨¦e, cuyas aulas frecuent¨® a partir de 1935. En Senegal tambi¨¦n milit¨® en el periodismo, haci¨¦ndose un hueco en las p¨¢ginas de Le R¨¦veil, un rotativo vinculado a la Asamblea Democr¨¢tica Africana (RDA), en el que comenz¨® a firmar en 1947. Trabaj¨® en el Instituto Fundamental del ?frica Negra (IFAN) y vivi¨® en Senegal durante una d¨¦cada. Regres¨® a su pa¨ªs tras la Segunda Guerra Mundial y sus actividades anticoloniales le llevaron a la prisi¨®n francesa, entre 1949 y 1950. Pas¨® 16 meses recluido en Bassam, una de las ciudades que le vio crecer. All¨ª escribi¨® un cuaderno de rebeli¨®n panafricana.
Posteriormente, ya libre, cre¨® el C¨ªrculo Cultural y Folcl¨®rico de Costa de Marfil en 1953. Ese mismo a?o public¨® su primera novela, Climbi¨¦, que se desarrolla en la sociedad rural marfile?a y en 1956, descubre Par¨ªs, con 43 a?os y en un congreso de escritores y artistas negros organizado por Alioune Diop, fundador de la editorial Pr¨¦sence Africaine.
Con la independencia, otorgada en 1960, sigue escribiendo y a?ade a sus obligaciones el servir a los marfile?os y sus causas en varios cargos, hasta que ocupa el puesto de ministro. Publica Un N¨¦gre ¨¤ Paris (1959), Patron de New York (1964) y La Ville ou nul ne meurt (1968) y crea las cr¨®nicas, un nuevo g¨¦nero de la literatura africana. Su nombre se engrandece con sus poemas Dans tes yeux y Je vous remercie, mon Dieu, dos himnos enamorados de su piel y su identidad.
Dadi¨¦ se involucr¨® en el trabajo de la UNESCO y de 1964 a 1972, fue miembro y vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la Organizaci¨®n. Sin poder separar jam¨¢s el activismo de la escritura, se convierte en presidente del Congreso Nacional de la Resistencia por la Democracia en 2002.
Pionero
Dadi¨¦ ha escrito historia y literatura a un tiempo. Su obra Les Villes, que subi¨® a los escenarios de Abiy¨¢n en abril de 1934, es la primera pieza de teatro de ?frica franc¨®fona y Climbi¨¦, su novela m¨¢s conocida, consta como el primer trabajo de ficci¨®n literaria de su pa¨ªs. Con 21 a?os escribi¨® un sainete inspirado en la cosmogon¨ªa agni que se represent¨® en Par¨ªs, en los Campos El¨ªseos, durante la Exposici¨®n Universal de 1937. En 1950 apareci¨® su primer libro de poemas, Afrique debout!, que denunciaba la dominaci¨®n de los negros por los blancos en el ?frica colonial. Fue, adem¨¢s, el primer y ¨²nico autor que ha merecido en dos ocasiones el Gran Premio Literario del ?frica Negra, concecido por Patron de New York y La Ville ou nul ne meurt.
Dadi¨¦ era de la raza de C¨¦saire, Senghor y Damas, seg¨²n nos record¨® Josu¨¦ Gu¨¦bo, presidente honorario de la Asociaci¨®n de Escritores de Costa de Marfil, en la necrol¨®gica que le dedic¨® el pasado mes de marzo. "De esos intelectuales negroafricanos que, en las horas m¨¢s duras de la violencia colonial, eligieron alzarse", dijo. El soci¨®logo, poeta y artista Mustapha Saha se?al¨® que, con Dadi¨¦, "la lengua francesa se libera de sus demonios colonialistas, porque se africaniza, se revitaliza con una est¨¦tica m¨¢gica, se oraliza, se regenera con una po¨¦tica taumat¨²rgica, puesto que se negritiza, se descolonializa, se ilumina con las sabidur¨ªas de la madre de las civilizaciones".
Hoy, Dadi¨¦ forma parte del programa escolar de muchos sistemas educativos de ?frica franc¨®fona y tiene un centro de documentaci¨®n abierto en la universidad Alassane Ouattara, en Buak¨¦. Se le adjudica la autor¨ªa de casi 150 textos y es objeto de tesis, con su vida y obra documentadas por historiadores, escritores y amantes de la cultura, principalmente africanos. Se le considera el autor africano franc¨®fono m¨¢s traducido, junto con Senghor.
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