Los ayuntamientos presumen de ODS
Diversas iniciativas demuestran que la pol¨ªtica municipal entiende mejor que otras las oportunidades de la Agenda 2030
En el circo que rodea la gesti¨®n y aplicaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), algunos actores han logrado demostrar por qu¨¦ esta agenda es algo m¨¢s que una vistosa solapa en la chaqueta. Sus acciones transforman pol¨ªticas y pr¨¢cticas reales, definiendo una poderosa narrativa del progreso com¨²n y espoleando la conformaci¨®n de alianzas improbables.
Este blog les ha hablado, por ejemplo, del modo inspirador en que algunas universidades y empresas han utilizado los ODS como un veh¨ªculo para apuntalar el inter¨¦s com¨²n en materia de energ¨ªa, salud o alimentaci¨®n. Pero tal vez el impacto m¨¢s duradero provenga del escal¨®n m¨¢s a pie de calle de la administraci¨®n p¨²blica: el de los ayuntamientos. Desde el lanzamiento mismo de los ODS, los responsables de la pol¨ªtica municipal se han apropiado de una agenda que afecta tanto al bienestar de los ciudadanos como a su responsabilidad ante ellos.
Pocos esfuerzos parecen m¨¢s justificados. El 80% de la poblaci¨®n nacional se concentra ya en espacios urbanos. La gesti¨®n de lo local determina los derechos de las personas y los l¨ªmites del planeta en un punto reconocible para los ciudadanos. El desgraciado zarandeo de Madrid Central demuestra lo sensible que puede ser la sociedad ante las frivolidades del populista de turno. Las competencias de los municipios tal vez no alcancen a servicios b¨¢sicos como la salud y la educaci¨®n, pero todos hemos comprobado la capacidad de estas instituciones para multiplicar o minar las pol¨ªticas que impulsan otras.
Hace algo menos de un a?o, la Red Espa?ola de Desarrollo Sostenible (REDS) publicaba el informe ¡°Mirando hacia el futuro: Ciudades sostenibles¡±. En ¨¦l se ofrec¨ªa una fotograf¨ªa de esta realidad, basada en el an¨¢lisis de todas las ciudades espa?olas de m¨¢s de 80.000 habitantes, capitales de provincia y ¨¢reas metropolitanas. Treinta y seis de estas ciudades no mostraban ni uno solo de sus indicadores en rojo. La mayor¨ªa destacaba en objetivos como la salud, el agua y saneamiento, la seguridad o la fortaleza de sus instituciones. Pero tambi¨¦n demostraban debilidades estructurales en asuntos como el trabajo digno y el crecimiento econ¨®mico, reflejo de las debilidades de todo un pa¨ªs.
El informe de REDS es el tercero que su paraguas internacional -la iniciativa SDSN- publica en todo el mundo, tras Estados Unidos e Italia. Su prop¨®sito es acompa?ar la actividad de los ayuntamientos, ofrecerles orientaci¨®n y calibrar la eficacia de los esfuerzos realizados. Porque el camino recorrido permite empezar a perge?ar lo que est¨¢ funcionando y lo que no. En un evento organizado en Nueva York la semana pasada en el marco del F¨®rum de Alto Nivel de la ONU, los alcaldes de Soria y Sevilla trasladaron a los actores internacionales algunas de las lecciones aprendidas en estos a?os, empezando por el reconocimiento de que no habr¨ªa Agenda 2030 en Espa?a en ausencia del entusiasmo municipalista que aportan espacios como la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias (FEMP).
Los desaf¨ªos no son menores. Las entidades locales est¨¢n obligadas a realizar un esfuerzo para el que a menudo carecen de m¨²sculo presupuestario y flexibilidad legal. Administraciones y administrados ganar¨ªamos mucho si los trabajadores municipales tuviesen la formaci¨®n y oportunidad para escapar de sus nichos profesionales y vincular diferentes ¨¢reas de las pol¨ªticas p¨²blicas que afectan al desarrollo sostenible (salud, planificaci¨®n urbana y movilidad, por ejemplo). O para desarrollar iniciativas con actores diversos sin quedar atrapados en la mara?a burocr¨¢tica de la contrataci¨®n p¨²blica. Hoy esta transversalidad y flexibilidad siguen siendo una quimera en demasiados lugares.
Frente a las dificultades, proliferan la imaginaci¨®n y la voluntad. Las estrecheces son compensadas por soluciones creativas y mancomunadas que podr¨ªan ser replicadas y llevadas a escala en otros lugares: los presupuestos participativos, la generaci¨®n local de energ¨ªa o el redise?o urban¨ªstico. Por eso se proponen crear un banco de buenas pr¨¢cticas que facilite esa proliferaci¨®n del conocimiento. O espolear la creaci¨®n de alianzas y foros de di¨¢logo entre ciudades dentro y fuera de nuestro pa¨ªs, dando nuevo sentido a la cooperaci¨®n municipal al desarrollo y apalancando el esfuerzo de otros actores p¨²blicos y privados.
La onda expansiva de esta revoluci¨®n es impredecible. El foro Local 2030 promovi¨® hace unos meses en Sevilla un compromiso que vincula a gobiernos de Europa, ?frica y Am¨¦rica, entidades locales, empresas, ONG y universidades. La Diputaci¨®n de Barcelona acaba de anunciar la creaci¨®n de una Oficina de ODS liderada por una de las alcaldesas de la provincia. Mientras tanto, una coalici¨®n formada por REDS, ISGlobal, la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid (ITD), la SEGIB e Iberdrola construye plataformas iberoamericanas que conecten y multipliquen las experiencias de diferentes ciudades.
Cuando llegue 2030, estos alcaldes y otros muchos podr¨¢n mirar atr¨¢s y reconocer el valor de los ODS m¨¢s all¨¢ de la fanfarria ret¨®rica que los acompa?a. La vida de sus conciudadanos se habr¨¢ transformado en aspectos cotidianos y tangibles de los que depende en ¨²ltimo t¨¦rmino la felicidad de las personas: el tiempo de desplazamiento que robamos a nuestras familias, la calidad del aire que respiramos, la protecci¨®n frente a un mal golpe hipotecario, la participaci¨®n en los asuntos comunes, el privilegio de caminar segura a cualquier hora del d¨ªa. Parecen cosas peque?as, pero nos va la vida en ellas.
[Este art¨ªculo ha sido escrito con la ayuda de Leire Paj¨ªn.]
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