Par¨ªs, en compa?¨ªa
Una aplicaci¨®n pone en contacto a ancianos con ciudadanos dispuestos a ayudarles en un desplazamiento
La capital de Francia es visitada a diario por miles de personas que recorren sus calles y ocupan el espacio p¨²blico hasta el ¨²ltimo mil¨ªmetro. Menos evidente, y menos conocida, es la realidad de miles de parisinos que viven all¨ª pero a duras penas pueden salir de su casa. El Ayuntamiento de Par¨ªs estima que la capital cuenta con unos 174.000 residentes de m¨¢s de 60 a?os que viven solos, y se calcula que la mitad de ellos tienen m¨¢s de 75 a?os.
Para romper el aislamiento que a menudo rodea la vida de las personas mayores, la Alcald¨ªa ha lanzado un servicio gratuito: una aplicaci¨®n m¨®vil, adem¨¢s de una web y un tel¨¦fono, para poner en relaci¨®n a los mayores de 65 a?os con parisinos que quieran, de manera ben¨¦vola y desinteresada, acompa?arles en alg¨²n desplazamiento de la vida cotidiana, como por ejemplo, ir de compras o al m¨¦dico, ya sea a pie o en transporte p¨²blico. El trayecto se realiza siempre en Par¨ªs intramuros, una vez por semana y por una duraci¨®n m¨¢xima de 4 horas.
Entre los voluntarios, bastantes de Am¨¦rica Latina, sorprendidos de ver tantos ancianos que viven solos?
Paris en compagnie (Par¨ªs en compa?¨ªa, en espa?ol) es el nombre de la iniciativa pionera en Francia, que ha sido lanzada por el Ayuntamiento el 15 de enero pasado, y que cuenta con la colaboraci¨®n de actores privados ya presentes en el sector de la tercera edad como los Petits fr¨¨res de pauves (Los hermanos peque?os de los pobres, en espa?ol) que lucha contra el aislamiento de las personas mayores, Autonomie Paris Saint Jaques, que agrupa una red de profesionales al servicio de los mayores y de las personas de su entorno, y Lulu dans ma rue, que es un servicio de conserjer¨ªa de barrio y que ofrece ayuda en peque?as tareas dom¨¦sticas.
De hecho, el caso de Par¨ªs y de sus mayores no es una excepci¨®n a la regla. Los Petits fr¨¨res de pauvres publicaron una nota a principios de a?o donde alertaban del aislamiento que sufren los mayores en Francia, una populaci¨®n de unas 900.000 personas. Seg¨²n la organizaci¨®n, 300.000 de entre ellos se encuentran en situaci¨®n de ¡°muerte social¡±, es decir, que no mantienen pr¨¢cticamente relaciones con nadie del exterior de su domicilio.
La organizaci¨®n de Paris en compagnie no s¨®lo promueve las acciones puntuales de ayuda al desplazamiento sino que a trav¨¦s de sus redes sociales, como Facebook y Twitter, anima los ciudadanos a vivir las actividades externas de socializaci¨®n con una mirada puesta sobre los ancianos. As¨ª por ejemplo Paris en compagnie aprovech¨® el reciente evento Paris s¡¯¨¦crit (Par¨ªs se escribe, en franc¨¦s), la primera jornada dedicada a la escritura manuscrita en la capital, para invitar a propios y a extra?os a tomarse el tiempo de escribir una carta a sus abuelos, o bien aprovechar la ocasi¨®n para incitar a los abuelos a que sean ellos quienes escriban una carta a las personas que quieren.
Paris en compagnie busca crear lazos entre acompa?antes y acompa?ados m¨¢s all¨¢ de los desplazamientos puntuales. Por eso organizan peque?os eventos, como desayunos o aperitivos, para reunir a voluntarios y ancianos del barrio y permitir que se conozcan. Me cuenta una persona de la organizaci¨®n que la semana que viene 10 beneficiarios van a participar en un taller de cocina dirigido por chefs con estrella Michelin. ?Quien fuera beneficiario!
Hasta la fecha se han realizado m¨¢s de 700 acompa?amientos y hay unos 400 ciudadanos inscritos como voluntarios, y tambi¨¦n unos 400 ancianos inscritos que solicitan ayuda para sus desplazamientos. Despu¨¦s de cada desplazamiento, la organizaci¨®n contacta a ambas partes para saber c¨®mo ha ido la experiencia de cooperaci¨®n. Por lo visto, los retornos son m¨¢s que positivos. Los voluntarios est¨¢n encantados porque han aprendido cosas del barrio o de la persona que han encontrado. Y las personas mayores est¨¢n felices de haber podido salir de casa, cosa que no hac¨ªan tal vez por miedo al exterior o por tener una peque?a dificultad para andar.
Entre los voluntarios me cuentan que hay bastantes personas de Am¨¦rica Latina, que se sorprenden de ver tantos ancianos que se atreven a vivir solos en Par¨ªs. La mayor¨ªa de los voluntarios son parisinos pero tambi¨¦n hay extranjeros que acaban de aterrizar y este gesto solidario, de ayudar al vecino anciano, les permite conocer a otras personas, practicar la lengua y empezar con buen pie su integraci¨®n en Francia.
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