La c¨²rcuma y otras gestas
El uso de esta especia ha vuelto a resurgir siglos despu¨¦s de que Marco Polo, tras sus viajes por China, llegase con ella
Hubo un tiempo en el que la pimienta se contaba por gramos y ten¨ªa tanto valor como la plata. Algo parecido dej¨® escrito Stefan Zweig en su libro dedicado a Magallanes, recientemente recuperado por la editorial Capit¨¢n Swing; un relato que bien puede leerse como una novela de aventuras donde su protagonista es el hombre que va a demostrar la redondez del mundo.
Al principio del texto, Zweig nos viene a contar la influencia que ejercieron las especias en las rutas navegables. Los nervios del gusto se ver¨ªan estimulados por los sabores ex¨®ticos de la pimienta, la canela, el jengibre o el azafr¨¢n. De tal manera que va a ser el paladar el encargado de trazar el camino a la aventura.
Sin perder el rumbo, hoy toca hablar de una especia que se ha puesto de moda, se anuncia mucho y nunca falta en los pastilleros de cualquier adicto, o adicta, a los herbolarios. Nos referimos a la c¨²rcuma, ese polvo amarillo cuyo uso traspasa las fronteras de la cocina y llega hasta el ¨¢mbito medicinal. Por ello, vamos a hablar de la c¨²rcuma a la manera cient¨ªfica, pero intentando no perder el pulso al temperamento literario. No hay que olvidar la atracci¨®n m¨¢gica que durante a?os ejercieron las especias en el alma de Europa.
Por decirlo de forma enciclop¨¦dica, la citada especia lleva por nombre cient¨ªfico Curcuma longa Linn y de ella se emplea la ra¨ªz que, reducida a polvo, presenta un color amarillo brillante. Popularmente ha sido usada como antiinflamatorio eficaz para el aparato digestivo, aunque tambi¨¦n se le han dado usos diversos para h¨ªgado, coraz¨®n e incluso demencia. Con todo, las propiedades que han sido probadas a la manera cient¨ªfica son varias.
De entre todas ellas, vamos a destacar sus propiedades sexuales, pues, la c¨²rcuma, adem¨¢s de cumplir su funci¨®n como antioxidante a nivel testicular, es un comprobado y efectivo vasodilatador; raz¨®n de m¨¢s para que tenga tanto ¨¦xito entre los varones. Baste apuntar que, cuando Marco Polo, tras sus viajes por China, lleg¨® con esta destacada especia, los h¨¢bitos alimentarios en Europa no s¨®lo se hicieron m¨¢s ex¨®ticos, sino que entraron en contacto con los apetitos carnales.
Se han observado algunos efectos secundarios en este poderoso sabor y que tienen que ver con el sistema inmune, pues, la c¨²rcuma, en dosis peque?as, baja las defensas. De acuerdo con esto, la c¨²rcuma es especia para utilizar con generosidad. Luego est¨¢n las interacciones con otras sustancias y aqu¨ª entra en juego el h¨ªgado y la actividad enzim¨¢tica del citocromo P450, responsable del metabolismo de muchos de los f¨¢rmacos empleados en la actualidad.
Seg¨²n han demostrado diferentes estudios, al inhibirse la actividad del citocromo P450, la c¨²rcuma aumenta la respuesta de ellos en relaci¨®n con el metabolismo hep¨¢tico. Dicho de otra manera, potencia su acci¨®n, asunto por el cual no es aconsejable mezclarlos. Para entendernos, mezclar c¨²rcuma con seg¨²n qu¨¦ cosas, ser¨ªa castigo para el h¨ªgado.
Volviendo a los tiempos de la haza?a de Magallanes, es posible hacernos el cuadro e imaginar aquella ¨¦poca. Estamos a principios del siglo XVI, cuando la farmacopea empezaba a dar sus primeros pasos de la mano del joven Paracelso y en Espa?a, Carlos I, se?or de medio mundo, firmaba el pacto para que una expedici¨®n de cinco barcos dejase atr¨¢s la rada de Sevilla. Entonces, un hombre rico era se?alado como ¡°saco de pimienta¡± y la c¨²rcuma era venerada como especia m¨¢gica, no s¨®lo por su gusto, sino por sus propiedades curativas
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.