?Votad hasta que acert¨¦is!
El problema principal no es la investidura sino la consecuci¨®n de una legislatura estable
1. Cuando el secretario de organizaci¨®n del PSOE y actual ministro de Fomento en funciones, Jos¨¦ Luis ?balos, advierte en una conferencia de prensa a los principales partidos pol¨ªticos adversarios de los socialistas que de ellos depende facilitar la investidura de Pedro S¨¢nchez como presidente de Gobierno y de que ¡°est¨¢ en juego la repetici¨®n de las elecciones¡±, no s¨®lo comete una equivocaci¨®n pol¨ªtica (que otros dirigentes socialistas, incluso ¨¦l mismo, corrigieron con rapidez al cambiar el ¨¦nfasis de esas palabras y situar el terreno de juego de los pactos en otro lugar), sino que pone en cuesti¨®n la conclusi¨®n del largo ciclo electoral que los ciudadanos han recorrido ejemplarmente hasta ahora. Con esa duda planteada por ?balos se echa finalmente sobre la ciudadan¨ªa la responsabilidad de tener Gobierno: ¡°?Vuelva usted a votar todas las veces que sea necesario hasta que acierte!¡±. Se parece mucho a una tomadura de pelo.
Si se plantea p¨²blicamente la posibilidad de convocar nuevas elecciones generales ante las dificultades de las formaciones pol¨ªticas centrales para pactar una mayor¨ªa parlamentaria estable ¡ªy como consecuencia la direcci¨®n del pa¨ªs¡ª, las tareas pendientes (la administraci¨®n ordinaria y las reformas estructurales cuyos contenidos habr¨¢n de extenderse en el largo plazo) quedan embalsadas ad infinitum, hasta que surja una nueva correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas que para nada est¨¢ asegurada con la celebraci¨®n de otros comicios, que sin duda sufrir¨ªan un aumento de la abstenci¨®n.
2. El problema principal no es la investidura, sino la legislatura. Imag¨ªnense (opci¨®n posible) que Unidas Podemos da en la investidura su apoyo a S¨¢nchez a cambio de nada y ¨¦ste consigue la mayor¨ªa suficiente para ser proclamado presidente de Gobierno. A continuaci¨®n Pablo Iglesias le dice a ¨¦ste: ¡°Os esperamos en los Presupuestos Generales del Estado¡±, y en ese momento si el Gobierno no acepta las proposiciones que le hace, por ejemplo en materia de gasto p¨²blico, se acaba ese apoyo. Habr¨ªa investidura pero no acuerdos constantes para una legislatura estable. Al tiempo que el mundo se transforma aceleradamente hacia nuevas realidades (de las cuales probablemente la m¨¢s significativa es la vertiginosa revoluci¨®n tecnol¨®gica, con lo que ello significa de cambios estructurales en el modelo productivo y en el mercado de trabajo de los pa¨ªses), Espa?a lleva ¡ª por mor de las sucesivas debilidades parlamentarias¡ª m¨¢s de tres a?os atorada en las reformas estructurales pendientes, en cuyo enunciado (no en sus contenidos) todo el mundo est¨¢ de acuerdo: la educaci¨®n y la formaci¨®n permanente, la fiscal, la energ¨¦tica, las del empleo y condiciones de vida, la de la distribuci¨®n de la renta y la riqueza, la financiaci¨®n auton¨®mica, etc¨¦tera, sin introducir en este an¨¢lisis al elefante que est¨¢ permanentemente en el centro de la sala: la cuesti¨®n territorial y Catalu?a. Qui¨¦n duda de que los 122 diputados socialistas no son suficientes para abordar esos cambios y que ser¨¢ imprescindible el consenso para elaborar las respuestas y encontrar las fuerzas precisas para implantarlas en el conjunto de la sociedad. S¨®lo as¨ª parece posible restablecer la confianza ciudadana en la pol¨ªtica parlamentaria, tan debilitada en los ¨²ltimos tiempos.
3. Hay aproximaciones inentendibles a la actual pol¨ªtica de pactos. Dos ejemplos: cuando Iglesias declara que no exigir¨¢ a S¨¢nchez ¡°ministerios del Estado¡± en un hipot¨¦tico Gobierno de coalici¨®n (o de cooperaci¨®n) pero s¨ª competencias en ¡°carteras sociales¡± para hacer ¡°pol¨ªticas de izquierdas¡±, quiz¨¢ se est¨¦ poniendo realista ante las posibilidades que se le abren pero al mismo tiempo deval¨²a su propio poder y, sobre todo, deval¨²a las carteras sociales como departamentos de segunda divisi¨®n. Algo parecido ha sucedido durante las negociaciones para pactar Gobiernos municipales y auton¨®micos. El PP y Ciudadanos han pretendido esquivar el deterioro de su imagen p¨²blica al incorporar a la extrema derecha a tales Gobiernos, ofreci¨¦ndola en primera instancia, vergonzantemente, cargos de segundo nivel (direcciones generales, asesor¨ªas¡, no consejer¨ªas ni concejal¨ªas), como si ese nivel no tuviese que regirse por id¨¦nticos criterios de transparencia, eficacia y dignidad, ni se financiase con recursos p¨²blicos.
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