Cien a?os de Rub¨¦n Gonz¨¢lez, el pianista del Buena Vista Social Club
El gran m¨²sico cubano toc¨® con el conjunto de Arsenio Rodr¨ªguez y la orquesta de Enrique Jorr¨ªn, creador del chachach¨¢
El comej¨¦n acababa de devorar el piano de Rub¨¦n Gonz¨¢lez cuando el m¨²sico, que ten¨ªan entonces 80 a?os, recibi¨® la llamada de un estudio que conoc¨ªa bien, el de la calle San Miguel y Campanario, en Centro Habana. En los a?os cincuenta all¨ª hab¨ªan grabado artistas legendarios como Benny Mor¨¦ y Celia Cruz o la estadounidense Josephine Baker, y por supuesto tambi¨¦n ¨¦l. Cuba estaba entonces sumergida en la noche del Periodo Especial, y como los estudios de la Egrem no quedaban lejos de su casa, se fue andando para all¨¢, ¡°sin grandes ilusiones, a ver qu¨¦ suced¨ªa¡±. Fue as¨ª, por casualidad, como se sum¨® (o lo sumaron) al fen¨®meno llamado Buena Vista Social Club, que en 1996 puso de moda en todo el mundo la m¨²sica tradicional cubana y rescat¨® del olvido a glorias como Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, P¨ªo Leyva y el propio Rub¨¦n, todos ya fallecidos.
Durante su carrera, Rub¨¦n hab¨ªa hecho algunas grabaciones de piano solo, casi todos boleros, que la emisora de m¨²sica instrumental Radio Enciclopedia radiaba con cierta frecuencia. Sin embargo, su verdadero disco de presentaci¨®n como solista fue Introducing Rub¨¦n Gonz¨¢lez (1997), grabado a los 81 a?os tras el ¨¦xito de Buena Vista Social Club. Gracias a ello comenz¨® a girar por Europa y Am¨¦rica mientras muchos no se explicaban el porqu¨¦ de ese largo apag¨®n, si siempre hab¨ªa hecho la misma buena m¨²sica. ¡°Eso mismo me pregunto yo¡±, le respondi¨® al poeta y music¨®logo Sigfredo Ariel, cuando, ya famoso, le requiri¨® por el secreto de su tard¨ªo ¨¦xito.
Nacido en la ciudad de Santa Clara hace cien a?os justos, Rub¨¦n Gonz¨¢lez estudi¨® piano en el conservatorio de Cienfuegos y empez¨® la carrera de medicina, pero debido a problemas econ¨®micos abandon¨® estos estudios para dedicarse a la m¨²sica, m¨¢s nutritiva. En 1943, ¨¦poca en que le apodaban El bonito, Gonz¨¢lez entr¨® a formar parte del conjunto de Arsenio Rodr¨ªguez, el gran renovador de la m¨²sica popular cubana al transformar el formato instrumental del viejo septeto de sones, al que le a?adi¨® dos trompetas, tumbadora y piano, para convertirlo en conjunto.
Con Arsenio estuvo casi tres a?os dando cuero y este fogueo le sirvi¨® para encontrar su propio lenguaje. A mediados de los cuarenta sali¨® de Cuba y regres¨® una d¨¦cada despu¨¦s como pianista de conjuntos y orquestas: la Am¨¦rica, la Riverside, Kubavana... En Tropicana hizo temporadas con el conjunto de Sen¨¦n Su¨¢rez y en Sans Souci con una agrupaci¨®n que contaba, entre otros, con Luis Chombo Silva en el saxo y como bater¨ªa el famoso Rolando Laserie, luego llamado El guapo de la canci¨®n. En 1956 volvi¨® a marcharse a Venezuela, donde permaneci¨® tocando el piano en diversas agrupaciones hasta que regres¨® a Cuba en 1962. Consigui¨® trabajo en la orquesta de la radio y la televisi¨®n al mismo tiempo que tocaba con el grupo de jazz de Pucho Escalante, hasta que un d¨ªa Enrique Jorr¨ªn, el creador del chachach¨¢, lo llam¨® a filas cuando reorganiz¨® su charanga. ¡°Estuve con mi amigo Enrique hasta el final, luego no quise quedarme dirigiendo la orquesta¡ Los m¨²sicos no viven vidas, sino tragedias¡±, le confes¨® a Sigfredo Ariel en una impagable entrevista, en la que tambi¨¦n le cont¨® que le gustaba ¡°sonar a son cubano¡±, algo evidente cuando se escucha Introducing¡ y Chanchullo, su ¨²ltimo disco el solitario, premiado en 2002 con un Grammy Latino.
A Rub¨¦n, por supuesto, le gustaba el jazz ¡ª¡°la armon¨ªa que emplean es superior a la de cualquier pa¨ªs¡±, dec¨ªa y se quedaba tan pancho¡ª, admiraba a Chopin ¡ª¡°es puro como el pensamiento de un ni?o¡±¡ª, y le encantaba tocar algunos standards norteamericanos como Laura, de Johnny Mercer, porque, dec¨ªa: ¡°En el fondo soy muy sentimental¡±.
Cuando en 1998, tras el ¨¦xito de Introducing Rub¨¦n Gonz¨¢lez, pudo comprarse un nuevo piano que coloc¨® en la sala de su apartamento de la calle Oquendo, lo primero que toc¨® fue el motivo de Blenblenbl¨¦n, de Chano Pozo, el gran percusionista cubano que en los a?os cuarenta se march¨® a Nueva York y con Dizzy Gillespie revolucion¨® el jazz al crear el cubop. ¡°Me gusta mucho la m¨²sica de Chano pero a veces pasa por ah¨ª, por Neptuno, en su carro convertible, y no mira a nadie¡±. La observaci¨®n llegaba con m¨¢s de medio siglo de retraso, pues Chano Pozo hab¨ªa sido asesinado en 1948 en un bar de Harlem por una disputa de marihuana.
Aunque ten¨ªa resbalones de atenci¨®n y la memoria le fallaba, bastaba con que se sentara al piano, o fuera a un estudio de grabaci¨®n, o actuara en el Carnegie Hall, y comenzara los primeros acordes de un danz¨®n, para reconducirse y mostrar su brillantez. De ¨¦l puede decirse que fue uno de los grandes pianistas que dio la m¨²sica popular cubana del siglo XX, y como la lista es larga y est¨¢ colmada de nombres ilustres, no es poco decir.
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