El romanticismo conceptual de Dries Van Noten invade Par¨ªs
El dise?ador belga emociona con una exquisita colaboraci¨®n con Christian Lacroix en la semana de la moda
Sobre el papel, parec¨ªa la receta perfecta para el desastre: mezclar el romanticismo m¨¢s opulento con la femineidad conceptual. Pero en la pr¨¢ctica, la propuesta que el dise?ador belga Dries Van Noten present¨® el mi¨¦rcoles en la semana de la moda de Par¨ªs y que era ¡ªpor primera y en principio ¨²nica vez¡ª un trabajo en colaboraci¨®n con el modista franc¨¦s Christian Lacroix result¨® toda una genialidad. Pr¨¢cticamente, una colecci¨®n de culto desde el minuto mismo en que termin¨® el desfile. Como si Lacroix y Van Noten llevasen a?os dise?ando juntos consiguieren fusionar sus dos discursos creativos ¡ªtan personales y ¨²nicos, respectivamente¡ª en un equilibrio perfecto y emocionante. Si alguien se pregunta c¨®mo una falda de volantes y otra de estampado animal print pueden llegar a ser conceptuales, este d¨²o tiene la respuesta: dotando de asimetr¨ªa a los volantes y colocando unos pantalones masculinos debajo, en el primer caso; y creando un volumen arquitect¨®nico, en el segundo.
Contemplar lo que suced¨ªa sobre la pasarela era como presenciar una conversaci¨®n entre almas gemelas o un duelo entre primeras espadas, seg¨²n el estado de ¨¢nimo del espectador. La simbiosis resultaba compleja y arriesgada, en el mejor de los sentidos: las mangas fruncidas con largas cintas negras de Noten daban un argumento contempor¨¢neo a los vestidos de lunares de Lacroix; y las chaquetas doradas de este ¨²ltimo ganaban sofisticaci¨®n al acompa?arse por los maravillosos estampados de tapicer¨ªa, que se han convertido ya en se?a de identidad del belga. El juego de superposiciones se iba enriqueciendo seg¨²n avanzaba el desfile: las faldas vaporosas con largas colas se combinaban con shorts blancos y sudaderas de strass; sobre los vestidos, t¨²nicas vol¨¢tiles y, sobre ellos, abrigos de corte marcial. El fest¨ªn se completaba gracias a la vibrante paleta de color ¡ªnaranjas, amarillos, azules el¨¦ctricos¡ª y de estampados, que iban desde composiciones florales de resonancia oriental hasta los brocados metalizados. El resultado era poderoso, teatral y a la vez delicado, lleno de fantas¨ªa y a la vez perfectamente trasladable al armario real de una mujer actual.
Menci¨®n especial merec¨ªan los botines con plataforma, de tejido historiado y formato retrofuturista; los broches de piedras y lazos, a modo de condecoraci¨®n, tan recurrentes en el archivo de Lacroix; y los tocados de plumas, la ¨²ltima herramienta para dejar volar la imaginaci¨®n.
Saint Laurent
La lluvia torrencial estuvo a punto de arruinar el desfile de Saint Laurent, en su habitual escenario situado frente a la Torre Eiffel. Por suerte, la lluvia ces¨® pocos minutos antes del inicio, dejando v¨ªa libre al esplendoroso espect¨¢culo orquestado por el dise?ador de la firma, Anthony Vaccarello. Varios centenares de halos de luz bailaban desbocados al ritmo de la m¨²sica mientras los primeros modelos irrump¨ªan en la pasarela. La silueta predominante result¨® cl¨¢sica en el trabajo del dise?ador. Shorts min¨²sculos que dejaban interminables piernas a la vista, espaldas marcadas por hombreras de ¨¢ngulo recto y botas vaqueras que trepaban hasta la rodilla abrieron una colecci¨®n rabiosamente contempor¨¢nea que, a la vez, ten¨ªa un fuerte regusto a d¨¦j¨¤ vu.
Los turbantes y camisas de pirata remit¨ªan a la legendaria colecci¨®n rusa que firm¨® el fundador de la marca en 1976 y el uso abundante de cuero oscur¨ªsimo no supuso una gran novedad respecto a sus colecciones precedentes, exceptuando alg¨²n vestido bordado y alg¨²n escote irregular. Pero el talento de Vaccarello consiste en que todo lo que toca parezca nuevo, incluso cuando parece casi id¨¦ntico a lo anterior. El dise?ador tambi¨¦n se refiri¨® al archivo de la marca en la segunda parte del desfile, separada de la primera por una larga pausa dram¨¢tica. Se centr¨® en otra prenda imprescindible en el patrimonio de Saint Laurent: el esmoquin, que lucieron veteranas como Stella Tennant o Naomi Campbell, que cerr¨® la funci¨®n envuelta en un espectacular modelo en lentejuela negra como si fuera una semidiosa regresando del infierno.
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