El libro que conserv¨® su brillo durante 2.000 a?os en el fondo de una cueva
La sal y el entorno des¨¦rtico impidieron el deterioro de uno de los manuscritos del Mar Muerto
El Rollo del Templo, de m¨¢s de ocho metros de largo y escrito en hebreo en el a?o 250 a.C., ha resistido m¨¢s de 2.000 a?os de vida en una cueva. Las 18 hojas?pergamino, divididas en capas, destacan principalmente por su blancura color marfil y su grosor de ni siquiera 0,1 mil¨ªmetros.?La obra fue uno de los manuscritos que se hallaron en la regi¨®n del Mar Muerto el pasado siglo y la que mejor se conserv¨®. Las principales claves?sobre su preservaci¨®n que ofrece?un estudio del MIT (Massachusetts Institute of Technology) publicado este viernes en Science Advances?son, ni m¨¢s ni menos, que la sal y el desierto.
Los Manuscritos del Mar Muerto, que los eruditos definen como unos de los tesoros m¨¢s grandes del patrimonio cultural, se preservaron entre caliza en once cuevas de Qumr¨¢n (valle del desierto de Judea en Cisjordania) que les mantuvieron protegidos de la humedad. La obra permaneci¨® en un ambiente seco, encerrado en una jarra. Adem¨¢s, para que ning¨²n saqueador encontrara aquellos libros muy preciados, los miembros de la comunidad jud¨ªa los escondieron bajo escombros y guano (sustancia formada por los excrementos de aves y murci¨¦lagos).
El estudio de la composici¨®n por el MIT, basado en rayos X y en la espectroscopia, ha demostrado que el El Rollo del Templo?fue producido de manera distinta que los dem¨¢s. Admir Masic, uno de los autores de la investigaci¨®n y profesor de ingenier¨ªa civil y ambiental del MIT, considera la obra como la perfecci¨®n: ¡°Era el pergamino m¨¢s incre¨ªble. Consiguieron crear un soporte perfecto, muy brillante. Era el m¨¢s bonito de todos los que hab¨ªa". El manuscrito se elabor¨® con piel de animal y encima de esa capa llamada col¨¢gena (org¨¢nica), se deposit¨® otra inorg¨¢nica para preservar la tinta. Esta ¨²ltima desprende restos de sodio en altas concentraciones, junto a calcio y azufre. Aquella alta y sorprendente presencia de minerales (que no viene del entorno) ha permitido, seg¨²n creen los investigadores, mantener el brillo del pergamino y la legibilidad de la escritura.?El profesor supone que la comunidad jud¨ªa desconoc¨ªa las propiedades de esas sustancias y que tuvo suerte. "Pero est¨¢ claro que tendr¨ªamos que aprender de ellos", a?ade.
La confecci¨®n de los manuscritos consist¨ªa en eliminar los pelos y la grasa sumergiendo la piel en una soluci¨®n de cal. Otras veces, la depilaci¨®n involucraba un tratamiento enzim¨¢tico aplicando granos fermentados y tanino (sustancia org¨¢nica que sirve a transformar la piel cruda en cuero). Una vez tendido al m¨¢ximo en un marco, seco y limpio, el tejido se frotaba con sal. ¡°La producci¨®n de este tipo de soporte costaba muy cara.?En esa ¨¦poca, el ganado era lo m¨¢s valioso y?El Rollo del Templo, por ejemplo,?est¨¢ fabricado con la piel de entre 10 y 15 ovejas", comenta Masic.???
"El Rollo del Templo?est¨¢ fabricado con la piel de entre 10 y 15 ovejas"
Pero, por muy brillante e "incre¨ªble" que sea, El Rollo del Templo?tambi¨¦n ha demostrado vulnerabilidad a lo largo de su existencia. ¡°La sal es muy peligrosa y lo sabemos. Podemos dise?ar mejores estrategias y evitar los riesgos de deterioro debido a la humedad. Hay que evitar los viajes. La obra necesita estabilidad¡±, explica el experto. En 1956, al salir de su escondite seco y seguro, la presencia de agua aument¨® en la capa org¨¢nica del libro y aceler¨® su deterioro. Los beduinos fueron los primeros en encontrar la obra y la vendieron a un comerciante de antig¨¹edades. Este mercante cambi¨® su encierre original por celof¨¢n y lo confin¨® en una caja de zapatos bajo el suelo de su casa. Al querer desenrollar el tejido una y otra vez despu¨¦s de su?hallazgo, el gran manuscrito de ocho metros de largo se fragment¨®. Cuando los investigadores accedieron a ¨¦l, los curiosos y la humedad ya hab¨ªan da?ado demasiado el tejido, seg¨²n cuenta el estudio. Frente al destrozo, los restauradores interrumpieron el proceso de desgaste gracias a una corta congelaci¨®n. Hoy, los trozos de la obra permanecen estables y expuestos tras un cristal en el Santuario del Libro, un ala del?Museo de Israel de Jerusal¨¦n.?
Para Admir Masic est¨¢ claro que la era moderna debe inspirarse en esta t¨¦cnica para, en primer lugar, detectar falsas obras art¨ªsticas. "Es muy dif¨ªcil?crear el mismo producto. Es una obra art¨ªstica cuya composici¨®n nadie conoce", explica el experto. El segundo avance que sugiere este descubrimiento es trasladar el m¨¦todo del pasado a la construcci¨®n vigente. ¡°Por ejemplo, los romanos eran los mejores construyendo edificios. Por lo tanto, la tecnolog¨ªa de la antig¨¹edad puede optimizar nuestra arquitectura para que viva 2.000 a?os y m¨¢s¡±, concluye el profesor.
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