Griezmann: deseado s¨ª, querido no
El internacional franc¨¦s, que deja el Atl¨¦tico por el Bar?a, es un diamante en el mercado del f¨²tbol pero es abucheado de forma recurrente
EN LA TEMPORADA 2010-2011 y en un partido en Anoeta contra el Deportivo, Antoine Griezmann marcaba de cabeza su primer gol como jugador de la Real Sociedad. Loco de contento, el delantero franc¨¦s corri¨® hasta las vallas publicitarias, las salt¨®, se subi¨® a un coche que ejerc¨ªa de reclamo publicitario en el fondo sur del estadio y empez¨® a hacer como que lo conduc¨ªa. Curiosa celebraci¨®n. El chico ven¨ªa pegando.
Los seguidores txuri-urdin estaban fren¨¦ticos con aquel Tint¨ªn de 19 a?os que se cambiaba el peinado cada domingo y promet¨ªa grandes tardes para la Real (como as¨ª fue). L¨¢stima que al acabar aquella temporada, y en un amistoso contra el Brest franc¨¦s ¡ªtambi¨¦n en Anoeta¡ª, el p¨²blico abucheara sin compasi¨®n a su ¨ªdolo. En el transcurso de una entrevista, Griezmann se hab¨ªa dejado querer por el Atl¨¦tico de Madrid y hab¨ªa reconocido que le gustar¨ªa cantidad jugar en el equipo colchonero (como as¨ª fue tambi¨¦n).
Resulta que la de la Real no es la ¨²nica hinchada que ha pitado al extraordinario delantero franc¨¦s. De hecho, hay que decir que casi todas la han tomado en un momento u otro con el chico con cara de querub¨ªn amamantado en la cantera de Zubieta. La del Athletic Club de Bilbao no pod¨ªa con ¨¦l porque a Griezmann le gustaba decir que no le importaba nada el equipo de San Mam¨¦s, que era como si no existiera. Bueno, y porque sol¨ªa meterle goles al Athletic. La del Real Madrid tampoco, sencillamente porque el chico jugaba en el Aleti. Los radicales del Getafe casi se lo comen cuando el delantero bes¨® una ikurri?a tras marcar un gol en el Coliseum Alfonso P¨¦rez. Y la del propio Atl¨¦tico ha cargado contra ¨¦l con sa?a varias veces.
La primera, en el verano de 2017, despu¨¦s de que Griezmann dejara caer la posibilidad de marcharse al Manchester United. La segunda, en noviembre de aquel mismo a?o, en un Aleti-Madrid que supon¨ªa el octavo partido seguido de Griezmann sin marcar. La tercera, el 4 de febrero de 2018, en un partido contra el Valencia en el Wanda, despu¨¦s de que el jugador se encarara con el p¨²blico, que a su vez le hab¨ªa afeado el hecho de parar un contraataque en vez de intentar convertirlo en gol (pero cualquiera que sepa un m¨ªnimo de f¨²tbol acertar¨¢ a entender que de esto no tiene la culpa Griezmann, sino el Cholo Simeone). Y la cuarta y m¨¢s traum¨¢tica, el 20 de mayo de 2018. Atl¨¦tico-Eibar. Los hinchas rojiblancos silbaron a Griezmann hasta hacerle llorar. El Camp Nou le pit¨® con estruendo el pasado 6 de abril. El a?o anterior, y tras un alocado psicodrama, el internacional franc¨¦s hab¨ªa acabado desestimando una oferta del Bar?a. De ah¨ª el jaleo. Pero el jaleo sigue. Resulta que ¡ªahora s¨ª¡ª parece que jugar¨¢ al fin en el Barcelona, salvo hecatombe nunca descartable. Sin embargo, parece ser que en el vestuario cul¨¦ no se ha olvidado el desaire de hace un a?o. Y que no est¨¢ tan clara la bienvenida.
Podr¨ªa concluirse que a Antoine Griezmann, una estrella mundial del f¨²tbol, pero no de la psicolog¨ªa deportiva, todos lo quieren en su equipo y, al mismo tiempo, nadie le quiere. Es un futbolista deseado, pero no querido. Un astro sin estrella. Un as con aire de melancol¨ªa. Igual se ha ganado a pulso las dos cosas. Lo primero, con sus goles. Lo segundo, con sus patinazos.
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