?C¨®mo llenar el espacio que ocupan las drogas? Con baile
Kuhamahama es un proyecto de danza n¨®mada que se expande por todo Uganda y que permite a los j¨®venes marginados tener una motivaci¨®n y un sustento econ¨®mico para salir adelante
En Uganda, la danza es el n¨²cleo de la transformaci¨®n de la juventud y del servicio comunitario desde hace un tiempo. En 2017, un grupo de muchachos de la capital, Kampala, comenzaron a utilizar su talento para ayudar a personas de su edad que luchaban contra las drogas y el desempleo. As¨ª crearon Kuhamahama, que significa movimiento de danza n¨®mada.
Lo que convierte a este proyecto en ¨²nico en su g¨¦nero es que opera en todo el pa¨ªs, y particularmente en zonas rurales. Desde su nacimiento, la iniciativa ha recorrido m¨¢s de 80 aldeas en el este y el norte de Uganda. Una de las razones de su ¨¦xito es que los organizadores incorporan bailes tradicionales de cada regi¨®n en los estilos que se ense?an, fusionando el baile con mensajes sobre problem¨¢ticas de actualidad de las zonas que visitan.
Joyce Driciru (nombre ficticio), de 21 a?os, vive en Maracha, en la regi¨®n del Nilo Occidental, y cuenta que estaba tan enganchada a las drogas que su familia la hab¨ªa abandonado. "Tambi¨¦n ten¨ªa que cuidar a un ni?o peque?o. Estaba tan desesperada que us¨¦ la droga como un escape", recuerda. Cuando el grupo de danza Kuhamahama visit¨® su pueblo, asisti¨® al primer taller, donde los j¨®venes de la zona hablaron sobre sus problemas. Escuchar a otros compartir historias similares a la suya, la anim¨® a regresar al d¨ªa siguiente. "En ese taller me di cuenta de que, incluso siendo madre soltera, podr¨ªa tener ¨¦xito en cualquier cosa que me propusiera", cuenta Driciru.
Al comenzar los ensayos, se sum¨® al grupo. La chica encontr¨® as¨ª una forma de canalizar sus emociones y de lidiar con sus problemas, lo que le ha permitido dejar las drogas. Hoy dirige su propio grupo de baile.
Kuhamahama les pide a los diferentes grupos que elaboren una coreograf¨ªa de baile basada en una historia o tema local, que m¨¢s tarde interpretar¨¢n en publico, en colaboraci¨®n con bailarines, organizaciones y escuelas locales. Estos se convierten en parte de la red que permite que la iniciativa encuentre nuevas oportunidades en la zona. Entre los grupos existe una sana competencia. Se realiza un seguimiento del progreso de cada uno, y aquellos m¨¢s sobresalientes se presentan en el festival anual de danza de Batalo Este, un evento popular con premios para los mejores bailarines, donde los participantes pueden aprender nuevas t¨¦cnicas de baile de los dem¨¢s.
De la escuela, a beber
Tras abandonar la escuela, donde le gustaba bailar, Anthony Hanyerere pasaba sus d¨ªas bebiendo con amigos, en el distrito de Butaleja al este de Uganda. Cuando uno de los grupos de Kuhamahama visit¨® Butaleja, asisti¨® a los talleres, y ahora supervisa un grupo de danza local. Hanyerere emplea a unos 20 j¨®venes que bailan en su mayor¨ªa ritmos tradicionales populares en el este de Uganda. El grupo gana dinero actuando en diferentes eventos en todo el pa¨ªs y apareciendo en videos musicales. Cada concierto les deja aproximadamente 565.000 chelines ugandeses (alrededor de 140 euros). "En un mes, ganamos por lo menos 860 d¨®lares (755 euros), que repartimos entre nosotros al final del mes", se?ala Hanyerere.
Esto les ha permitido adquirir una independencia financiera que antes no ten¨ªan. Cuando cuentan sus historias en talleres en otras zonas rurales, los j¨®venes que se sienten identificados no tardan en un¨ªrseles. Douglas Benda Kasule, profesor de teatro e investigador de arte en Kampala, dice que los beneficios del baile (m¨¢s all¨¢ del deporte) han sido pasados por alto durante a?os, pero que cada vez m¨¢s gente est¨¢ tomando consciencia de su poder para cambiar la sociedad. "He estado siguiendo el proyecto de Kuhamahama y me parece un enfoque multibeneficio, en el que no solo se ayuda a los j¨®venes a cambiar su forma de pensar, sino tambi¨¦n a crear sus propios empleos y a salir de la pobreza", explica Kasule.
Kuhamahama les pide a los diferentes grupos que elaboren una coreograf¨ªa de baile basada en una historia o tema local, que m¨¢s tarde interpretar¨¢n en publico. Entre los grupos existe una sana competencia.
Los frutos del proyecto han captado la atenci¨®n de l¨ªderes locales, que comienzan a apoyarlo. Por ejemplo, el Oficial de Educaci¨®n del Distrito de Maracha y el Secretario Ejecutivo del Consejo de Salud y Educaci¨®n ayudaron al grupo a encontrar un espacio de ensayo p¨²blico. Como consecuencia, nueve chicas y 10 chicos nuevos se unieron al proyecto. Hasta hace poco, los fundadores de Kuhamahama recaudaban los fondos necesarios para moverse para reservar espacios, comprar refrescos y alquilar sistemas de sonido por su cuenta. Actualmente tienen locales p¨²blicos a su disposici¨®n, de forma gratuita, y tambi¨¦n han recibido fondos de organizaciones como Africalia, una iniciativa de la Cooperaci¨®n Belga para el Desarrollo.
Este art¨ªculo se publica como parte de 7.700 millones, una iniciativa internacional y colaborativa que re¨²ne a 15 medios de comunicaci¨®n para centrarse en soluciones en favor de la inclusi¨®n social, econ¨®mica y ciudadana. Se pueden leer todos los de eta edici¨®n y tambi¨¦n los de ediciones pasadas aqu¨ª.
Los integrantes tambi¨¦n invitan incluso a la polic¨ªa a participar en sus talleres y eventos. Abdul Kinyenya, miembro del proyecto, explica que el objetivo es ilustrar que la delincuencia puede frenarse si la juventud est¨¢n ocupados y desalentados para consumir drogas. En general, estas cuestiones sociales en Uganda las abordan las ONG, cuyas iniciativas no siempre est¨¢n dirigidas a los j¨®venes. La danza, y las artes en general, reciben poca financiaci¨®n del gobierno, y se perciben como pasatiempos paralelos a los estudios m¨¢s serios. Proyectos como el de Kuhamahama son propuestas para la juventud que permiten conjugar la ocupaci¨®n con algo que resulta divertido.
De momento, la iniciativa ha llegado a m¨¢s de 25.000 j¨®venes, 60 de los cuales han formado sus propios grupos de baile. Seg¨²n el coordinador del proyecto, Abdul Kinyenya, el objetivo es ayudar a un mill¨®n de j¨®venes a salir de las drogas y otros problemas sociales, restaurar los bailes tradicionales regionales y ayudar a la gente a ganarse la vida con una carrera en la danza.
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