El secreto que entrenan los jefes y puedes aprender t¨²
Tener una buena presencia ejecutiva es vital para obtener la confianza de la otra persona
La confianza es el motor de la vida. Ganarse la confianza de los dem¨¢s requiere ciertas actitudes, algo que dista mucho de lo que ocurre a veces en algunas empresas.
La confianza es el motor de la vida. Si consigues que las personas adecuadas crean en ti, lograr¨¢s los objetivos f¨¢cilmente. Ganarse la confianza de los dem¨¢s requiere ciertas actitudes, algo que dista mucho de lo que ocurre a veces en algunas empresas. Seguro que conoces a alguien que no presta atenci¨®n al que habla en las reuniones porque est¨¢ enganchado al m¨®vil contestando correos. A quien interrumpe continuamente o a quien eleva el tono de voz en exceso. Cuando esto sucede es dif¨ªcil que la persona deje un buen sabor de boca a quien tiene enfrente. Mucho menos que obtenga su confianza. Para solventar estos inconvenientes, en los ¨²ltimos a?os se ha puesto de moda entrenar una habilidad en los jefes (o en quienes pretenden serlo). Se llama la presencia ejecutiva, es decir, la capacidad de conectar con los otros de una manera aut¨¦ntica.
El concepto executive presence naci¨® hace unos a?os en Estados Unidos. Se ha demostrado que alguien con buena presencia ejecutiva hace sentir importante a las personas que tiene a su lado. No se puede decir que tenga presencia ejecutiva alguien que agrada a todo el mundo a costa de sus intereses personales. Tampoco de quien busca ganar a cualquier precio sin tener un ¨¢pice de empat¨ªa. Si nos apoyamos en unas investigaciones recientes, hay tres aspectos en los que es necesario trabajar para mejorar la presencia ejecutiva en nuestra empresa y en nuestra vida personal.
En primer lugar, debemos entender c¨®mo viven los dem¨¢s la experiencia de estar a nuestro lado. Alguien que tiene buena presencia ejecutiva conoce qu¨¦ inspira a las personas de su entorno y les hace sentir importantes. Para ello debe ser emp¨¢tico, es decir, ponerse los zapatos del otro, pero sin llev¨¢rselos puestos. Esta situaci¨®n no implica que pierda el foco de sus propios intereses, sino que le capacita para conectar con las inquietudes de la otra persona. Requiere escuchar y desterrar la tecnolog¨ªa, como m¨®viles u ordenadores, si se est¨¢ en presencia de alguien. De ah¨ª que algunas organizaciones hayan comenzado a prohibir atender estos aparatos durante las reuniones de trabajo. La confianza se apoya en hechos, que no en palabras bonitas. Por eso, tener una buena presencia pasa por estar presente sin perder de vista los propios objetivos. As¨ª de sencillo.
El segundo paso es mejorar nuestras habilidades de comunicaci¨®n. Dejar un buen sabor de boca est¨¢ relacionado con la forma que tenemos de comunicar. No solo hay que saber escuchar, tambi¨¦n debemos usar un tono de voz adecuado para dirigirnos a los dem¨¢s. Subir el tono en exceso no ayuda a mejorar la comunicaci¨®n. Tampoco interrumpir constantemente para demostrar que se sabe m¨¢s que nadie. Debemos escuchar los comentarios de los dem¨¢s con respeto y con serenidad, aunque no nos gusten o estemos en contra. Este es el motivo por el que algunas compa?¨ªas est¨¢n imponiendo unas reglas de comunicaci¨®n sencillas durante las reuniones para evitar interrupciones o acaparar en exceso el tiempo de exposici¨®n.
En tercer lugar, debemos asegurarnos de que nuestra apariencia no es una distracci¨®n. Cuando conocemos a alguien, nuestra mente lo eval¨²a inconscientemente en apenas unos segundos. La imagen que trasladamos es nuestra tarjeta de visita. Una vez m¨¢s, necesitamos ser emp¨¢ticos y vestir de un modo adecuado, dentro de nuestro estilo, claro est¨¢. Debemos evitar desafinar, algo que le ocurri¨® a uno de mis amigos, comercial en una consultora. Este amigo acudi¨® un d¨ªa a ver a un cliente que trabaja para un banco con otro compa?ero, experto en tecnolog¨ªa. El joven que le acompa?aba llevaba una ropa muy informal, incluida una camiseta negra de un grupo de rock duro que podr¨ªa haber asustado a cualquier anciana por la calle. Su cliente, mientras tanto, vest¨ªa de manera inmaculada y portaba una corbata cara. Mi amigo me cont¨® que su cliente no paraba de mirar la camiseta de su acompa?ante y que le cost¨® ¡°much¨ªsimo esfuerzo¡± que confiara en su criterio t¨¦cnico.
Quiz¨¢ el cliente tuviera prejuicios o tal vez estuviese anticuado, pero no cabe duda de que tener una buena presencia ejecutiva es vital para obtener la confianza de la otra persona. Para ello debemos ser emp¨¢ticos con quien tenemos enfrente, sobre todo si quieres conseguir algo de ¨¦l. En definitiva, cuando entrenamos nuestra presencia ejecutiva, conseguimos una buena respuesta de la persona que tenemos enfrente. Esto es posible si trabajamos nuestras actitudes, nuestra comunicaci¨®n y nuestra apariencia de un modo emp¨¢tico y profesional.
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