Pagar por prestar dinero
Se ha extendido la era de los tipos de inter¨¦s negativos. Es un contradi¨®s
Usted logra ahorrar algo de dinero y lo deposita en el banco para que ¨¦ste lo remunere, mucho o poco (casi siempre poco), y se lo preste a los clientes que necesitan un cr¨¦dito. L¨®gico. As¨ª funcionaba el sistema. En algunos casos ya no es o no va a ser as¨ª, sino que el banco en cuesti¨®n le va a cobrar a usted por guardar su dinero. Resulta que prestar dinero ya no tiene siempre rendimientos monetarios, sino costes. Estamos en la era de los tipos de inter¨¦s negativos.
Hace unos d¨ªas, el gobernador del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunci¨® que se planteaba bajar a¨²n m¨¢s los tipos de inter¨¦s (el de referencia est¨¢ en el 0%) y recuperar el programa de compra de deuda p¨²blica y privada, que hab¨ªa finalizado el pasado mes de diciembre. Poco despu¨¦s se supo que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) hab¨ªa abierto una discusi¨®n en su seno para bajar tambi¨¦n el precio del dinero. ?Qu¨¦ saben Draghi y Jerome Powell, presidente de la Fed, que no conocemos el resto de los mortales? La sensibilidad de los banqueros centrales a los problemas econ¨®micos est¨¢ a flor de piel despu¨¦s de los 10 a?os de Gran Recesi¨®n y del heterodoxo papel que tuvieron que desempe?ar en la misma. ?Estamos en un nuevo valle de la misma crisis y tras unos a?os de leve crecimiento (estancamiento secular) y baja inflaci¨®n volveremos a una desaceleraci¨®n y, en el peor de los casos, a otra recesi¨®n? La reuni¨®n del G20 en Jap¨®n no ha resuelto muchas dudas.
El secretario general de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), ?ngel Gurr¨ªa, declar¨®: ¡°Los bancos centrales son h¨¦roes. La pregunta es qu¨¦ armas les quedan, cu¨¢ntas balas; en concreto, cu¨¢ntas balas de plata¡±. Efectivamente: en la ¨²ltima d¨¦cada han rebajado el precio del dinero a cero, han inyectado masivamente dinero en el sistema y han comprado bonos a los Gobiernos y a las empresas para animar la inversi¨®n. Fue el BCE uno de los pioneros contempor¨¢neos de esta nueva filosof¨ªa en la que el prestamista, en lugar de recibir intereses, paga por prestar dinero, y en la que el depositante, en vez de ganar dinero cuando deja sus ahorros en el banco, debe remunerar a ¨¦ste. A mitad del a?o 2014, los bancos europeos comenzaron a abonar intereses (una tasa del 0,4%) por depositar su dinero en el BCE: se pretend¨ªa obligar a los bancos a sacar el dinero a la calle y facilitar cr¨¦dito a las empresas y particulares, es decir, a la econom¨ªa real. Solo funcion¨® a medias, ya que en aquellas condiciones (todav¨ªa en el coraz¨®n de la Gran Recesi¨®n) el pavor a prestar era mayor que el de pagar intereses por los dep¨®sitos.
En resumen, en la era de los tipos de inter¨¦s negativos nos encontramos con bancos centrales que aplican una remuneraci¨®n negativa a los dep¨®sitos que en ellos deja la banca privada; con Gobiernos y empresas que emiten deuda que cuesta dinero a quien la adquiere, o con entidades financieras que cobran a sus clientes en lugar de retribuirles por sus dep¨®sitos. No es de extra?ar que el presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca, Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n, haya dicho: ¡°Los tipos de inter¨¦s negativos son un contradi¨®s. ?Qu¨¦ es un tipo de inter¨¦s? Es una remuneraci¨®n al ahorro. ?Y qu¨¦ es el ahorro? Es la renuncia a consumir hoy para consumir ma?ana. Y con los tipos negativos penalizamos el ahorro en un momento de envejecimiento de la poblaci¨®n, lo que es muy parad¨®jico¡±.
Es sorprendente que, a pesar de que se haya puesto patas arriba la pol¨ªtica monetaria con el precio negativo del dinero, no emerjan con fuerza las alternativas que podr¨ªan modificarla: la pol¨ªtica fiscal (lo que supondr¨ªa mandar al ba¨²l de los recuerdos la rigidez presupuestaria), los est¨ªmulos a la econom¨ªa real y la subida de los salarios como forma de impulsar una reactivaci¨®n a trav¨¦s del consumo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.