El hist¨®rico proyecto que quiere salvar el lago Atitl¨¢n pero no gusta a todos
La construcci¨®n de un megacolector que pretende limpiar sus aguas enfrenta a una asociaci¨®n con los vecinos, que consideran que la industria les va a arrebatar su bien m¨¢s preciado
Eduardo Aguirre recorre en su lancha el lago de Atitl¨¢n, mientras la luz del sol destella en sus aguas y los volcanes se erigen majestuosamente en el horizonte. Aguirre lleva lentes de sol y un chaleco salvavidas por encima de su camisa polo azul con la leyenda Amigos del Lago de Atitl¨¢n. Parece como si estuviera de vacaciones, pero en realidad ¨¦l es el director de la organizaci¨®n que se propone construir el sistema de aguas residuales m¨¢s grande de Centroam¨¦rica.
La organizaci¨®n est¨¢ conformada por acad¨¦micos, cient¨ªficos y habitantes urbanos. Son due?os de casas vacacionales en torno a este lago, surgido en lo que alguna vez fue el cr¨¢ter de un volc¨¢n activo, y est¨¢n sumando esfuerzos para garantizar su supervivencia, pues representa un importante polo tur¨ªstico, un motor econ¨®mico para el pa¨ªs y, sobre todo, constituye la reserva de agua dulce m¨¢s importante de la regi¨®n. 300.000 habitantes, la mayor¨ªa ind¨ªgenas mayas, viven en sus alrededores, quienes llaman al lago por nombre y apellido: Atitl¨¢n Cristalina. Sin embargo, sus aguas cristalinas hoy s¨®lo existen en el recuerdo.
¡°?sta es la historia de las plantas de tratamiento de agua en Guatemala¡±, afirma Aguirre al bajar de la lancha. Transcurren las primeras horas del d¨ªa en la costa de San Lucas Tolim¨¢n y ya puede verse a un grupo de mujeres lavando ropa en el lago. A orillas del mismo, cien metros m¨¢s adelante, una planta de tratamiento se desborda en un parque infantil, mientras que otro estanque yace cubierto completamente por la maleza. Aguirre explica que ah¨ª, de donde deber¨ªa salir el agua limpia desde la planta, brota una espuma espesa compuesta por jab¨®n, nitratos y bacterias fecales. Su hijo frunce el ce?o y mira a su alrededor con desagrado.
El agua corre as¨ª, sin filtrarse, directamente hacia el lago. Aguirre contin¨²a explicando y se?ala con el dedo hacia donde resuena una bomba, unos cien metros m¨¢s adelante. Desde ah¨ª, contaminada presuntamente se conduce de regreso a los hogares para su consumo dom¨¦stico. El lago es la ¨²nica fuente de agua para las poblaciones del sur de la cuenca, por lo que su mal estado representa un desastre para el medio ambiente y la salud.
Eduardo Aguirre est¨¢ acostumbrado a que el l¨ªquido corra al abrir el grifo y a que, al tirar de la palanca del retrete, desaparezca por el drenaje de la Ciudad de Guatemala. Cien kil¨®metros al norte, en la zona rural del pa¨ªs, ¨²nicamente el 40% de los poblados dispone de una planta de tratamiento de aguas residuales, mientras que el sistema de drenaje es un lujo que existe s¨®lo para una minor¨ªa.
2019 es a?o electoral en Guatemala [* este reportaje se realiz¨® antes de las elecciones del 16 de junio] y Aguirre considera que ¨¦ste podr¨ªa ser un momento oportuno para poner punto final a este caos. El director de la organizaci¨®n y tambi¨¦n arquitecto se muestra nervioso, pues el gobierno debe decidir si acepta o no su proyecto; la fecha l¨ªmite son los comicios. ¡°?Qu¨¦ pasar¨ªa si no?¡±, pregunta su hijo durante el trayecto de vuelta a la lancha. ¡°Entonces el lago se morir¨ªa para siempre¡±, responde Aguirre. La organizaci¨®n Amigos del Lago de Atitl¨¢n pronostica que en cinco a?os la situaci¨®n del lago habr¨¢ alcanzado un punto de no retorno.
Cient¨ªficos nacionales e internacionales debaten a¨²n sobre la gravedad de la situaci¨®n en el lago de Atitl¨¢n. El Centro de Estudios Atitl¨¢n (CEA) lleva a cabo mediciones de manera regular desde hace diez a?os, sin obtener pron¨®sticos definitivos hasta la fecha. Sin embargo, algo resulta evidente: cada vez es m¨¢s frecuente encontrarse con la proliferaci¨®n de algas, o para ser m¨¢s precisos, con el crecimiento exponencial de cianobacterias. Las cepas de algas parcialmente t¨®xicas se forman en los cuerpos de agua dulce cuando resultan contaminados por aguas residuales, pesticidas y fertilizantes. En enero, las cianobacterias ¡ªque tienen la apariencia de pelaje canino mojado¡ª cubrieron la totalidad de los 126 kil¨®metros cuadrados que abarca el lago. El diario guatemalteco Prensa Libre alerta actualmente sobre los riesgos del consumo de pescado.
Son tiempos dif¨ªciles para Mat¨ªas Yak, de treinta y tres a?os, quien afirma: ¡°El lago es como mi banco¡±. Mientras, envuelve en hojas de ca?a los cangrejos que m¨¢s tarde vender¨¢ en el mercado. A cien metros de su casa de barro, yendo hacia abajo, la familia de cinco miembros extrae el agua para cocinar, ba?arse y lavarse los dientes. El lago funciona como un cuarto de ba?o al aire libre y es, a la vez, su fuente de ingresos m¨¢s importante. ¡°No hab¨ªa ni peces ni cangrejos¡±, relata Magdalena, la esposa de Mat¨ªas, refiri¨¦ndose a la m¨¢s reciente proliferaci¨®n de algas. ?ltimamente han pensado en marcharse, pues ¡°hay un contaminante¡ ?C¨®mo dices que se llama?¡±, pregunta ella, titubeante, a su marido, ¡°cianobacterias¡±, le responde Mat¨ªas.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos, el 50% de los habitantes padecen diarreas cr¨®nicas, un n¨²mero significativamente mayor al de otros lugares en Guatemala
El lugar donde residen las familias de pescadores arroja los valores m¨¢s graves a lo largo de la ribera del lago, afirma M¨®nica Orozco, bi¨®loga del CEA, consciente de que las 70.000 personas, para quienes el lago representa su ¨²nica fuente de agua dulce, disponen de muy poca informaci¨®n sobre el nivel de contaminaci¨®n y sus consecuencias. Seg¨²n datos de la Secretar¨ªa de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN), el 50% de los habitantes padecen diarreas cr¨®nicas, un n¨²mero significativamente mayor al de otros lugares en Guatemala. Orozco reporta que los ni?os mayores de un a?o sufren padecimientos gastrointestinales cuyo desenlace, en muchos casos, resulta ser fatal. Los pescadores, asimismo, se quejan por la aparici¨®n de erupciones en la piel despu¨¦s de haber tomado un ba?o en el lago.
En una amplia oficina en la Ciudad de Guatemala, a unos 200 kil¨®metros de ah¨ª, la organizaci¨®n Amigos del Lago Atitl¨¢n trabaja en una posible soluci¨®n a este problema: se llama megacolector y fue desarrollado por cient¨ªficos de California. Como si se tratara de una operaci¨®n militar, Aguirre describe la primera fase, parado frente a un mapa: construcci¨®n de canalizaciones, pues hasta ahora s¨®lo la mitad de las casas est¨¢n conectadas a un sistema de desag¨¹e. De este modo, las aguas residuales quedar¨ªan conectadas a un sistema de tuber¨ªas que, de realizarse el proyecto, se instalar¨¢ a 20 metros bajo la superficie del lago. Por medio de turbinas se llevar¨¢n dichas aguas hasta la orilla de San Lucas Tolim¨¢n y luego fuera de la cuenca a San Julian. Una planta central se encargar¨ªa de purificarlas y generar electricidad. Para garantizar su mantenimiento, el plan es vender la energ¨ªa producida, explica Aguirre. El hecho de que el colector tambi¨¦n beneficie a la agricultura, y no solamente a las comunidades, es una sospecha generalizada. Este proyecto tendr¨ªa dimensiones hist¨®ricas, seg¨²n detalla la organizaci¨®n en su sitio de internet, pues s¨®lo un lago cristalino atrae a los turistas y, con ellos, el beneficio para 17 millones de guatemaltecos.
En octubre de 2018, el gobierno de Jimmy Morales anunci¨® un apoyo para el proyecto, cuyo costo asciende a unos doscientos millones de d¨®lares, pero ser¨¢ hasta mediados de 2019 cuando el Congreso decida sobre la viabilidad del pr¨¦stamo. De aprobarse, con el megacolector se instalar¨ªa, a partir de 2020, un moderno sistema urbano de tratamiento de aguas residuales en esta regi¨®n marginada. Sin embargo, aquellos que resultar¨ªan beneficiados se oponen al proyecto.
La oposici¨®n en casa
¡°Nosotros decimos no al megacolector¡±, se lee en un cartel de pl¨¢stico colocado en el Sal¨®n Municipal de San Lucas. Sentados en sillas de pl¨¢stico, consejos de ancianos, representantes juveniles y trabajadores del municipio dialogan sobre el gran conflicto que desencadenar¨ªa la realizaci¨®n del proyecto y se refieren al lago como ¡°abuelita¡±. Para ellos, tiene un significado espiritual. Tambi¨¦n discuten sobre la organizaci¨®n Amigos del Lago Atitl¨¢n; a esta le recriminan, seg¨²n puede leerse en un panfleto repartido en el evento, difundir informaci¨®n falsa deliberadamente para imponer sus propios intereses.
Maggie Garc¨ªa tiene 28 a?os, es periodista, activista y, desde hace poco, se convirti¨® en madre. Tel¨¦fono m¨®vil en mano, saluda a los asistentes y exclama: ¡°Yo soy 80% de agua y la leche que produzco para mi beb¨¦ es agua tambi¨¦n¡±. Para ella, el megaproyecto no representa una soluci¨®n, sino un problema mayor: "No estamos de acuerdo con que nos quiten el agua¡±. Desde que empez¨® a manifestarse en contra del megacolector ha recibido varias amenazas de muerte.
Garc¨ªa expresa un temor bastante difundido entre la poblaci¨®n, a saber, que la energ¨ªa y el agua limpia obtenidas gracias al proyecto no beneficien a la comunidad, sino a la industria azucarera y a las plantaciones de caf¨¦. De hecho, la organizaci¨®n no tiene ning¨²n plan que aclare c¨®mo es que el suministro limpio se pondr¨ªa a disposici¨®n de los habitantes. Para ellos, esto tiene una explicaci¨®n muy sencilla: les van a arrebatar el lago.
La Constituci¨®n de Guatemala define al agua como un bien com¨²n. A pesar de ello, los megaproyectos de la agroindustria han contribuido decisivamente, desde hace a?os, a la desecaci¨®n de los r¨ªos y los lagos del pa¨ªs. Muchos municipios en torno al lago Atitl¨¢n est¨¢n exigiendo la realizaci¨®n de un refer¨¦ndum, tal y como lo se?ala la Declaraci¨®n de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas. Hasta ahora, sin embargo, sus esfuerzos han sido infructuosos.
Para Juan Skinner, el megacolector sigue la misma l¨®gica err¨®nea: ¡°Ellos quieren que la poblaci¨®n se adapte a la soluci¨®n, y no al rev¨¦s¡±. El cient¨ªfico medioambiental originario del lago Atitl¨¢n participa activamente en conferencias internacionales sobre esta materia y desde hace d¨¦cadas ha hecho del Atitl¨¢n su objeto de investigaci¨®n. ?l sabe muy bien que este es solo uno de los numerosos conflictos por recursos que existen actualmente en Latinoam¨¦rica, y sostiene que no se trata de un problema ecol¨®gico, sino de un conflicto social.
?l est¨¢ convencido de que un proyecto t¨¦cnico tan ambicioso no funcionar¨¢: ¡°Nuestra sociedad crece r¨¢pidamente y el agua se agota, debemos desarrollar soluciones m¨¢s sustentables¡±. Skinner prev¨¦ que el fracaso del megacolector traer¨ªa consigo el surgimiento de iniciativas locales que hasta la fecha han sido obstaculizadas por el megaproyecto.
Esta investigaci¨®n fue apoyada por Netzwerk Recherche, Olin y Brot f¨¹r die Welt.
(*) En la versi¨®n original del art¨ªculo no se menciona la celebraci¨®n de las elecciones en Guatemala el 16 de junio.
Traducci¨®n: Benjam¨ªn Cort¨¦s
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