?nica certeza
S¨¢nchez e Iglesias dejan en suspenso la posibilidad de una coalici¨®n
El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, compareci¨® este lunes ante el Congreso de los Diputados en una situaci¨®n excepcional: el discurso le¨ªdo ante la C¨¢mara no reflejaba ning¨²n acuerdo previamente alcanzado para garantizarse la investidura, sino que parec¨ªa dise?ado para poner al resto de los grupos ante la tesitura de pronunciarse sobre cada uno de los seis ejes gen¨¦ricos de su programa: empleo y pensiones, revoluci¨®n digital, transici¨®n ecol¨®gica, igualdad tanto de g¨¦nero como social, y Europa. Esta circunstancia dej¨® flotando en el ambiente la duda de si el discurso de S¨¢nchez deb¨ªa ser interpretado como un verdadero plan de acci¨®n para los pr¨®ximos cuatros a?os o, por el contrario, como la ¨²ltima escaramuza t¨¢ctica entre partidos para dirimir las responsabilidades por una eventual repetici¨®n electoral. Esta ambig¨¹edad se vio acentuada por la propuesta con la que el candidato inici¨® su intervenci¨®n: la reforma del art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n, relativo a la investidura, a fin de que las situaciones de bloqueo institucional pudieran evitarse en el futuro.
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La ambig¨¹edad que dejaba traslucir esta propuesta de reforma constitucional radicaba en el hecho de que, si S¨¢nchez comenz¨® por ella su discurso, fue porque en el momento de pronunciarlo no descartaba la repetici¨®n electoral. Adem¨¢s, la ambig¨¹edad se afianz¨® cuando a lo largo de la jornada los negociadores del Partido Socialista y Unidas Podemos reconocieron la falta de acuerdo en las reuniones mantenidas durante la v¨ªspera y hasta poco antes de comenzar el pleno, corroborada a continuaci¨®n por el duro intercambio entre S¨¢nchez e Iglesias en el debate. Y por si a¨²n no fueran suficientes estos indicios de que la posibilidad de regresar a las urnas no est¨¢ conjurada, S¨¢nchez sumar¨ªa otro nuevo al solicitar la abstenci¨®n del Partido Popular y Ciudadanos a fin de que no coincidieran en el tiempo la reedici¨®n de la campa?a electoral, la sentencia del Tribunal Supremo contra los dirigentes independentistas catalanes y la fecha en la que est¨¢ prevista la materializaci¨®n de un Brexit sin acuerdo. Casado respondi¨® con contundencia pero manteniendo un ¨²ltimo reducto de contenci¨®n; Rivera, por su parte, se extravi¨® una vez m¨¢s en sus enso?aciones de liderar una oposici¨®n sin soporte parlamentario y m¨¢s dirigida contra sus propios fantasmas que contra las realidades pol¨ªticas en juego.
En su intervenci¨®n, S¨¢nchez solo se refiri¨® a Catalu?a en el contexto de la b¨²squeda de cohesi¨®n social y en el de la aportaci¨®n espa?ola a la construcci¨®n europea. Ni las fuerzas conservadoras ni los partidos independentistas consideraron suficientes las palabras del candidato, unos por no ser suficientemente en¨¦rgicas contra el programa de la secesi¨®n, y otros porque no pierden la esperanza de obtener una negociaci¨®n pol¨ªtica sobre la unidad territorial a cambio de su voto o su abstenci¨®n. Frente a unos y frente a otros, como tambi¨¦n frente a algunos de los sectores de Unidas Podemos, S¨¢nchez opt¨® en todo momento por una reiteraci¨®n de las coordenadas esenciales del problema desde una perspectiva estrictamente constitucional. Los portavoces de las fuerzas de signo opuesto que criticaron a S¨¢nchez por la escasa relevancia de Catalu?a en su discurso entend¨ªan que negarle una posici¨®n protagonista equival¨ªa a restarle trascendencia; el candidato, por el contrario, pareci¨® actuar desde la convicci¨®n de que enmarcar la crisis territorial en otros apartados pol¨ªticos le permit¨ªa rehuir un terreno de confrontaci¨®n que le condenaba a padecer un fuego cruzado.
La primera jornada del debate de investidura arroj¨® as¨ª una ¨²nica certeza: el Partido Socialista y Unidas Podemos disponen de un plazo que expira el pr¨®ximo jueves, no ya para alcanzar un acuerdo, sino para superar la desconfianza que se ha ido abriendo entre ambas formaciones seg¨²n avanzaba el debate. S¨¢nchez e Iglesias se esforzaron m¨¢s en poner en claro las razones en las que se funda que en desbrozar el camino para un acuerdo, sea porque esperan mejorar sus posiciones negociadoras o porque, sin decirlo, han dejado cuando menos en suspenso la posibilidad de un Gobierno de coalici¨®n.
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