Slim cabalga de nuevo
El empresario, uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, es beneficiario de una extra?a y perversa fuente de orgullo para muchos mexicanos de a pie
El hombre m¨¢s rico y el hombre m¨¢s poderoso de M¨¦xico han hecho las paces tras varios meses de distanciamiento y fricciones. Carlos Slim, el empresario financiero y de las telecomunicaciones y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, presidente del pa¨ªs, han vuelto a ser amigos. No es poca cosa. La fractura entre la iniciativa privada y el gobierno ¡°para los pobres¡± que encabeza el nuevo mandatario ha sido una fuente de preocupaciones para los mercados financieros, las calificadoras y los inversionistas. Las se?ales transmitidas por la nueva administraci¨®n al mundo de los negocios han sido ambiguas y contradictorias en los primeros diez meses de gobierno. Esta circunstancia, en medio de un contexto internacional pre recesivo, se ha traducido en un arranque econ¨®mico deplorable del sexenio de la llamada Cuarta Transformaci¨®n. Para decirlo r¨¢pido, los empresarios no est¨¢n invirtiendo. La mezcla generada por la incertidumbre econ¨®mica mundial y la desconfianza frente a lo que califican como una err¨¢tica bater¨ªa de pol¨ªticas p¨²blicas les ha llevado a guardar su dinero y en algunos casos a sacarlo del pa¨ªs.
La desconfianza ha sido resultado, por un lado, de una narrativa rijosa del presidente frente a empresarios que se han beneficiado de un sistema desigual y poco competitivo. Pero sobre todo por decisiones puntuales que los hombres de negocios califican de absurdas, ejemplificadas por la cancelaci¨®n del ambicioso proyecto de la construcci¨®n del nuevo aeropuerto de la capital, pese a encontrarse por encima de un 30% de avance.
Justamente, la cancelaci¨®n de la multimillonaria obra parec¨ªa haber condenado la relaci¨®n con Slim a una ruptura de no retorno. La constructora del empresario de origen liban¨¦s hab¨ªa sido una de las m¨¢s afectadas, y el propio ingeniero y su entorno inmediato no hab¨ªan ahorrado cr¨ªticas a L¨®pez Obrador y a su pol¨ªtica econ¨®mica.
Pero el hombre es uno de los m¨¢s ricos del mundo por algo. No es alguien que permite que un falso orgullo se convierta en un obst¨¢culo para hacerse m¨¢s rico. Otros empresarios pueden encontrar razonable dejar de invertir ante un clima hostil. Para Slim dejar de invertir solo significa dejar de ganar dinero; un escenario inaceptable. Sacarlo del pa¨ªs tampoco es la mejor de las alternativas. El grueso de su patrimonio se encuentra en territorio nacional e invertido en activos fijos; por lo dem¨¢s en pocos lugares encuentra los m¨¢rgenes de rentabilidad que le ofrece la condici¨®n semimonop¨®lica en la que operan sus negocios y las sinergias que obtiene de la diversificaci¨®n con la que cuenta en M¨¦xico.
As¨ª que decidi¨® dar carpetazo al asunto del aeropuerto y esperar una oportunidad para hacerse ¨²til. La obtuvo de manera espectacular al convertirse en el salvador del terrible litigo en que el que se estaba metiendo el Gobierno al demandar a compa?¨ªas internacionales constructoras de varios gasoductos. Las posiciones m¨¢s duras de la Administraci¨®n federal buscaban desconocer los contratos, que juzgaban leoninos en detrimento de Pemex y CFE (Compa?¨ªa Federal de Electricidad) y no descartaban la posibilidad de una suerte de expropiaci¨®n alegando el inter¨¦s nacional. Los mercados internacionales y los Gobiernos de Estados Unidos y Canad¨¢ encendieron las alarmas. Algunos especialistas indicaron que pod¨ªa derivar en una crisis de confianza similar a la que padeci¨® Cristina Kirchner tras su conflicto con Repsol.
Slim salv¨® el d¨ªa. Si bien la participaci¨®n de su constructora era m¨ªnima en comparaci¨®n con la de otros gigantes, fue el enlace entre el operador del Gobierno, Alfonso Romo, y los tiburones internacionales. Al final lograron un acuerdo que permitir¨¢n reactivar el abastecimiento y, m¨¢s importante, posibilit¨® a L¨®pez Obrador festinar una negociaci¨®n que supondr¨ªa un ahorro de 4.500 millones de d¨®lares para el pa¨ªs. Horas m¨¢s tarde, analistas del Wall Street Journal ajustaron el ahorro a poco m¨¢s de 600 millones.
Pero las cifras eran menos importantes que el s¨ªmbolo. En la conferencia de prensa en la que Gobierno y constructoras anunciaron el acuerdo y en la cual Slim fue el vocero, L¨®pez Obrador, euf¨®rico, pidi¨® a los reporteros un aplauso. A lo largo del martes y una vez m¨¢s este mi¨¦rcoles, en otros eventos p¨²blicos, el presidente presumi¨® el acuerdo sin olvidar un agradecimiento a su nuevo mejor amigo.
Para algunos cr¨ªticos la nueva alianza del Gobierno con el empresario constituye una suerte de claudicaci¨®n. El hecho mismo de que un pa¨ªs con tantas carencias ¡°produjera¡± a quien en alg¨²n momento se consider¨® el hombre m¨¢s rico del mundo, dice mucho sobre las condiciones protegidas en las que opera y la ausencia de competencia de la distorsionada econom¨ªa mexicana. Pero esa cr¨ªtica se concentra sobre todo en los c¨ªrculos ilustrados. Slim en realidad es un hombre que goza de popularidad en el pa¨ªs, beneficiario incluso de una extra?a y perversa fuente de orgullo para muchos mexicanos de a pie. Y sin duda sus decisiones empresariales marcan pauta en el ambiente de los negocios.
Hace 15 a?os, cuando L¨®pez Obrador fue alcalde de Ciudad de M¨¦xico recurri¨® al empresario para provocar una sonada y muy aplaudida activaci¨®n del centro hist¨®rico de la capital que cambi¨® el rostro de la ciudad.
No est¨¢ claro si esta nueva inmersi¨®n en la realpolitik represente un giro en la relaci¨®n r¨ªspida y plagada de sinsabores que ha caracterizado a las relaciones entre el dinero y el poder pol¨ªtico. O quiz¨¢ el presidente, resuelto el conflicto inmediato, reanude sus cr¨ªticas al gran capital. Lo sabremos pronto.
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