?Por qu¨¦ dejamos cosas importantes para el ¨²ltimo momento? Una justificaci¨®n cient¨ªfica
Tres pasos para convertir el estr¨¦s en tu aliado
Gracias al estr¨¦s generamos m¨¢s adrenalina y noradrenalina, lo que permite que nuestra mente se agudice y que nuestra atenci¨®n sea mayor.
Somos expertos en posponer cosas importantes. Esperamos hasta el ¨²ltimo momento para preparar un examen o un informe y apuramos al m¨¢ximo para entregar la declaraci¨®n de la renta. Somos aut¨¦nticos procrastinadores, como se dice t¨¦cnicamente. Demoramos tareas que podr¨ªamos hacer con m¨¢s tranquilidad si las hubi¨¦semos empezado un poco antes. Hay varias explicaciones de por qu¨¦ tomamos estas decisiones. La primera es la pereza. Acept¨¦moslo: nos aburren ciertos tr¨¢mites y tenemos la fantas¨ªa de que un buen d¨ªa nos levantaremos con la energ¨ªa suficiente para hacer lo que nos cuesta. Es posible que en muchos casos sea cierto, sobre todo cuando son labores tediosas. El problema es que tambi¨¦n nos sucede con aquello que nos gusta. Por eso existe otro motivo m¨¢s: buscamos inconscientemente el estr¨¦s.
Sobre el estr¨¦s pesa un gran sambenito. Compramos f¨¢rmacos para combatirlo o practicamos t¨¦cnicas para reducir sus efectos perniciosos. Sin embargo, hace algunos a?os se demostr¨® que tambi¨¦n tiene una parte positiva. Cuando vivimos situaciones estresantes nuestras c¨¦lulas se fortalecen, sintetizamos prote¨ªnas y reforzamos nuestro sistema inmunitario. Esta es la raz¨®n por la que, despu¨¦s de un esfuerzo f¨ªsico en el gimnasio, uno siente una sensaci¨®n agradable. Gracias al estr¨¦s generamos m¨¢s adrenalina y noradrenalina, lo que permite que nuestra mente se agudice y que nuestra atenci¨®n sea mayor. Por ejemplo, si tenemos que preparar algo importante no nos concentramos de la misma forma si disponemos de todo el d¨ªa que en caso de contar con una hora, cuando el nivel de exigencia es mayor.
Si estamos obligados a realizar una operaci¨®n en poco tiempo nuestro nivel de concentraci¨®n aumenta y las interrupciones se reducen dr¨¢sticamente, por lo que dejaremos el m¨®vil aparcado en una esquina. Buscamos el estr¨¦s para activarnos, aunque nuestra respuesta sea inconsciente. El problema surge cuando calculamos mal y nos pasamos del plazo de tiempo del que disponemos. Entonces, esta situaci¨®n deja de ser una reacci¨®n positiva para convertirse en algo que realmente nos da?a. Para evitarlo y convertir al estr¨¦s en nuestro aliado, el matrimonio Crum sugiere tres pasos en un art¨ªculo publicado en la Harvard Business Review.
Primer paso: aceptemos al estr¨¦s. M¨¢s que negarlo, es recomendable nombrar el nivel de estr¨¦s al que estamos sometidos. Curiosamente, lo que opinemos de esta situaci¨®n definir¨¢ el nivel de respuesta de nuestro cuerpo. Si creemos que nos juega una mala pasada, nuestro nivel de cortisol aumentar¨¢ mucho m¨¢s que si vemos su cara amable, como se ha comprobado en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.
Reconocer el estr¨¦s tambi¨¦n nos ayuda a tomar distancia. Cuando se activa en nosotros, los centros autom¨¢ticos, como la am¨ªgdala, cobran fuerza en nuestro cerebro. Seg¨²n una investigaci¨®n basada en esc¨¢neres cerebrales, si hablamos de lo que nos altera, la actividad neuronal pasa de la am¨ªgdala al neocortex, lo que nos permite una respuesta m¨¢s consciente y elaborada. Por eso, para evitar que nos paralice en exceso, tenemos que hablar del estr¨¦s y reconocer en qu¨¦ nivel nos encontramos.
Segundo paso: seamos propietarios de nuestro estr¨¦s. Esta situaci¨®n nos impide caer en lamentos o en excusas de por qu¨¦ me pasa a m¨ª. Como sugiere el matrimonio Crum con una met¨¢fora, si hemos decidido subir al Everest, hemos de asumir que vamos a pasar unas cuantas noches fr¨ªas y oscuras. Por eso, si queremos preparar un informe importante, emprender un negocio o criar un hijo, necesitamos aceptar que dicha decisi¨®n implica momentos dif¨ªciles y alguna que otra noche fr¨ªa y oscura en la ladera del Everest. De esa misma manera, si hemos decidido dejar algo para el ¨²ltimo momento, tenemos que asumir que estamos pagando el peaje por el camino que hemos elegido.
Y tercer paso: usemos al estr¨¦s en nuestro propio beneficio. El l¨ªmite del estr¨¦s positivo y del que nos hace da?o lo tenemos que manejar nosotros. Es posible que acusemos mucho estr¨¦s si dedicamos solo un d¨ªa a ese informe importante o a preparar un examen pero que, si ampliamos el plazo de tiempo e invertimos un par de d¨ªas, no nos da?e tanto. Ese l¨ªmite ha de definirlo cada uno conforme a su car¨¢cter y a la actividad. Vale la pena reflexionarlo para utilizarlo en nuestro propio beneficio.
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