Tiempos de excelencia entre los pensadores
Max Weber, Carl Schmitt y Hans Kelsen acunaron ideas que deslumbraron en aquellos a?os. La creaci¨®n de una clase pol¨ªtica que antepusiera el inter¨¦s general al de partido fue una de ellas
El grado de excelencia que encontramos en Weimar en el mundo de las artes y la cultura se extiende tambi¨¦n a la producci¨®n de las ciencias sociales. Mucha de esta literatura hay que entenderla como una respuesta a la pregunta fundamental relativa a c¨®mo defender la democracia, c¨®mo evitar su derrumbe. Y dado que la rep¨²blica cobr¨® su identidad pol¨ªtica fundamental a partir de la nueva Constituci¨®n, el debate se concentr¨® en gran medida en torno a este texto y al modelo pol¨ªtico que planteaba. Quiz¨¢ por eso mismo, los grandes te¨®ricos del momento fueron te¨®ricos constitucionalistas, muchos de ellos convertidos ya en verdaderos cl¨¢sicos, como Hermann Heller, Rudolf Smend, Hans Kelsen o Carl Schmitt.
El contexto en el que operan, no hace falta decirlo, estaba marcado por la sensaci¨®n de ingobernabilidad y la insatisfacci¨®n ciudadana con la democracia parlamentaria y el Estado de partidos. Por decirlo con el t¨ªtulo de un trabajo de Kelsen, el tema fundamental gir¨® en torno al ¡°problema del parlamentarismo¡±. La mejor defensa de la democracia pasaba, pues, por ser capaces de aportar razones por las cuales el parlamentarismo, por decirlo de nuevo con Kelsen, se ha demostrado como ¡°la ¨²nica forma posible en la que dentro del actual mundo social es realizable la democracia¡± ¡ªdentro de las garant¨ªas del Estado de derecho, se entiende¡ª. Todo movimiento en contra del parlamentarismo, del principio de representaci¨®n, habr¨ªa que interpretarlo como un ataque a la democracia. Y eso es precisamente lo que Schmitt, quien luego acabar¨ªa siendo ¡ªal principio, al menos¡ª el ¡°jurista del III Reich¡±, hizo con eficacia.
La obsesi¨®n de Schmitt fue la superaci¨®n del pluralismo liberal, al que atribu¨ªa una total incapacidad para la acci¨®n, estando como estaba sujeto a la permanente b¨²squeda del compromiso y el apa?o pol¨ªtico entre intereses heterog¨¦neos. Con esta actitud ignorar¨ªa la esencia de la pol¨ªtica, la clara definici¨®n del enemigo y la necesidad de recurrir a decisiones existenciales en un momento de permanente crisis nacional. Frente al d¨¦bil Estado de partidos de pol¨ªticos irresolutos ¡ªla ¡°clase discutidora¡±¡ª se propone el Estado total. Y frente a la representaci¨®n liberal reivindica la democracia identitaria y homogeneizadora, que no ten¨ªa por qu¨¦ oponerse a una dictadura a la que se accede por aclamaci¨®n de las masas. Ya saben a qu¨¦ suena esto.
Con todo, el an¨¢lisis m¨¢s sutil de cuanto estaba aconteciendo fue el que nos encontramos en el m¨¢s grande, Max Weber, cuya temprana muerte en 1920 le impedir¨¢ ejercer en Weimar la inmensa autoridad de la que goz¨® en la ¨¦poca anterior. Todo lo que ocurri¨® despu¨¦s se corresponde con los grandes temores que ya hab¨ªa manifestado, la dificultad por convertir el ¡°Estado de funcionarios¡± prusiano en un verdadero Estado moderno; o la creaci¨®n de una nueva clase pol¨ªtica liberal con capacitaci¨®n para anteponer los intereses del Estado a los del partido o a la b¨²squeda del poder como fin en s¨ª mismo. Contemplando los movimientos pol¨ªticos en el Reichstag, no pudo menos que expresar: ¡°Ninguna de las fuerzas pol¨ªticas que all¨ª act¨²an se plantean en ning¨²n momento que existe algo as¨ª como un inter¨¦s general por encima del propio inter¨¦s de partido¡±. Supongo que esto tambi¨¦n les suena familiar.
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