Profesiones clave del Estado del bienestar
M¨¦dicos y profesores son pilares de la sociedad, pero sus m¨¦todos de formaci¨®n son muy distintos
Hace ahora siete a?os, el pontevedr¨¦s Jos¨¦ Manuel Busto, un 13,6 de nota de acceso a la Universidad, anunci¨® que quer¨ªa estudiar Medicina, y a su familia le encant¨® la idea. ?Y si hubiera decidido ser maestro? "Me habr¨ªan apoyado igual, pero a Medicina se la ve tradicionalmente como una carrera con salida y prestigio social", reconoce. No lo dice en ning¨²n momento, pero en el aire queda que Magisterio no goza de la misma percepci¨®n. ?Por qu¨¦? A priori, docentes y facultativos, los dos grandes puntales del Estado de bienestar, deber¨ªan tener un reconocimiento similar. En la pr¨¢ctica, las diferencias comienzan en la misma puerta de la formaci¨®n inicial: la nota m¨ªnima para acceder a cualquiera de las 42 facultades de Medicina que existen en Espa?a (ser¨¢n 43 con la apertura de la de la p¨²blica de Navarra en 2019-2020) roza el 11; a Magisterio, carrera comod¨ªn presente en pr¨¢cticamente todos los campus universitarios, se puede entrar con un 5.
Ambos perfiles profesionales se forman en la Universidad (grado de cuatro a?os los primeros, de seis los segundos). Al terminar, les esperan, a los unos, un examen MIR (M¨¦dico Interno Residente) para seguir form¨¢ndose en una especialidad determinada, ya en un hospital, y durante cuatro o cinco a?os m¨¢s, con un sueldo; a los otros, oposiciones para ejercer en la ense?anza p¨²blica. "El sistema de oposici¨®n no sirve; eval¨²a no un conocimiento real sino declarativo, y no est¨¢ promoviendo el tipo de docente que queremos en las aulas", denuncia Carmen Fern¨¢ndez Morante, presidenta de la Conferencia Nacional de Decanos de Ciencias de la Educaci¨®n.
"Nos hace falta un programa de Acceso a la Profesi¨®n Docente (APD), nos da igual el nombre; de formaci¨®n espec¨ªfica, intensivo, de dos a?os de duraci¨®n, en centros de referencia comprometidos con la formaci¨®n y la innovaci¨®n; con evaluaci¨®n continua, donde se midan las competencias, y los futuros docentes se puedan ejercitar con plena responsabilidad, bajo la supervisi¨®n de un tutor acad¨¦mico y otro profesional", resume Fern¨¢ndez el documento consensuado entre los decanos y la Asociaci¨®n Nacional de Estudiantes de Educaci¨®n y Formaci¨®n del Profesorado (Cesed). Esa APD tendr¨ªa una prueba de acceso, y un n¨²mero de plazas, pactadas con las comunidades aut¨®nomas, en funci¨®n de la oferta y la demanda.
Es esa parte de aprender haciendo, con fuego real, que los maestros piden y los m¨¦dicos tienen. Nos encontramos en el hospital de La Paz, en Madrid con 570 residentes de 52 especialidades. Aqu¨ª hace su primer a?o de residencia (R1 en la jerga), en dermatolog¨ªa, Jos¨¦ Manuel, n¨²mero 1 en el examen MIR de 2019; junto a ¨¦l, Borja Rivero, R2 de cardiolog¨ªa; y ?ngela Ojeda, R5 de cirug¨ªa pl¨¢stica. Los acompa?an Bel¨¦n Guti¨¦rrez, jefe de residentes 2019-2010 y adjunta en medicina interna, y Eugenio de Miguel, especialista en reumatolog¨ªa, jefe de estudios y presidente de la comisi¨®n de docencia del hospital madrile?o. Todos valoran muy positivamente la experiencia, lo que aprenden, las responsabilidades que est¨¢n asumiendo. "Cuando entras en el hospital te das cuenta de que todos saben m¨¢s que t¨²", admite Borja, que est¨¢ de guardia y pendiente de su busca. "Es un periodo que va rellenando lagunas en cuanto a conocimiento m¨¦dico, e iguala", se?ala Guti¨¦rrez refiri¨¦ndose a que no todos los MIR llegan de sus respectivas Facultades con el mismo bagaje de pr¨¢cticas.
Una cuesti¨®n crucial
Las pr¨¢cticas (la falta de ellas, o c¨®mo est¨¢n organizadas) son la principal objeci¨®n que los residentes reunidos por EL PA?S ponen a su formaci¨®n inicial. Aunque cada vez m¨¢s Facultades dedican el sexto curso a que el alumno realice un rotatorio cl¨ªnico (por todos los servicios: pediatr¨ªa, atenci¨®n primaria, urgencias,...) y un trabajo fin de grado, seg¨²n recuerda Pablo Lara, presidente de los decanos de Medicina de Espa?a. Lara tilda la formaci¨®n universitaria de "aceptable, sobre todo considerando la escasez de recursos, tanto de profesorado como de infraestructura". El Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) detecta que, pese a Bolonia, las clases siguen siendo magistrales, con grupos muy grandes. "Necesitamos un cambio en el modelo formativo, un aprendizaje basado en problemas, o casos cl¨ªnicos, y conocimientos integrales que incluyan aspectos psicosociales y no solo biol¨®gicos, para un abordaje integral del paciente", expone su presidenta, Laura Mart¨ªnez.
Los decanos de Educaci¨®n y los futuros maestros buscan una reformulaci¨®n a¨²n m¨¢s profunda. "Una formaci¨®n m¨¢s hol¨ªstica, que nos permita trabajar las emociones y las inteligencias m¨²ltiples; ratios m¨¢s bajas; y m¨¢s pr¨¢cticas, en centros educativos y en clases-seminarios en las que afrontar casos reales y conectar el conocimiento te¨®rico con la puesta en pr¨¢ctica", pide ?frica Franco, presidenta de Cesed. "Hay que actualizar los contenidos; no podemos trabajar con un modelo formativo de hace 10 a?os", reclama Fern¨¢ndez Morante, que insiste en la necesidad imperiosa de "atraer a los m¨¢s id¨®neos" y darles una formaci¨®n de calidad, lo que significa mucha, much¨ªsima, experimentaci¨®n. Pero, antes que todo eso, exigen otra forma de acceder a la carrera. No se trata solo del expediente. "No vale con la nota de la Evaluaci¨®n de Acceso a la Universidad (EvAU), y tampoco un expediente brillante garantiza un buen docente. Pedimos una prueba espec¨ªfica que mida, al menos, tres elementos: rendimiento acad¨¦mico previo, competencias transversales y actitudinales, y motivaciones para elegir la titulaci¨®n", enumera.
Maite Urquizu quer¨ªa ser maestra, pero su familia la presion¨® para que hiciera algo "con lo que ganarse mejor la vida y que estuviera mejor visto". Entr¨® en otra carrera en su Venezuela natal y dur¨® seis meses. Estudio Magisterio, vino a Espa?a, aprob¨® las oposiciones y es jefa de estudios en el CEBIP (Centro de Educaci¨®n Biling¨¹e de Infantil y Primaria) Antonio Machado. La segunda parada larga de este reportaje. Con ella, el director, David Santos, y el secretario, Jaime Marcos. Juntos lideran un profundo cambio metodol¨®gico en este colegio p¨²blico de Majadahonda, en Madrid. No guardan recuerdos memorables de su formaci¨®n inicial, que compartieron tanto con compa?eros motivados y vocacionales como con otros que estaban all¨ª porque no les daba la nota para hacer lo que les hubiera gustado. "Lo que me dio el empuj¨®n definitivo fue el periodo de pr¨¢cticas", se?ala Marcos. Creen que el sistema de oposiciones es injusto, subjetivo, poco transparente, y adem¨¢s no funciona.
?P¨²blica o privada?
Urquizu trabaj¨® en un colegio privado antes de conseguir su plaza p¨²blica, y no le gust¨®. "Depender¨¢ de los centros, pero la percepci¨®n general es que en los privados y en los concertados los sueldos son iguales o m¨¢s bajos, y hay que estar m¨¢s horas", tercia Marcos. "Mis conocidos que ejercen en la privada se est¨¢n preparando oposiciones", agrega. D¨ªas despu¨¦s, y a 22 kil¨®metros de Majadahonda, el jefe de estudios de La Paz dir¨¢ que ¨¦l no tiene consulta privada. Entre sus MIR tambi¨¦n hay preferencia por la sanidad p¨²blica. "Te abre puertas que no te abre la privada; idealmente, me gustar¨ªa ejercer en la p¨²blica y tener mi parte en la privada, por un tema econ¨®mico", se sincera Borja. Luego hay especialidades y especialidades, y la de ?ngela, cirug¨ªa pl¨¢stica, es carne de privada. "La cirug¨ªa pl¨¢stica reparadora se hace sobre todo en los hospitales p¨²blicos mientras que la est¨¦tica se practica principalmente en la privada. Me gustar¨ªa combinar ambas", argumenta.
La m¨¢s feliz del aula
Esther Vaquero Garc¨ªa de Y¨¦benes sali¨® con la primera promoci¨®n del grado en Educaci¨®n Primaria con menci¨®n en ingl¨¦s de la Universidad Pontificia Comillas. Hab¨ªa entrado con un 9,3 (sobre 10). Todo el mundo en su entorno sab¨ªa que su vocaci¨®n era el magisterio. Califica positivamente su formaci¨®n inicial. "Grupos reducidos, seguimiento, reflexi¨®n, exigencia", enumera.
Se gradu¨®, adquiri¨® experiencia docente en Cardiff y en Nueva York. "Me abrieron mucho la mente y conformaron lo que ahora soy como maestra". Y se matricul¨® en Pedagog¨ªa en la UNED, "para tener una visi¨®n m¨¢s general de la educaci¨®n". Tras una exhaustiva selecci¨®n, entr¨® en un colegio concertado, donde permaneci¨® dos a?os. Hasta que en 2015 se convocaron oposiciones y sus allegados la alentaron a presentarse.
"No me planteaba nada, estaba muy a gusto, creciendo profesionalmente, con oportunidades de formaci¨®n, y empezando un proyecto de innovaci¨®n muy fuerte; creo que me decid¨ª por la seguridad y la estabilidad laboral".
Aprob¨®, obtuvo su plaza provisional en un centro de Colmenar Viejo, en Madrid, y la definitiva en el colegio p¨²blico triling¨¹e Virgen de los Remedios, en el mismo pueblo, donde lleva tres a?os. Proyectos europeos, con el Teatro Real, huerto, TIC, aula TEA... Es jefa de estudios desde este curso 2019-2020. Est¨¢ ilusionada. "Soy una maestra feliz".
El equipo directivo del Antonio Machado clama por un pacto educativo que ponga fin a tanto vaiv¨¦n legislativo. Pide respeto. Saca pecho de su trabajo. Pero tambi¨¦n hace autocr¨ªtica. "Conseguir plaza te da derecho a un trabajo digno, pero creo que, para mantenerlo, peri¨®dicamente tendr¨ªamos que demostrar estar capacitados", arranca Marcos. Los tres reconocen que existen malos profesionales en el sistema, y que no hay mecanismos (o no se utilizan) para apearlos. "El a?o de pr¨¢cticas [el curso siguiente a conseguir su plaza, el maestro est¨¢ supervisado y ha de pasar una prueba] es mentira. No s¨¦ de nadie que haya suspendido ese examen", lo expresa Urquizu. Pero que son m¨¢s, seg¨²n subrayan, los buenos, los que dedican sus tardes a programar y corregir, y su tiempo libre a formarse, "aunque de eso no se habla; nosotros somos mundialmente conocidos por nuestros dos meses de vacaciones", se queja Marcos. "No es un debate sobre educaci¨®n, es un linchamiento", dice con amargura. "Es cierto que cuando abrimos el centro a las familias, y estas ven c¨®mo trabajamos, cambian su percepci¨®n, y nos valoran m¨¢s", reconoce Santos.
"El 98% de los residentes son entre buenos y excelentes, gente en cuyas manos pondr¨ªas a alguien de tu familia", enfatiza De Miguel. ?Y el 2% restante? "Es un sistema garantista", responde, lo que quiere decir que hay que demostrar muy bien que el MIR en cuesti¨®n no es capaz de aprovechar el plan formativo. Se le da la opci¨®n de recuperar, o de que lo examine otro tribunal. "Pero, s¨ª, ha habido ocasiones en las que hemos suspendido", admite el doctor. No va a ser el caso, salvo cat¨¢strofe, de ninguno de los j¨®venes que se sientan a su lado. Es m¨¢s, "ninguno va a tener problemas para encontrar trabajo", asegura. Los aludidos lo refrendan. "Para los internistas hay trabajo, pero no tanto como nos gustar¨ªa en el sitio en el que nos gustar¨ªa; nuestra gran salida son las urgencias", matiza Guti¨¦rrez. "Siempre tienen abiertas las puertas de Europa, y facilidades para ir a Estados Unidos con visado de investigaci¨®n", acota De Miguel.
Sobran facultades
En febrero, 15.475 aspirantes compitieron por 6.797 plazas en el examen MIR. Los decanos piden que no se abran m¨¢s facultades, y alertan de que Medicina, una carrera que llevaba a?os con pleno empleo, empieza a tener paro, estimado en unos 2.000 facultativos. Pero, sobre todo, ponen el acento en la precariedad. Contratos temporales, de sustituci¨®n, falta de estabilidad. "No hay plazas atractivas; estimamos que, cada a?o, 3.000 m¨¦dicos se est¨¢n yendo fuera de Espa?a. Algo falla", acota Lara. De Miguel disiente. "Yo el futuro lo veo bastante bien". Sugiere, eso s¨ª, calibrar mejor las plazas que se ofertan de cada especialidad, y una mayor flexibilidad para ir aument¨¢ndolas o disminuy¨¦ndolas en funci¨®n de una realidad cambiante.
Pero incluso en el m¨¢s pesimista de los an¨¢lisis, un m¨¦dico sabe que lo va a tener infinitamente m¨¢s f¨¢cil que un maestro para encontrar trabajo. Un total de 185.173 docentes compitieron por 30.562 plazas en las oposiciones de finales de junio. "Hay que racionalizar la oferta si queremos dignificar la profesi¨®n", argumenta la presidenta de los decanos de Educaci¨®n. No hay sistema capaz de asumir los m¨¢s de 117.000 alumnos matriculados en el grado de educaci¨®n infantil o primaria, ni los m¨¢s de 28.000 egresados anuales (solo en el curso 2017-2018, ¨²ltimo dato del Ministerio de Educaci¨®n). A estas alturas, el equipo directivo del CEBIP Antonio Machado no conoce a ning¨²n compa?ero en paro, pero s¨ª a muchos que han terminado dedic¨¢ndose a otra cosa. "Uno de los mejores estudiantes de mi promoci¨®n es hoy polic¨ªa nacional", saca a colaci¨®n Marcos. Otros muchos son interinos: hay casi un 30% de ellos en las plantillas escolares, saltando de un centro a otro, cubriendo bajas y vacantes. "Que haya mucha rotaci¨®n en los claustros no favorece la continuidad de un proyecto educativo", advierte Santos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.