La rebeli¨®n de los leprosos de Franco
Los historiadores documentan las atrocidades cometidas por las autoridades franquistas en la leproser¨ªa de Mikomeseng, en la Guinea Espa?ola
El historiador brit¨¢nico David Brydan se encontraba buscando informaci¨®n en el Archivo General de la Administraci¨®n en Alcal¨¢ de Henares cuando se top¨® con una misteriosa carpeta. Era de 1946 y conten¨ªa un polvoriento documento que hablaba de la leproser¨ªa de Mikomeseng, un ins¨®lito recinto vigilado por guardias armados en el que las autoridades franquistas metieron a los 4.000 enfermos de lepra de la Guinea Espa?ola.
Un documental del NO-DO de la ¨¦poca revela im¨¢genes del lugar. Los leprosos aparecen tocando el tambor con sus manos sin dedos. La narraci¨®n caracter¨ªstica de los noticiarios franquistas proclama: ¡°Estos son los enfermos, ?y a fe que no parecen demasiado abatidos!¡±. Las c¨¢maras muestran a miles de pacientes haciendo cola para recibir sus medicinas. ¡°Hoy la lepra se cura. ?Y alegraos tambi¨¦n de que Espa?a pueda presentar ante el comicio de las naciones la obra que est¨¢ llevando a cabo en su africana colonia de Guinea!¡±, celebra el narrador.
Sin embargo, la carpeta hallada por David Brydan desentierra otra versi¨®n de los hechos. ¡°Es una investigaci¨®n judicial realizada tras una rebeli¨®n en la leproser¨ªa¡±, explica el historiador, del King's College de Londres. El 18 de febrero de 1946, los leprosos se alzaron. ¡°La actitud de los enfermos, sin exceptuar ni edad ni sexo, era violent¨ªsima¡±, aseguraba el administrador territorial de Mikomeseng. El informe acusaba directamente a cinco hombres y una mujer ¡ªJ. Nguema, M. Sanga, M. Ndongo, L. Edu, P. Mba y J. Mangue¡ª de ser ¡°los promotores en el interior del recinto de la leproser¨ªa del levantamiento general de los dem¨¢s enfermos¡±.
¡°Mikomeseng era casi un campo de concentraci¨®n, un sitio donde hab¨ªa represi¨®n y donde los ni?os eran arrancados de sus madres. Y, sin embargo, la dictadura franquista utilizaba la leproser¨ªa para hacer propaganda del r¨¦gimen¡±, explica Brydan, que en septiembre publicar¨¢ un libro (Franco's Internationalists, Oxford University Press) sobre este intento de las autoridades espa?olas de legitimarse internacionalmente a trav¨¦s de su supuesta obra social.
Ante los inspectores, el director de la leproser¨ªa, V¨ªctor Mart¨ªnez Dom¨ªnguez, minimizaba la revuelta en sus dominios. ¡°El sentirse rechazado por la sociedad imprime en el car¨¢cter del leproso un sello especial de irritabilidad que es cl¨¢sico en todas las leproser¨ªas del mundo¡±, argumentaba. Pero la investigaci¨®n incluye testimonios espeluznantes. El practicante Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez D¨ªaz, un madrile?o de 29 a?os, describ¨ªa la rebeli¨®n como ¡°un acto de simple y leve protesta que, con toda raz¨®n, hicieron unos desgraciados enfermos abandonados y destinados a morir a los que solo se les ha dado hasta ahora hambre, trabajo y melongo¡±. El melongo es una palmera local y sus varas serv¨ªan para dar unos latigazos que en la colonia ten¨ªan un nombre: ¡°Melongazos¡±.
Mart¨ªnez D¨ªaz denunciaba que con los rebeldes detenidos se estaban cometiendo ¡°actos de verdadera barbarie en los que, amenazados pistola en mano, eran apaleados hasta quedar casi sin respiraci¨®n¡±. El practicante espa?ol declaraba haber enterrado a varios leprosos ¡°muertos de hambre y abandono a consecuencia de no poder andar por falta de sus extremidades¡±.
La gallega Benita Sampedro, especialista en estudios coloniales de la Universidad de Hofstra en Nueva York, ha visitado Mikomeseng en varias ocasiones. ¡°He conocido a se?oras que estuvieron all¨ª de ni?as y lo recuerdan como un lugar de terror¡±, explica. ¡°La leproser¨ªa de Mikomeseng era una especie de c¨¢rcel amurallada. Las autoridades iban por los pueblos y se llevaban a los enfermos a la fuerza. La medicaci¨®n en la d¨¦cada de 1940 era totalmente ineficiente y muy cruel, con pinchazos sobre las heridas. Y lo m¨¢s dram¨¢tico es que a las personas con lepra les quitaban a sus hijos¡±, prosigue Sampedro.
El NO-DO franquista que se proyectaba en los cines espa?oles pregonaba que los enfermos de Mikomeseng gozaban de ¡°entera libertad¡±, pero era mentira, seg¨²n lamenta Sampedro. En un ensayo publicado en 2016, la profesora describ¨ªa la leproser¨ªa como ¡°un miniestado semiindependiente, autocontrolado y totalitario, con su propia moneda de metal¡± para evitar contagios. Sus investigaciones construyen un relato de enfermos de lepra, con ¨²lceras, mu?ones y los rostros deformados, tratando de escapar a la luz de la Luna de las gruesas murallas patrulladas por la guardia colonial franquista. ¡°Hab¨ªa mucha resistencia femenina. Las mujeres embarazadas intentaban fugarse porque sab¨ªan que les quitar¨ªan a sus hijos¡±, dice Sampedro.
El informe de 1946 rescatado por David Brydan incluye multitud de testimonios del horror en Mikomeseng, pero los ignora. ¡°No se ha comprobado ninguno [de los hechos denunciados]¡±, conclu¨ªan las autoridades. La ¨²ltima vez que Sampedro estuvo en la antigua fortaleza colonial, en 2013, la leproser¨ªa segu¨ªa en funcionamiento, con 18 enfermos a cargo de una monja concepcionista de Vigo.
?Tienes m¨¢s informaci¨®n sobre este caso u otros similares? Escr¨ªbenos a manuel@esmateria.com
Un s¨ªmbolo de la propaganda
Para la dictadura franquista, Mikomeseng fue mucho m¨¢s que una leproser¨ªa escondida en el coraz¨®n del ?frica ecuatorial. "Se utiliz¨® como una herramienta de legitimaci¨®n del r¨¦gimen", subraya Carlos Tabernero, historiador de la ciencia en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "El NO-DO mostraba en Mikomeseng una ciudad independiente y aut¨¢rquica, controlada por el ej¨¦rcito y la iglesia, como la propia Espa?a. No era casualidad. Todo era felicidad pura", apunta el profesor.
El historiador Francisco Javier Mart¨ªnez, de la Universidad de ?vora (Portugal), tambi¨¦n ha investigado los documentales m¨¦dicos franquistas filmados en la colonia espa?ola: Los enfermos de Mikomeseng (1946) y Misi¨®n sanitaria en Guinea (1953), ambos dirigidos por el cineasta Manuel Hern¨¢ndez Sanju¨¢n. "El equipo cinematogr¨¢fico contaba con un presupuesto astron¨®mico. Era una iniciativa 100% oficial. Y por eso los documentales reflejaban fielmente la ideolog¨ªa franquista".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.