C¨®mo conseguir que los adolescentes conf¨ªen en el m¨¦dico
Durante a?os los esfuerzos globales han ido destinados a la salud materno infantil, pero los expertos fijan ahora la pubertad como una ¨¦poca en la que comienzan problemas como las adicciones y el sedentarismo
Empezar a fumar, la primera borrachera, relaciones sexuales, ir en moto... Todas estas experiencias van unidas, en la mayor¨ªa de los casos, a un periodo muy concreto de la vida: la adolescencia. Y sin embargo, ha sido un momento vital tradicionalmente olvidado en las estrategias mundiales de salud. Organismos, gobiernos y ONG est¨¢n comenzando a centrar sus estrategias en la franja de los 10 a los 19 a?os, cuando comienzan la mayor¨ªa de h¨¢bitos y problemas que despu¨¦s marcan toda una vida. Este ha sido uno de los temas que se ha debatido en diferentes reuniones y foros que han tenido lugar durante la cumbre de cobertura sanitaria esta semana en Nueva York.
"Los esfuerzos internacionales han ido tradicionalmente dirigidos a los ni?os menores de cinco a?os, despu¨¦s, los olvid¨¢bamos", explica Stefan Peterson, director de salud de Unicef. La OMS estima que muere m¨¢s de un mill¨®n de adolescentes por a?o. Los motivos var¨ªan dependiendo del g¨¦nero y la edad. Entre los varones, la primera causa de fallecimiento son los accidentes de tr¨¢fico, entre las chicas, hay una diferencia entre el primer periodo de la adolescencia, de 10 a 14 a?os, cuando el VIH-sida se lleva m¨¢s vidas y el segundo, de 15 a 19, en el que la mayor¨ªa de las chicas fallecen por problemas relacionados con el embarazo y el parto.
Existen casi 1.200 millones de adolescentes (de 10 a 19 a?os) en todo el mundo. Representan el 16% poblaci¨®n. La mayor parte de j¨®venes mueren en ?frica subsahariana. El continente alberga solo el 2% del parqu¨¦ automovil¨ªstico mundial, pero sufre el 20% de los accidentes en la carretera. Esta regi¨®n del planeta cuenta tambi¨¦n con la tasa de embarazos precoces m¨¢s alta del mundo, 200 de cada 1.000 mujeres. Dos datos que est¨¢n directamente relacionados con los principales motivos de fallecimiento adolescente.
Vistas las estad¨ªsticas, la salud reproductiva es uno de los grandes focos de actuaci¨®n, especialmente en el caso de las chicas. "Hasta ahora nos encarg¨¢bamos de las ni?as hasta los cinco a?os y volv¨ªamos a reencontrarnos con ellas ya embarazadas, hay que continuar con la atenci¨®n para que esto no ocurra", afirma Petersen. "Muchas ni?as todav¨ªa no tienen acceso a anticonceptivos, se quedan embarazadas muy pronto sin desearlo, est¨¢n estigmatizadas si los piden. Los chicos tampoco tienen acceso a programas de prevenci¨®n y planificaci¨®n familiar, as¨ª que parece que la cosa no va con ellos", destaca Divya Parmar, del ¨¢rea de igualdad de g¨¦nero y derechos humanos de la OMS. Tal y como apuntaba un macroestudio publicado en la revista cient¨ªfica The Lancet que analizaba la salud de los adolescentes desde 1990 a 2016, "73 millones de mujeres j¨®venes no cuentan con acceso a m¨¦todos modernos de anticoncepci¨®n, cinco millones m¨¢s que hace 26 a?os".?
Iniciativas como Adolescents 360 tratan de corregir estas din¨¢micas. El objetivo es dise?ar proyectos de planificaci¨®n familiar involucrando a las ni?as. Bitania Lulu Berhanu es coordinadora de este plan en Etiop¨ªa: "Uno de los mayores fallos hasta ahora ha sido no integrar a las chicas en el proceso de dise?o de soluciones. Nosotros lo estamos llevando a cabo. Tenemos conversaciones sin tapujos con ellas, nos explican sus problemas, dise?amos una estrategia y ellas mismas eval¨²an los resultados", cuenta.
He aqu¨ª una de las claves del problema: la falta de confianza. "Muchas estrategias ahora est¨¢n encaminadas a convertir los servicios de salud en un entorno amigable para los adolescentes", indica Parmar, de la OMS. "Ahora mismo, muchos servicios tienen protocolos muy tradicionales dirigidos a adultos casados. Esto no ayuda a la prevenci¨®n, por ejemplo", completa.
Hasta ahora nos encarg¨¢bamos de las ni?as hasta los cinco a?os y volv¨ªamos a reencontrarnos con ellas ya embarazadas, hay que continuar con la atenci¨®n para que esto no ocurra
Diversas organizaciones entre las que se encuentran Plan Internacional, la UNFPA, Unicef y la OMS, se reunieron hace unos meses en Ginebra para buscar soluciones a la falta de atenci¨®n en esta franja. El informe Adolescentes: La poblaci¨®n perdida en la cobertura universal de salud presentado en este encuentro aportaba muchas de las claves para cerrar esta brecha. "La mayor¨ªa de los problemas de salud de los adolescentes son prevenibles, y las conductas de riesgo m¨²ltiple, como el consumo de tabaco, las dietas poco saludables, la inactividad f¨ªsica y el uso nocivo del alcohol, que afectan la salud a largo plazo, son modificables. En los ¨²ltimos a?os, los programas de salud de los adolescentes se han centrado principalmente en la prestaci¨®n de servicios e informaci¨®n sobre y otros problemas de salud han quedado en gran medida desatendidos", detalla el estudio.
Otro de los problemas que m¨¢s sufre esta franja de edad son las adicciones y la obesidad. Y de nuevo los pa¨ªses menos desarrollados son los m¨¢s afectados. Los gobiernos de muchos de esos territorios todav¨ªa no han regulado en m¨¢rquetin y la publicidad "agresiva", seg¨²n el ¨²ltimo informe de Cobertura Sanitaria Global, de sustancias como el tabaco, el alcohol y los ultraprocesados. Tal y como apunta el estudio de The Lancet, "los riesgos nutricionales se han vuelto m¨¢s prominentes, el n¨²mero de adolescentes con sobrepeso u obesidad es m¨¢s del doble, y el n¨²mero de j¨®venes con anemia ha aumentado un 20% durante este per¨ªodo". Tal y como explica el experto de Unicef, es necesario acudir a la ra¨ªz del problema: "Nuestra l¨ªnea de actuaci¨®n ahora no es abordar necesariamente las enfermedades, sino las causas ?Cu¨¢l es el sistema alimentario? ?Qu¨¦ tipo de comida tienen disponible? ?Cu¨¢l es tu entorno? ?Puedes ir caminando a la escuela? ?Es seguro?", recalca Petersen.
Los expertos se?alan que no solo hay que cuidar el cuerpo, sino tambi¨¦n la mente. Es en esta ¨¦poca tambi¨¦n en la que arraiga muchas veces el acoso escolar o la violencia familiar. "Hemos visto intervenciones donde el apoyo de los compa?eros y aprender a hablar con amigos sobre el estr¨¦s, tiene muy buenos resultados, con lo que hay menos pensamientos suicidas", apunta Petersen.
"Los j¨®venes son un reflejo de la comunidad en la que viven. Es la que desencadena que una ni?a se quede embarazada o un ni?o empiece a fumar y a veces es la propia comunidad la que estigmatiza a los trabajadores sanitarios que quieren asesorar sobre educaci¨®n sexual, por ejemplo", se?ala Parvar. Y remata: "Si queremos que las intervenciones funcionen, hay que actuar en todos los niveles y hablar con los l¨ªderes religiosos, los vecinales, los trabajadores sanitarios...".
Endeudarse para vivir
El ¨²ltimo informe sobre cobertura sanitaria universal deja un saber agridulce. Por un lado no hay retroceso en lo que se refiere al acceso a los servicios, pero por otro, en muchas ocasiones se aprecia que esta atenci¨®n se produce a costa del endeudamiento de las familias. "Lo que vemos es que el mercado est¨¢ ocupando una posici¨®n de fuerza en el mercado de la salud, pero las instituciones p¨²blicas est¨¢n siendo m¨¢s lentas", apunta Agnes Soucat, una de las autoras principales del estudio y economista de la OMS.? La recomendaci¨®n de los expertos es que los Estados deben hacerse cargo de la asistencia sanitaria b¨¢sica de sus ciudadanos. "Cuando tienes un accidente, o c¨¢ncer, o una enfermedad cr¨®nica, y necesitas pagar mucho por la atenci¨®n m¨¦dica, es necesario alg¨²n tipo de seguro p¨²blico o nacional subvencionado para asegurar que una enfermedad no supone la bancarrota de una familia", sostiene Soucat. Es la primera vez que el informe hace una diferenciaci¨®n por g¨¦neros. Se aprecia que las normas culturales siguen siendo un impedimento para las mujeres en lo que se refiere al acceso a asistencia, y que los hombres sufren principalmente los efectos del fuerte m¨¢rquetin que la industria del tabaco ha trasladado a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
La realizaci¨®n de este art¨ªculo ha sido posible gracias al apoyo de UN Foundation.
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