40 a?os de ¡®Apocalypse Now¡¯: as¨ª fue el rodaje m¨¢s salvaje de la historia
Todo lo que pod¨ªa salir mal sali¨® peor. Nos adentramos en la brumosa, esquizofr¨¦nica y peligrosa historia de una gestaci¨®n cinematogr¨¢fica nunca igualada
?C¨®mo puede un rodaje planificado para 16 semanas acabar durando 15 meses? En el caso de Apocalypse Now la haza?a es que consiguiesen terminar (casi) todos vivos. Su director, Francis Ford Coppola, acab¨® acompa?ando a su protagonista, el capit¨¢n Willard, en su descenso a la locura: si la misi¨®n del soldado era cazar al coronel Kurtz, la de Coppola era terminar una pel¨ªcula que hab¨ªa empezado a rodar sin guion y sin final. ?l mismo reconocer¨ªa haber contemplado el suicidio en tres ocasiones distintas a lo largo de los cuatro a?os de producci¨®n, en los que todo lo que pod¨ªa salir mal sali¨® mal. Y todo lo que nadie se hab¨ªa siquiera planteado que pudiera ocurrir sali¨® a¨²n peor.
Coppola, el director, reconoci¨® haber contemplado el suicidio en tres ocasiones distintas a lo largo de los cuatro a?os de producci¨®n, en los que todo lo que pod¨ªa salir mal sali¨® mal
Ning¨²n estudio de Hollywood quer¨ªa ni o¨ªr hablar de una pel¨ªcula sobre Vietnam meses despu¨¦s de la derrota estadounidense en la guerra m¨¢s controvertida de su historia. Coppola encontr¨® el apoyo de la distribuidora United Artists, fundada por Charles Chaplin en 1930 para que los artistas no tuvieran que depender de los estudios comerciales, pero se vio obligado a negociar personalmente con los inversores y avalar cada pr¨¦stamo con todas sus propiedades y los beneficios que segu¨ªan generando El padrino y su secuela. En los setenta, los estudios de Hollywood todav¨ªa no hab¨ªan sido absorbidos por multinacionales as¨ª que hab¨ªa que negociar cada d¨®lar y los rodajes, gracias a que los ejecutivos eran cin¨¦filos y no economistas, pod¨ªan alargarse si la pel¨ªcula lo merec¨ªa.
Apocalypse Now (que se estren¨® el verano de 1979, hace justo 40 a?os) era, seg¨²n el director de fotograf¨ªa Vittorio Storaro, ¡°un fresco de la imposici¨®n de una cultura sobre otra y de la ilusi¨®n que tienen los americanos por convertirlo todo en un espect¨¢culo¡±: si los soldados reales pon¨ªan rock & roll para bombardear poblados vietnamitas, los de la pel¨ªcula escuchaban La cabalgata de las valquirias de Wagner. Si el ej¨¦rcito arras¨® Vietnam con explosiones de napalm, Coppola rodar¨ªa una de las mayores explosiones jam¨¢s producida fuera de una guerra. Con 11 millones de d¨®lares de presupuesto (el mismo que La guerra de las galaxias), Apocalypse Now ser¨ªa el primer blockbuster de arte y ensayo.
Steve McQueen rechaz¨® el papel protagonista, al igual que Al Pacino, Robert Redford y Jack Nicholson. La frustraci¨®n llev¨® a Coppola a arrojar sus cinco Oscars por la ventana y, tras volver a colocarlos en su estanter¨ªa, fich¨® a Harvey Keitel. Pero a las tres semanas de rodaje se dio cuenta de que su estilo de interpretaci¨®n no encajaba en un personaje que deb¨ªa funcionar como espectador pasivo de un viaje al fin del mundo y al alma humana. El sustituto fue Martin Sheen, quien aterriz¨® en Filipinas en medio de su propia batalla con sus demonios: beb¨ªa sin parar, fumaba tres paquetes de tabaco al d¨ªa y, en una de sus primeras escenas, se derrumb¨® gritando entre l¨¢grimas. Cuando se mir¨® al espejo y le dio un pu?etazo a su reflejo, su brazo se llen¨® de sangre, pero Coppola indic¨® que siguieran rodando mientras el actor se desplomaba. Apocalypse Now acababa de empezar. El horror todav¨ªa no hab¨ªa llegado.
¡°Me encanta el olor a napalm por la ma?ana¡± (teniente coronel Kilgore)
En vez de trabajar sobre un guion, Coppola llevaba a todas partes un ejemplar de El coraz¨®n de las tinieblas (la novela de?Joseph Conrad inadaptable en la que se basa la pel¨ªcula) subrayado por ¨¦l y escrib¨ªa cada escena durante la noche anterior. La producci¨®n tuvo lugar en Filipinas porque su presidente, el dictador Ferdinand Marcos, puso todas las facilidades: a cambio de miles de d¨®lares diarios, podr¨ªan utilizar los helic¨®pteros y los pilotos del ej¨¦rcito filipino y bombardear con napalm tantas hect¨¢reas de selva como necesitasen. Pero en varias ocasiones los helic¨®pteros, a¨²n con las c¨¢maras rodando, abandonaban la escena porque ten¨ªan que irse a combatir a la guerrilla rebelde filipina.
A Coppola y a sus 900 trabajadores no les quedaba m¨¢s remedio que esperar de brazos cruzados a que los pilotos aniquilasen a su enemigo y tuviesen a bien regresar al set. A menudo los pilotos que participaban en los ensayos no eran los mismos que despu¨¦s acud¨ªan al rodaje, as¨ª que hab¨ªa que empezar desde cero cada ma?ana. Como la propia guerra de Vietnam, este rodaje era la imposici¨®n de una cultura sobre otra (los decorados estaban construidos por nativos, explotados por un d¨®lar al d¨ªa, y uno de ellos falleci¨® sepultado por un bloque) y, como tambi¨¦n ocurri¨® con los charlies, la invasi¨®n no result¨® tan f¨¢cil como los americanos cre¨ªan.
Cuando Martin Sheen se mir¨® al espejo y le dio un pu?etazo a su reflejo, su brazo se llen¨® de sangre, pero Coppola indic¨® que siguieran rodando mientras el actor se desplomaba. 'Apocalypse Now' acababa de empezar. El horror todav¨ªa no hab¨ªa llegado
El tif¨®n Olga asol¨® Filipinas en mayo de 1976. Aunque Coppola trat¨® de incorporar la lluvia a la pel¨ªcula (varios monzones arrasaron Vietnam durante la guerra), este plan result¨® impracticable cuando el temporal destroz¨® varios decorados. Al enterarse, el director reaccion¨® poni¨¦ndose a cocinar pasta mientras escuchaba La boh¨¨me, de Puccini. Despu¨¦s de cenar tom¨® la decisi¨®n de paralizar el rodaje durante dos meses. Cuando lo retom¨® se top¨® con otra fuerza de la naturaleza: Marlon Brando.
¡°El horror tiene rostro¡± (coronel Kurtz)
Brando apareci¨® con 130 kilos (a pesar de que el guion describ¨ªa a Kurtz como una criatura mitol¨®gica, esbelta y atl¨¦tica), sin haberse aprendido el guion y sin ninguna intenci¨®n de compartir escena con Dennis Hopper (quien, para construir su personaje, hab¨ªa pedido 25 gramos de coca¨ªna que salieron del presupuesto de producci¨®n). Pero Brando ten¨ªa toda la intenci¨®n de cobrar su sueldo de tres millones de d¨®lares por tres semanas.
Coppola tuvo que posponer el rodaje otra semana m¨¢s para leerle en voz alta los di¨¢logos a Brando y preparar juntos las escenas. El director dej¨® que la estrella improvisase reflexiones filos¨®ficas, b¨¦licas y fil¨¢ntropas en un mon¨®logo de 18 minutos rodado entre sombras a petici¨®n del actor, que no quer¨ªa que su envergadura f¨ªsica distrajese a los espectadores. Y lleg¨® a ponerle a Brando un pinganillo en la oreja para ir recit¨¢ndole sus frases. Un d¨ªa, Brando le indic¨® a Coppola que ya le hab¨ªa utilizado lo suficiente y que si quer¨ªa m¨¢s escenas que contratase a otro. Se levant¨® de su silla, se march¨® y no volvi¨® a aparecer por el rodaje.
¡°Ol¨ªa a muerte lenta¡± (capit¨¢n Willard)
Mientras esperaba a que Brando estuviera listo, el productor Gray Frederickson empez¨® a oler a podrido en los decorados del santuario de Kurtz. ¡°Ten¨¦is que deshaceros de las ratas muertas¡±, le indic¨® al dise?ador de decorados Dean Tavoularis, quien le explic¨® que estaban ah¨ª a prop¨®sito para crear atm¨®sfera. De repente, un atrezzista que pasaba por ah¨ª exclam¨® ¡°pues ya ver¨¢s cuando descubras los cad¨¢veres humanos¡±. Ante la estupefacci¨®n del productor le llevaron a una tienda llena de muertos, almacenados a la espera de que Coppola quisiese rodar la llegada de Willard al santuario (donde habr¨ªa cad¨¢veres colgados de los ¨¢rboles y esparcidos por el suelo). ¡°Es que va a quedar muy aut¨¦ntico¡±, le prometi¨® el dise?ador.
Resulta que el tipo que les proporcion¨® los cad¨¢veres no trabajaba en un centro de autopsias como hab¨ªa prometido sino que los hab¨ªa robado de sus tumbas, as¨ª que la polic¨ªa paraliz¨® la producci¨®n varios d¨ªas para interrogar a cada uno de sus trabajadores y comprobar que no eran asesinos. Ante la imposibilidad de devolver los cuerpos no identificados a sus tumbas (y la negativa de United Artists a costear sus entierros), nadie sabe o nadie ha querido contar qu¨¦ hicieron con ellos.
¡°Todo hombre tiene un punto de ruptura¡± (general Corman)
El 5 de marzo de 1977, cuatro d¨ªas despu¨¦s de que se cumpliese un a?o de rodaje, Martin Sheen se despert¨® a las dos de la madrugada con dolores insoportables en el pecho. El actor sali¨® de su tienda y se arrastr¨® por la carretera agonizando un kil¨®metro hasta encontrar ayuda. Le estaba dando un infarto. Cuando Coppola se enter¨® sufri¨® un ataque epil¨¦ptico, pero intent¨® ocultarle el incidente a United Artists: ¡°Incluso si Martin se muere, no estar¨¢ muerto hasta que yo lo diga¡±, advirti¨® el director. Coppola acumul¨® una deuda de 30 millones de euros que dejar¨ªa a su esposa Eleanor y a sus tres hijos (Gio, de 12 a?os; Roman, de 10, y Sofia, de 4) en la mendicidad. El suicidio ni siquiera era una opci¨®n ya.
El rodaje fue en Filipinas porque su presidente, el dictador Ferdinand Marcos, puso todas las facilidades: a cambio de miles de d¨®lares diarios, podr¨ªan utilizar los helic¨®pteros y los pilotos del ej¨¦rcito filipino y bombardear con napalm tantas hect¨¢reas de selva como necesitasen
Apocalypse Now, con un presupuesto que hoy ser¨ªa equiparable al de Venom o San Andreas, hab¨ªa superado a Cleopatra como la pel¨ªcula m¨¢s cara de la historia hasta aquel momento. Durante las seis semanas en las que Sheen estuvo de baja, Coppola rod¨® planos recurso, le envi¨® un telegrama a su amigo (y director original del proyecto) George Lucas para felicitarle por el ¨¦xito de La guerra de las galaxias y de paso pedirle dinero y sigui¨® d¨¢ndole vueltas al final de la pel¨ªcula. Como ocurre con la guerra, Coppola sab¨ªa cu¨¢ndo y c¨®mo empezarla (aunque nunca por qu¨¦), pero no ten¨ªa ni idea de c¨®mo ni cu¨¢ndo la terminar¨ªa. Y por mucho que lo alargase, el final estar¨ªa ah¨ª esper¨¢ndole.
¡°La posibilidad de perderlo todo provoca una euforia poderosa¡± (Eleanor Coppola)
La ¨²ltima etapa del rodaje estuvo liderada por un Francis Ford Coppola, que pesaba 50 kilos menos que al empezar, en una huida hacia adelante: los trabajadores enfermaban de disenter¨ªa a diario, el actor que interpretaba a Lance el surfista (Sam Bottoms) aparec¨ªa siempre colocado de speed, marihuana o LSD porque todo el equipo se hab¨ªa dado a las juergas nocturnas, los animales salvajes acechaban las tiendas de campa?a durante la noche, las asociaciones animalistas denunciaron el sacrificio de un b¨²falo de agua para el rodaje de la escena final y United Artists pretend¨ªa rebajar el seguro de vida de Coppola. Su vida ya no val¨ªa tanto como cuando se meti¨® en la empresa Apocalypse Now, pero ten¨ªa que terminarla aunque fuese (literalmente) lo ¨²ltimo que hiciese. Solo as¨ª la inversi¨®n quedar¨ªa justificada ante sus acreedores. A estar alturas, Coppola ya estaba convencido de que la pel¨ªcula ser¨ªa espantosa.
Cuando la present¨® en el festival de Cannes, donde a pesar de no estar completada acabar¨ªa ganando la Palma de Oro, Coppola se?al¨® los paralelismos entre el rodaje y la guerra que retrataba: ¡°?ramos tipos con acceso a demasiado dinero y a demasiados materiales, y poco a poco nos fuimos volviendo locos. Mi pel¨ªcula no es sobre Vietnam. Mi pel¨ªcula es Vietnam¡±.
Apocalypse Now acab¨® recaudando cinco veces su presupuesto, lo cual salv¨® a Coppola de la bancarrota aunque se arruinar¨ªa definitivamente con Corazonada en 1981. Hoy asegura que todo el dinero que tiene es gracias a su vi?edo de Napa, California. ¡°La pel¨ªcula ya no es tan rara vista hoy¡±, reflexiona en 2019 el director, ¡°le ha ocurrido lo que a esas pinturas vanguardistas que con el paso de los a?os se convierten en estampados para el papel de las paredes¡±.
Marlon Brando, hasta su ¨²ltimo d¨ªa de vida (muri¨® en 2004), reclam¨® que Coppola era ¡°un gordo cabr¨®n¡± que le deb¨ªa dos millones de euros.
Apocalypse Now tard¨® tanto en rodarse que, en 1978, El cazador le arrebat¨® el honor de ser la primera pel¨ªcula de Hollywood sobre Vietnam. Antes de entregarle el Oscar al director de El cazador, Michael Cimino (quien arruinar¨ªa su carrera dos a?os despu¨¦s, causando adem¨¢s el cierre de United Artists, con La puerta del cielo), Coppola aprovech¨® para hacer una advertencia sobre Hollywood que fue recibida con sorna: la prensa lo ridiculiz¨® concluyendo que se hab¨ªa vuelto definitivamente loco por culpa del rodaje de Apocalypse Now. ?Cu¨¢l fue la aberraci¨®n que Coppola se atrevi¨® a profetizar? "Preparaos, porque la tecnolog¨ªa digital est¨¢ a punto de cambiar el cine para siempre".
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