No perdamos otra oportunidad: es el momento de reformar la universidad espa?ola
El ec¨®logo Fernando Maestre reclama una reforma que acabe con "el nepotismo, la endogamia y la burocracia" que suponen "un freno" para el sistema universitario
Las recientes noticias sobre investigadores/profesores de universidad que habiendo recibido financiaci¨®n por parte del Consejo Europeo de Investigaci¨®n (ERC, por sus siglas en ingl¨¦s) han sido rechazados por la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA) para poder ser profesores titulares o catedr¨¢ticos de universidad han propiciado un debate dentro de la comunidad universitaria sobre el proceso de selecci¨®n de profesorado y el papel de la ANECA dentro del mismo. Entre las opiniones que se est¨¢n vertiendo estos d¨ªas encontramos voces que ¡ªcomo las del anterior rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, y el rector de la Universidad de Barcelona, Joan Elias¡ª abogan por la eliminaci¨®n de las acreditaciones de la ANECA y sus equivalentes auton¨®micos por ser un freno a la internacionalizaci¨®n de las universidades y la captaci¨®n de talento y otras que, como las del ministro de Ciencia, Innovaci¨®n y Universidades, Pedro Duque, afirman que ¡°el sistema universitario necesita mejoras¡±. Mientras tanto, otros profesores universitarios defienden a capa y espada el sistema actual de acreditaciones y que los rechazados por la ANECA o anecados?lo han sido con buen motivo al no cumplir las horas de docencia estipuladas en los criterios de esta agencia (que hasta 2017 no eran totalmente claros al respecto y, todo hay que decirlo, a d¨ªa de hoy contemplan excepciones para aquellos investigadores excepcionales que han desarrollado su carrera fuera de la universidad espa?ola).
Como catedr¨¢tico de universidad, receptor de dos proyectos ERC y anecado?(la ANECA rechaz¨® mi solicitud para ser catedr¨¢tico en 2011 alegando poca experiencia docente y supervisando proyectos de investigaci¨®n nacionales y auton¨®micos para luego aceptarla 26 meses despu¨¦s) conozco bien la idiosincrasia del sistema universitario espa?ol, las evaluaciones de la ANECA, lo que supone conseguir proyectos ERC y lo que profesores con l¨ªneas de investigaci¨®n en la frontera del conocimiento aportan a nuestras universidades. Es por ello que me ha parecido oportuno expresar mi opini¨®n sobre temas clave que deber¨ªan abordarse en una reflexi¨®n profunda sobre c¨®mo reformar nuestra universidad p¨²blica. Estructuro mi intervenci¨®n lanzando una serie de preguntas sobre las que todos deber¨ªamos debatir, teniendo siempre en cuenta que el objetivo de este debate debiera ser conseguir que nuestra universidad p¨²blica cumpla su funci¨®n de la mejor manera posible.
?Es necesario reformar la universidad espa?ola?
Indudablemente. Y no porque crea que nuestras universidades son malas o impartan titulaciones de baja calidad (todo lo contrario, a la vista est¨¢ todo el talento que estamos formando en nuestras aulas y el prestigio que nuestros graduados tienen en todo el mundo), sino porque creo que hay muchos aspectos de su funcionamiento que podr¨ªan mejorarse notablemente. Y de paso esta reforma deber¨ªa abordar de una vez por todas problemas cr¨®nicos de nuestras universidades que, como el nepotismo, la endogamia, la burocracia y distintos aspectos de su gobernanza, suponen un freno para su mejora y desarrollo futuro. Pese a todo el ruido de estos d¨ªas, muchos de los integrantes de nuestro sistema universitario parecen estar muy satisfechos con el statu quo actual y plantean una resistencia numantina a cualquier tipo de cambio. No tengo espacio en esta tribuna para tocar todos los temas que deber¨ªan abordarse en la reforma de nuestro sistema universitario, por lo que centro las siguientes preguntas en el papel de la ANECA y la necesidad de que nuestras universidades cuenten con los mejores profesionales, entre los que se incluyen, por motivos obvios aunque no aparentes para todo el mundo, los investigadores que trabajan en la frontera del conocimiento.
Asumir ahora que de repente las universidades, haciendo buen uso de su autonom¨ªa, van a cambiar una inercia de d¨¦cadas para contratar a los mejores para cada plaza me parece una ilusi¨®n
?Necesitamos la ANECA?
En estos momentos, s¨ª. Ojal¨¢ que no fuese necesario pasar por acreditaciones externas para ser profesor universitario, con el consabido tiempo y esfuerzo que ello conlleva, pero si revisamos los perfiles de todas las plazas de profesor titular y catedr¨¢tico que han salido en nuestras universidades veremos que en la inmensa mayor¨ªa de casos han sido concedidas a candidatos internos que, adem¨¢s, en no pocos casos no eran precisamente los mejores o m¨¢s capacitados para el cargo. Asumir ahora que de repente las universidades, haciendo buen uso de su autonom¨ªa, van a cambiar una inercia de d¨¦cadas para contratar a los mejores para cada plaza me parece una ilusi¨®n. No olvidemos el poder real que tienen los departamentos dentro de la universidad, un tema que apenas se est¨¢ mencionando estos d¨ªas, ya que en la mayor¨ªa de casos deciden de facto quien ocupa cada plaza al proponer o nombrar su tribunal y dotarla ¡ªo no¡ª de perfiles espec¨ªficos (en la mayor¨ªa de las ocasiones ajustados al perfil del candidato o candidata que se quiere favorecer). Y la situaci¨®n se agrava m¨¢s en plazas de ayudante y contratado doctor en las que el propio departamento puede en muchas universidades modular el proceso incluyendo apartados de ¡°idoneidad¡±. Mientras no cambie la gobernanza de nuestras universidades, si los integrantes de un departamento concreto no quieren que los mejores candidatos/as ocupen las plazas que salen en los mismos ello dif¨ªcilmente ocurrir¨¢, por mucho que los rectores opinen lo contrario. Y eliminar la posibilidad de que los candidatos tengan un m¨ªnimo de calidad docente e investigadora (objetivo de las acreditaciones de la ANECA) ser¨ªa un paso atr¨¢s.
Por supuesto ello no implica que la ANECA no deba ser reformada. Es necesario cambiar sus decimon¨®nicos procesos administrativos para que presentar una solicitud lleve unas pocas horas (no unas pocas o muchas semanas), hacer m¨¢s flexibles los criterios de acreditaci¨®n para que no excluyan a investigadores punteros que quieren ser profesores y conseguir que las comisiones de acreditaci¨®n est¨¦n formadas por profesores realmente capacitados para entender y juzgar de manera objetiva los curr¨ªculos de los candidatos, algo que hasta ahora no siempre ha ocurrido.
?Queremos que haya profesores que realicen investigaci¨®n puntera?
Para m¨ª la respuesta es obvia: s¨ª. Yo no puedo concebir que prescindamos de este talento, que como bien ilustran algunos casos que hemos conocido estos d¨ªas es acogido sin reparos por nuestros vecinos europeos. Muchas voces que defienden el sistema actual plantean esta cuesti¨®n como una simplificaci¨®n o falsa dicotom¨ªa investigaci¨®n-docencia (buen investigador = mal profesor, y viceversa) o afirman que los profesores con proyectos ERC menosprecian la labor docente (si yo soy un ejemplo representativo, cualquiera que revise mi curr¨ªculo docente puede apreciar que no es el caso). Tan falso es asumir que por el mero hecho de tener un proyecto ERC nos convertimos en buenos profesores como que todos los profesores que no investigan o lo hacen poco (un n¨²mero nada desde?able si consideramos los sexenios como un reflejo de la investigaci¨®n que se realiza en la universidad) son buenos docentes. Muchas de las opiniones que he podido leer reflejan un desconocimiento de lo que aportan profesores con proyectos como los ERC y un claro inmovilismo por parte de muchos, que no quieren que el sistema actual cambie (justific¨¢ndose para ello en que todo el mundo tiene que tener un m¨ªnimo de horas de docencia para poder ser profesor). ?Somos mejores docentes por dar m¨¢s horas de clase? Yo no soy experto en educaci¨®n, pero en docencia, al igual que en investigaci¨®n, m¨¢s cantidad no tiene por qu¨¦ ser equivalente a m¨¢s calidad. ?Cu¨¢ntos profesores con miles de horas a sus espaldas dan clases penosas y/o no supervisan estudiantes, trabajos de fin de grado y de m¨¢ster (o lo hacen de manera muy deficiente)? ?Cu¨¢ntos profesores llevan a?os dando las mismas (desfasadas) diapositivas o leyendo un libro de texto? Todos los que se rasgan las vestiduras con noticias como las surgidas estos d¨ªas, ?valoran como se merece a profesores que realmente innovan y se esfuerzan por mejorar su desempe?o docente en beneficio de nuestros alumnos?
Los beneficios en materia de generaci¨®n de conocimiento, patentes, empresas de base tecnol¨®gica y publicaciones de los profesores con l¨ªneas de investigaci¨®n punteras son evidentes, pero ?nos hemos parado a pensar en todas las oportunidades que tienen nuestros alumnos por tener en su universidad proyectos como los financiados por el ERC?
A todos los adalides de la docencia les pido tambi¨¦n que piensen en nuestros alumnos. Los beneficios en materia de generaci¨®n de conocimiento, patentes, empresas de base tecnol¨®gica y publicaciones de los profesores con l¨ªneas de investigaci¨®n punteras son evidentes, pero ?nos hemos parado a pensar en todas las oportunidades que tienen nuestros alumnos por tener en su universidad proyectos como los financiados por el ERC? Am¨¦n de incorporar los resultados de estos proyectos en las clases que impartimos, nuestros alumnos van a poder realizar sus pr¨¢cticas, trabajos de fin de grado, trabajos de fin de m¨¢ster y tesis doctorales en proyectos punteros y con recursos, experimentar de primera mano c¨®mo se hace investigaci¨®n en la frontera del conocimiento, entrar en contacto con grupos de investigaci¨®n muy internacionalizados y tener m¨²ltiples oportunidades de colaborar con grupos de investigaci¨®n de todo el mundo. Prescindir de estos proyectos y, sobre todo, de los investigadores detr¨¢s de ellos es simple y llanamente un gran error que al final acaban pagando nuestros alumnos.
?Podemos mantener en 2019 que todo el mundo es capaz de hacer todo (docencia e investigaci¨®n) por igual?
Claramente no. Que no se nos olvide que la universidad tiene dos misiones fundamentales: generar y transmitir conocimiento para as¨ª servir al avance de nuestra sociedad y a la capacitaci¨®n profesional de nuestros estudiantes. Esto es lo que nos diferencia de una academia y lo que hace de las universidades instituciones con una capacidad ¨²nica de contribuir a nuestro bienestar y desarrollo. Ahora bien, asumir que todo profesor universitario investiga (o tiene la capacidad e inter¨¦s de investigar) por el mero hecho de serlo es simplemente falso. Y quien no me crea que se informe sobre el porcentaje de profesorado que no tiene sexenios de investigaci¨®n, que adem¨¢s para m¨ª son un indicador de m¨ªnimos en materia de capacidad investigadora (si bien este es otro debate). Si estamos de acuerdo en que no todo el mundo tiene la misma capacidad a la hora de dar clase e investigar, entonces tenemos que debatir el que haya una carrera diferenciada en la universidad, con profesores con mayor o menor carga docente en funci¨®n de su investigaci¨®n y que ambas v¨ªas se reconozcan adecuadamente y permitan el desarrollo profesional de los profesores que opten por cualquiera de ellas. Y, por supuesto, aquellos profesores que destaquen en ambas facetas, que tambi¨¦n los hay, y que quieran dar m¨¢s clases llevando a la vez a cabo una labor investigadora intensa tambi¨¦n deber¨ªan poder hacerlo y ser reconocidos por ello.
Junto con este cambio en las figuras docentes, que implicar¨ªa una reforma de la legislaci¨®n actual, tenemos tambi¨¦n que asumir plenamente que las universidades, haciendo uso de su autonom¨ªa y necesidades, contraten directamente a investigadores que se dediquen en exclusiva a la investigaci¨®n y participen en tareas docentes de forma voluntaria. Mucha gente se rasga las vestiduras ante esta posibilidad que, seamos claros, ya contempla nuestra Ley de la Ciencia, la Tecnolog¨ªa y la Innovaci¨®n con la figura del investigador distinguido y que se est¨¢ utilizando con gran ¨¦xito por programas auton¨®micos como ICREA e Ikerbasque. En el fondo no estoy diciendo nada nuevo, estas ideas ya estaban encima de la mesa en el fallido Estatuto del Personal Docente e Investigador bajo discusi¨®n cuando ?ngel Gabilondo era ministro de Educaci¨®n y en la Ley del Espacio Madrile?o de Educaci¨®n Superior, que tampoco sali¨® adelante.
Si un profesor es v¨¢lido para ser catedr¨¢tico en una universidad como Cambridge, ?por qu¨¦ no lo es para serlo en Espa?a?
?Es que las universidades m¨¢s punteras del mundo "pasan" de la docencia? ?O es que nuestra capacidad viene dada por dar un n¨²mero determinado de horas de clase? No voy a repetirme en argumentos ya mencionados, pero si queremos mejorar nuestra universidad debemos mirarnos en el espejo de las universidades m¨¢s avanzadas e intentar imitarlas en aquellos aspectos que contribuyan a mejorar las nuestras, sin que estas pierdan su funci¨®n social. Y de nuevo no podemos prescindir de aquel talento que, siendo v¨¢lido para ser profesor en las mejores universidades del mundo no puede serlo en Espa?a por la rigidez de la legislaci¨®n vigente.
Como bien apunta el director general de Universidades y Ense?anzas Art¨ªsticas Superiores de la Comunidad de Madrid, Jos¨¦ Manuel Torralba, en los pr¨®ximos diez a?os se renovar¨¢ entre un 30% y un 50% de las plazas permanentes del sistema universitario p¨²blico y del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. Sin duda alguna, entramos en un momento clave y de c¨®mo se haga el relevo generacional que se avecina va a depender el devenir de nuestra universidad y del sistema de I+D p¨²blico durante las pr¨®ximas d¨¦cadas. La inercia que llevamos ha llevado a catedr¨¢ticos como Pablo Artal a afirmar que en unos a?os ¡°ser¨¢ imposible que en las universidades se haga ciencia de primer nivel¡±. ?Es esto lo mejor para nuestro sistema universitario? ?Queremos seguir como hasta ahora o ha llegado el momento de cambiar esta inercia que llevamos?
Es tiempo pues de abrir un debate muy necesario que conduzca a la reforma de nuestro sistema universitario p¨²blico para que los mejores docentes e investigadores tengan cabida dentro del mismo y puedan ser un motor importante que contribuya a su mejora y desarrollo. Talento investigador dispuesto a incorporarse a nuestras universidades no nos falta, como bien refleja el nivel de los candidatos que no han podido optar a contratos de los programas Ram¨®n y Cajal y Juan de la Cierva Incorporaci¨®n, las principales herramientas de retorno de investigadores que est¨¢n en el extranjero. Junto con otros cambios fundamentales que nuestro sistema necesita, como un aumento de la inversi¨®n en I+D y una reforma legislativa que permita que desarrollemos nuestra actividad de manera ¨¢gil y eficaz, ello permitir¨ªa no solo evitar que vaticinios como el del profesor Artal se cumplan, sino mejorar nuestra universidad y que esta contribuya decisivamente a garantizar un mejor futuro para nuestros hijos y nietos.?
Fernando T. Maestre (@ftmaestre) es catedr¨¢tico de Ecolog¨ªa de la Universidad Rey Juan Carlos (en excedencia) e investigador distinguido de la Universidad de Alicante.
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