Sin l¨ªmites y sin escr¨²pulos: c¨®mo el arquetipo del villano triunfa en los ¡®reality shows¡¯
Hugo Castej¨®n se ha convertido en el personaje m¨¢s detestado dentro de la casa de 'Gran Hermano VIP' y en el m¨¢s popular fuera: millones de espectadores siguen el concurso y miles de ellos votan para que ¨¦l no se vaya
Existen tres arquetipos de concursante en un reality show: h¨¦roes, villanos y donnadies. Hasta no hace demasiado tiempo era habitual que los villanos se fuesen los primeros, los donnadies llegasen con una mezcla de desidia e inercia a la final y el h¨¦roe ganase. El h¨¦roe sol¨ªa llevarse un cuantioso premio y comprarse un piso antes de desaparecer de la televisi¨®n al poco tiempo, los donnadies se volv¨ªan r¨¢pidamente a sus vidas an¨®nimas y los villanos disfrutaban de una larga y fruct¨ªfera vida en televisi¨®n. La conclusi¨®n, para cualquier adepto al g¨¦nero, es que el de villano siempre ser¨¢ el papel con m¨¢s posibilidades a la larga.
"Existe un principio muy primario de psicolog¨ªa social, que cuando hay dos grupos nos lleva a congratularnos con el grupo marginal. Por supuesto, como espectadores"
(Diana Aller, redactora de 'Supervivientes', entre otros programas de telerrealidad)
Hasta hace relativamente poco, el villano duraba muy poquito dentro de un concurso de convivencia. El p¨²blico no le perdonaba su papel desestabilizador y, con el poder por primera vez en la historia para influir en las tramas de su culebr¨®n favorito con una sola llamada de tel¨¦fono, lo expulsaba para sentir que se hab¨ªa hecho justicia. Mar¨ªa Jos¨¦ Galera fue la primera en salir por la puerta de Gran Hermano 1 (2000), Marta L¨®pez la primera en abandonar Gran Hermano 2 (2001), Noem¨ª Ungr¨ªa en el caso de Gran Hermano 3 (2002), A¨ªda N¨ªzar (gran ep¨ªtome de la villana televisiva del siglo XXI) la de Gran Hermano 5 (2003)¡ Fueron las primeras expulsadas, s¨ª, pero su influencia y presencia en televisi¨®n contin¨²a hoy. Y todas eran mujeres, por cierto. En ese sentido, el reality show de los cero-cero no cambiaba demasiado las cosas respecto al gran culebr¨®n latinoamericano de los ochenta: si no hab¨ªa una gran mala, las tramas estaban muertas.
La tendencia comenz¨® a cambiar cuando esos villanos eran famosos y no an¨®nimos. Aparentemente muerto el formato cl¨¢sico (la ¨²ltima edici¨®n de Gran Hermano con rostros desconocidos logr¨® un 14,3% de media de audiencia, el peor dato de la historia del concurso), desde hace unos a?os triunfa el formato con rostros famosos del mundo del coraz¨®n, ya sea en una casa o en una isla tropical. Se dir¨ªa que en televisi¨®n, igual que en la vida, no toleramos a un villano a menos que lo conozcamos.
Para muchos la popular Bel¨¦n Esteban se comport¨® como una bully en Gran Hermano VIP 3 (el formato hab¨ªa tenido dos ediciones anteriores en 2004 y 2005 y estuvo en barbecho hasta 2015), pero termin¨® ganando con un 68% de los votos. Carlos Lozano tuvo a todos los concursantes en contra en Gran Hermano VIP 4, pero qued¨® segundo con un 42%. En Gran Hermano VIP 6 Miriam Saavedra, una personalidad tan magn¨¦tica como desquiciante que casi lleva a la locura al resto de concursantes, gan¨® con un 71%. Y as¨ª hasta la edici¨®n que est¨¢ actualmente en antena, la n¨²mero siete, y en la que Hugo Castej¨®n (Oviedo, 1978, empresario, eterno aspirante a estrella del pop y exnovio de Marta S¨¢nchez) ha conseguido, en menos de una semana, hacer que algunos concursantes "vomiten de pura rabia". Y, a pesar de ello, o tal vez gracias a ello, fue salvado de ser expulsado el pasado martes por un alt¨ªsimo porcentaje de la audiencia.
Solo en el a?o 2015 en Estados Unidos se emitieron 750 programas de este tipo. En Espa?a nadie ha tenido a bien contarlos, pero el formato se ha instalado en todos los canales generalistas excepto La 2
?Qu¨¦ ha cambiado para que, de largarlos a la primera de cambio, ahora aupemos y jaleemos al mamporrero? "Los espectadores estamos m¨¢s breados y queremos ver un show, no un centro ocupacional", explica Diana Aller, que ha sido redactora en varios formatos de reality show como Supervivientes o Granjero busca esposo, as¨ª como docurrealities como Alaska y Mario o Las Campos. "Pero, sobre todo, existe un principio muy primario de psicolog¨ªa social, que cuando hay dos grupos nos lleva a congratularnos con el grupo marginal. Por supuesto, como espectadores. Si estuvi¨¦ramos dentro de un reality, como en la vida, por muy rebeldes que nos creamos, ir¨ªamos con el grupo m¨¢s numeroso", a?ade.
El reality, en todas sus variedades (ya sea de encierro, de aventuras, de talentos, de citas, de famosos, de an¨®nimos, de ricos, de pobres) es sin duda el formato rey del siglo XXI. Solo en el a?o 2015 en Estados Unidos se emitieron 750 programas de este tipo. En Espa?a el formato se ha instalado en todos los canales generalistas excepto La 2, en varios de la TDT que producen su propio contenido (Cosmo o Divinity, por ejemplo), en plataformas de pago como Movistar y se pueden ver tambi¨¦n en gigantes del streaming como Netflix. Por supuesto, las teor¨ªas psicosociales sobre por qu¨¦ el g¨¦nero nos atrae tanto se han multiplicado. Est¨¢n las teor¨ªas m¨¢s cl¨¢sicas sobre c¨®mo colman nuestra parte de voyeur; tambi¨¦n otras que dicen que en una sociedad cada vez m¨¢s alienada son nuestro contacto con la realidad ajena; tambi¨¦n otras que dicen que alimentan la ilusi¨®n de la fama y la riqueza instant¨¢nea.
Y, curiosamente, por muy novedoso que sea el formato y por muy interactiva y multiplataforma que se haya vuelto la forma en que nos relacionamos con ¨¦l, sus tramas son casi tan viejas como la mitolog¨ªa griega: el viaje del h¨¦roe, amores, traiciones y luchas. El villano, uno o varios, ser¨¢n imprescindibles. Y adem¨¢s en los ¨²ltimos a?os formatos como Gran Hermano o Supervivientes se guardan un as en la manga: si el villano es expulsado, un subterfugio de las normas permitir¨¢ que regrese para seguir desestabilizando al grupo, por ejemplo en lo que llaman "repesca" (volver a meter en el concurso a un participante expulsado).
As¨ª hicieron, por ejemplo, con A¨ªda Nizar en 2011 en Supervivientes, dando as¨ª lugar a uno de sus momentos m¨¢s tensos. ?Pero siempre tienen claro los guionistas de un formato qui¨¦n va a ser el villano oficial o a veces un concursante se revela como el gran malo? "La selecci¨®n se hace primero con los peces gordos, los cach¨¦s m¨¢s elevados", explica Aller, "y luego se va rellenando lo que falte: m¨¢s j¨®venes o m¨¢s mayores, m¨¢s mujeres o m¨¢s hombres... Pero siempre se calibra que haya personalidades fuertes, no necesariamente negativas, con capacidad de liderazgo. Y s¨ª, afortunadamente siempre hay sorpresas y afloran personalidades maquiav¨¦licas. Eso es lo bueno de los realities, son mucho m¨¢s de verdad de lo que la gente suele creer".
Es el caso de Hugo Castej¨®n, el villano televisivo que ahora mismo encandila a la audiencia (el programa marc¨® el pasado jueves m¨¢s de un 30% de cuota de pantalla, una cifra extraordinaria en la era de la fragmentaci¨®n de audiencias) ha sido una revelaci¨®n. Todos los ojos estaban puestos en otros concursantes: deslenguadas colaboradoras de S¨¢lvame, familiares y sat¨¦lites del clan Pantoja, figuras de coraz¨®n de los noventa que hac¨ªan arder la mesa de Cr¨®nicas Marcianas... Todos ellos ten¨ªan papeletas para ser la estrella de la edici¨®n, pero al final result¨® ser una figura casi residual del mundo del coraz¨®n la que dio el pelotazo.
La pregunta en estos concursos es obvia: ?es realmente as¨ª el villano oficial o sabe que ese papel lo puede llevar hasta la final? En este sentido, como apunta Aller, "es muy interesante la figura del escudero, la del acompa?ante del malvado". Siempre que hay una divisi¨®n entre el grupo general y un villano que se queda solo, un miembro del grupo grande da un paso al frente y se une al lobo solitario. Es una apuesta arriesgada que solo deja dos opciones: que si el malvado es expulsado arrastre con ¨¦l a su escudero pero, si llega a la gloria, su escudero pueda quedar segundo. En esta edici¨®n, Castej¨®n tiene a dos: uno es Dinio, el novio cubano de Marujita D¨ªaz que se convirti¨® posteriormente en actor porno y m¨¢rtir pol¨ªtico. Otra se llama Adara y es una exconcursante del Gran Hermano de an¨®nimos que se hizo popular al enamorarse de otro concursante (Pol) que ahora mismo mantiene una relaci¨®n con un astr¨®logo y peluquero (el Maestro Joao) que le dobla la edad y que, obviamente, tambi¨¦n es concursante en esta edici¨®n para que el drama est¨¦ servido.
Ese es, tal vez, el ¨²nico elemento diferencial que el reality show de nuevo cu?o tiene respecto a sus antecesores: un sentido del humor espl¨¦ndido y lacerante. Uno puede encontrar largas y tediosas las galas de cuatro horas de Gran Hermano VIP, pero cada poco aparecen en ellas escenas, di¨¢logos y planos dignos de Mel Brooks. S¨ª, incluso para el villano, cuya ¨²nica condici¨®n, tal y como remata Diana Aller, es la misma para el g¨¦nero de terror, el drama o la alta comedia: "No tener escr¨²pulos".
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