?Hay microorganismos volando en Marte?
Una masa significativa de microorganismos llega al coraz¨®n del Atacama, arrastrados por el viento, y tambi¨¦n podr¨ªan hacerlo en el planeta rojo
Las agencias espaciales internacionales han desarrollado protocolos extremadamente estrictos para limpiar las naves de exploraci¨®n que enviamos a otros planetas, con la idea de evitar la contaminaci¨®n biol¨®gica de otros mundos. El motivo es doble: por un lado, evitar que microorganismos terrestres puedan colonizar otros mundos y diezmar a las posibles biosferas aut¨®ctonas, lo que ser¨ªa un desastre evidente y absoluto para ellas, pero tambi¨¦n para nuestro avance cient¨ªfico y de conocimiento de nuestro entorno planetario; y, por otro lado, evitar que, en nuestra b¨²squeda de vida fuera de la Tierra, acabemos encontrando microorganismos que hayamos llevado nosotros hasta all¨ª en primer lugar.
El problema es que resulta imposible con nuestra tecnolog¨ªa actual lograr una esterilizaci¨®n completa de las naves espaciales, y lo m¨¢ximo que podemos conseguir es un grado de limpieza elevad¨ªsimo. Como consecuencia, cientos de miles de bacterias viajan indefectiblemente en nuestras naves espaciales s¨²per limpias. Por lo tanto, es bastante probable que los microorganismos terr¨ªcolas que inevitablemente han viajado a Marte en nuestros landers y rovers est¨¦n todav¨ªa all¨ª, al menos en forma de esporas u otras estrategias de resistencia.
Eso s¨ª, si han llegado hasta Marte con vida, no parece que tengan forma de desplazarse por el planeta. En principio. Pero, ?podr¨ªa suceder que hayan sido dispersados por el viento sobre grandes ¨¢reas de Marte?
Es conocido que Marte se ve constantemente afectado por vientos locales de intensidad muy variada y variable, as¨ª como que tormentas de arena globales llegan a cubrir la superficie entera del planeta cada cierto n¨²mero de a?os. Es sencillo traer a la memoria el reciente final de la misi¨®n del rover Opportunity, el m¨¢s longevo sobre Marte y que termin¨® sus d¨ªas hace un a?o en la oscuridad de la mayor tormenta de arena en d¨¦cadas.
Nuestro grupo publica esta semana la primera demostraci¨®n de que ciertos microorganismos son capaces incluso de atravesar el coraz¨®n del Atacama transportados por el viento
La atm¨®sfera marciana est¨¢ cargada de polvo, con cantidades que var¨ªan enormemente seg¨²n las estaciones del a?o. El polvo en suspensi¨®n interacciona con la radiaci¨®n visible y la infrarroja, alterando la estructura t¨¦rmica de la atm¨®sfera, modificando la circulaci¨®n del viento, y en ¨²ltimo t¨¦rmino provocando perturbaciones atmosf¨¦ricas de gran calado, que a su vez causan el levantamiento del polvo del suelo y originan las tormentas de arena globales.
Nuestro grupo de investigaci¨®n en el Centro de Astrobiolog¨ªa en Madrid se plante¨® responder a la cuesti¨®n del posible transporte de microorganismos (aut¨®ctonos marcianos, o terr¨ªcolas llevados en naves espaciales) en el viento marciano, y para ello analizamos la movilidad de microorganismos transportados por el viento en el desierto de Atacama (Chile), el m¨¢s antiguo y seco de la Tierra. La extrema sequedad de Atacama ha servido hist¨®ricamente para considerarlo un buen an¨¢logo de las condiciones de la superficie de Marte. Por esta raz¨®n, desde hace a?os se vienen realizando en Atacama multitud de pruebas y an¨¢lisis tanto de astrobiolog¨ªa como de rob¨®tica.
Los enclaves m¨¢s secos del desierto se sit¨²an en el valle central, conocido como el ¡°coraz¨®n hiper¨¢rido del Atacama¡±: aqu¨ª, las precipitaciones son pr¨¢cticamente inexistentes, la intensidad de radiaci¨®n UV que alcanza el suelo es elevad¨ªsima, y la humedad relativa en la atm¨®sfera y en el suelo disminuye hasta ser cero en algunas tardes. El coraz¨®n del Atacama es realmente muy ¡°marciano¡±. A pesar de estas condiciones extremas, sabemos desde hace a?os que la vida microbiana es capaz de medrar en el coraz¨®n del Atacama. Nuestro grupo publica esta semana?la primera demostraci¨®n de que ciertos microorganismos son capaces incluso de atravesar el coraz¨®n del Atacama transportados por el viento.
Nuestro protocolo experimental fue sencillo: definimos dos rutas posibles, ambas atravesando el coraz¨®n del Atacama, para analizar las corrientes de viento que regularmente atraviesan este ¨¢rea, partiendo del Oc¨¦ano Pac¨ªfico con direcci¨®n norte tierra adentro, atravesando la cordillera de la costa, para desviarse posteriormente hacia el este y alcanzar el coraz¨®n del Atacama. En cada ruta, establecimos tres lugares diferentes de muestreo, depositando placas con medios de cultivo para facilitar el crecimiento de los microorganismos arrastrados por el viento. Tambi¨¦n dispusimos medios para cuantificar la cantidad de polvo transportado.
Nuestros resultados han demostrado que una masa significativa de microorganismos llega al coraz¨®n del Atacama cada d¨ªa desde el Oc¨¦ano Pac¨ªfico y desde la cordillera de la costa, arrastrados por el viento. Las corrientes de aire son especialmente significativas por las tardes, a unas horas en las que la humedad relativa del suelo aumenta, y la radiaci¨®n ultravioleta disminuye, lo que facilita el posible asentamiento de los microbios viajeros en el nuevo entorno.
Considerando que las velocidades del viento que hemos medido son de entre 10 y 20 kil¨®metros por hora, y que las distancias recorridas son del orden de los 100 kil¨®metros, el tiempo de transporte requerido para que los microorganismos lleguen al coraz¨®n del Atacama es tan solo de entre cinco a 10 horas (aunque estos tiempos pueden variar sustancialmente dependiendo de la estaci¨®n del a?o). Por lo tanto, nuestros resultados apoyan la idea de que los microorganismos del coraz¨®n del Atacama llegan hasta all¨ª cada d¨ªa, como pasajeros de las part¨ªculas de polvo que transporta el viento. Lo que sucede con ellos a partir del momento de la llegada es uno de nuestros temas de estudio en este momento.
Nuestros resultados en Atacama sugieren que si potenciales microorganismos marcianos (o terr¨ªcolas) est¨¢n presentes en el polvo del suelo de Marte, podr¨ªan experimentar el mismo proceso, es decir, ser transportados a trav¨¦s de la superficie del planeta por el viento a bordo de las part¨ªculas de polvo, cubriendo distancias importantes, ahora o en el pasado. La extrema sequedad no ser¨ªa un impedimento para que tal fen¨®meno sucediera. Por lo tanto, nuestro trabajo en Atacama sugiere dos v¨ªas de investigaci¨®n astrobiol¨®gica en Marte.
Por un lado, en relaci¨®n a la posible existencia de vida en Marte en el pasado, se ha sugerido que el planeta pudo haber tenido condiciones de habitabilidad discontinuas tanto en el espacio como en el tiempo, y que esto habr¨ªa impedido la evoluci¨®n biol¨®gica. Esta falta de interconectividad entre h¨¢bitats favorables para los microorganismos, que no habr¨ªan paliado ni el flujo de agua ni la tect¨®nica, podr¨ªa haber sido solucionada por el transporte e¨®lico de microorganismos durante largos periodos.
Y, por otro lado, en relaci¨®n a la posible existencia de vida en Marte en la actualidad, ser¨ªa extremadamente interesante realizar experimentos astrobiol¨®gicos usando polvo marciano recogido de las tormentas, en busca de biomarcadores.
Alberto Gonz¨¢lez Fair¨¦n es investigador en el Centro de Astrobiolog¨ªa (CSIC-INTA) en Madrid, y en el Departamento de Astronom¨ªa de la Universidad Cornell en Nueva York.
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