Un curso de reparaci¨®n de m¨®viles con familia incluida
Jean Koulio es aceptado en un centro de CEAR, comienza a estudiar y encuentra un apoyo inesperado. Cuarto cap¨ªtulo de un relato migratorio
Despu¨¦s de varios a?os de ruta migratoria entre Guinea y Espa?a, pasando por Mauritania, Mali y Marruecos, despu¨¦s de cruzar la valla de Melilla, Jean Koulio finalmente llega a un centro de acogida de una fundaci¨®n privada en Madrid. All¨ª pasa unos primeros meses en los que conoci¨® a Paco, el encargado de mantenimiento, y decidi¨® ayudarle en su trabajo. Tambi¨¦n conoci¨® por primera vez la ciudad y se encandil¨® con ella. Al cabo de un tiempo, recibe la noticia de que va a ser trasladado a otro centro de acogida m¨¢s cerca de la capital. Cuarta entrega de una entrevista a un inmigrante africano con una historia que contar.
Del cap¨ªtulo anterior: Cuando me dijo el se?or Omar que me mandaban a Madrid, que en dos d¨ªas me iba, de verdad que me puse muy contento. Y todos los trabajadores del centro vinieron a felicitarme.
- P. ?D¨®nde te dieron plaza?
- R. En Getafe, en un centro de acogida de CEAR. All¨ª ya me pude hacer un abono de transporte para moverme por la ciudad. A partir de aqu¨ª ya ten¨ªa un poquito de dinero que me daban a final de mes.
- P. ?Entonces en Getafe fuiste a CEAR, la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado?
- R. S¨ª, a un centro de acogida porque ya se estaba tramitando mi solicitud de asilo. All¨ª hab¨ªa mucha gente. Yo no sab¨ªa cu¨¢nta, pero mucha, de todas las nacionalidades. El primer d¨ªa llegu¨¦ gracias a una se?ora que se llama Maite, en su coche. Aquella ma?ana ten¨ªa que coger el autob¨²s desde Ambite [pueblo de Madrid donde estaba la primera ONG que acogi¨® al entrevistado] hasta Conde de Casal, y ella me dijo que me esperar¨ªa en la parada a las ocho y diez o por ah¨ª. Cuando llegu¨¦, baj¨¦ con mi mochila y a los cinco minutos nos encontramos, subimos a su coche e hicimos otro viaje hasta Getafe.
Al llegar a CEAR, Maite pidi¨® que buscaran mi nombre en su programa y, efectivamente, estaba. ¡°Vale, espera aqu¨ª, que va a venir una se?ora a atenderte¡±, me dijeron. A los cinco minutos lleg¨® Sara, fuimos a su oficina y me explic¨® que ella no era mi encargada, pero que me iba a hacer la entrevista porque la que ten¨ªa que hacerla estaba de vacaciones. Era Itziar. Yo ya pod¨ªa hablar un poquito de espa?ol, pero ella me pregunt¨®: ¡°?En qu¨¦ idioma prefieres?¡±. Y le respond¨ª: ¡°Un poco en espa?ol y un poco en franc¨¦s; si no entiendo algo, me lo explicas en franc¨¦s". Y me detall¨® todas las normas del centro. Luego firm¨¦, me entregaron unas llaves y me llevaron a mi habitaci¨®n.
- P. ?Una habitaci¨®n para ti solo?
- R. No, era compartida con tres chicos muy majos y muy tranquilos.
- P. ?All¨ª ya empezaste a trabajar?
- R. No, pas¨¦ casi dos semanas sin salir del centro, solo bajaba a comer y luego sub¨ªa porque no ten¨ªa cursos, ni abono de transportes. Ten¨ªa mi cita para la entrevista de solicitud de asilo el 2 de noviembre de 2015, y ten¨ªa que esperar a hacerla y comenzar con el proceso de asilo.
- P. ?A partir de ah¨ª ya pod¨ªas ser receptor de alg¨²n beneficio?
- R. S¨ª, como el abono de transportes. Justo a tres d¨ªas de la entrevista, una chica del CAR [centro de acogida al refugiado] me llev¨® a Madrid para tramitarlo, pero la oficina estaba cerrada y yo me dije: ¡°No puedo dormir esta noche sin abono¡±. Entonces me dijeron en el centro: ¡°Si quieres vete t¨², paga tu transporte y nos traes el recibo y te devolvemos el dinero¡±. Esa tarde volv¨ª y camin¨¦ por todas partes para hacerme el abono. Finalmente, consegu¨ª hacerlo en el mismo sitio al que nos hab¨ªa mandado la chica por la ma?ana. Tres d¨ªas despu¨¦s hice la entrevista, la pas¨¦ y me dijeron que esperara dos semanas y luego fuera a buscar mi tarjeta roja [la que indica que el portador est¨¢ pendiente de una resoluci¨®n de su petici¨®n de asilo]. Luego pas¨¦ otras dos semanas en el centro sin hacer nada, solo clase de integraci¨®n.
- P. ?Clase de integraci¨®n?
- R. Del idioma espa?ol. Nivel bajo (risas).
- P. ?Cu¨¢nto tiempo estuviste en el centro de CEAR?
- R. Seis meses justo.
- P. ?Qu¨¦ hac¨ªas all¨ª?
- R. All¨ª curs¨¦ la formaci¨®n de mozo de almac¨¦n y despu¨¦s el taller de arreglo de bicicletas. Espa?ol, bicis y mozo de almac¨¦n. Luego comenc¨¦ el curso de reparaci¨®n de ordenadores, pero dos semanas despu¨¦s de iniciarlo sal¨ª del centro, as¨ª que Cesal se encarg¨® del resto.
Yo pensaba que en Espa?a se hablaba franc¨¦s y lo cre¨ª hasta que llegu¨¦ a Melilla y vi que si hablas franc¨¦s con alguien, ?no te entiende!
- P. ?Durante los seis meses en CEAR siempre fuiste optimista?
- R. S¨ª, yo quer¨ªa hacer de todo, pero lo que quer¨ªa de verdad era estudiar inform¨¢tica. Cada vez que hablaba con la encargada de las formaciones, yo le dec¨ªa siempre: ¡°B¨²scame un curso de reparaci¨®n de ordenadores¡±. Hasta que un d¨ªa me met¨ª en internet buscando algo de formaci¨®n, y me sali¨® el centro de Cesal. Fui all¨ª a ver si pod¨ªa inscribirme, pero cuando llegu¨¦ estaba ya cerrado. Al d¨ªa siguiente me llamaron de CEAR y me dijeron que me hab¨ªan encontrado un sitio en el que hacer un taller de reparaci¨®n inform¨¢tica. Les pregunte que d¨®nde, y era en el Metro Tetu¨¢n, el mismo que yo hab¨ªa encontrado y que estaba cerrado. Me preguntaron que c¨®mo lo hab¨ªa conseguido y les respond¨ª: ¡°En un ordenador¡±. El d¨ªa que me indicaron fui a hacer la inscripci¨®n y me contaron que a partir del 3 de febrero habr¨ªa un curso de orientaci¨®n de tres d¨ªas para saber el nivel de cada uno.
Yo me apunt¨¦ y fui los tres d¨ªas. Hab¨ªa tambi¨¦n un chico de Nigeria que era de mi centro, pero al terminar, dijo que no estaba interesado. Luego ten¨ªamos que esperar los resultados a ver qui¨¦n se quedaba y el d¨ªa que nos llamaban tambi¨¦n hab¨ªa que pasar una entrevista con el profesor, Adolfo. Yo llegu¨¦ all¨ª, frente a Adolfo, y la primera pregunta que me hizo fue: ¡°?En Guinea hablabas espa?ol?¡±. Yo le contest¨¦: ¡°No, yo pensaba que en Espa?a se hablaba franc¨¦s y lo cre¨ª hasta que llegu¨¦ a Melilla y vi que si hablas franc¨¦s con alguien, ?no te entiende! Hablarlo con una persona es como si t¨² fueras el demonio, porque te van a decir que qu¨¦ les cuentas¡±. Adolfo, entonces, me asegur¨®: ¡°Este curso es para gente como t¨² que quiere aprender a hablar espa?ol¡±. Y al terminar la entrevista, me dijo: ¡°Pues gracias y bienvenido¡±.
- P. ?Qu¨¦ tal te fue?
- R. En este momento yo no conoc¨ªa a Cesal, porque (r¨ªe) yo me apunt¨¦ al centro para hacer el curso. Cada d¨ªa yo encontraba alg¨²n problema con el idioma porque, imag¨ªnate, llevaba casi 11 meses en Espa?a. Y cu¨¢ndo Adolfo estaba explicando, hab¨ªa algunas cosas que entend¨ªa y otras con las que me quedaba como uno que no est¨¢ en clase, porque no entend¨ªa lo que dec¨ªa.
Un d¨ªa, al terminar la clase, Fernando Mor¨¢n (el encargado de la formaci¨®n de los j¨®venes) estaba ah¨ª sentado en su oficina, esper¨¢ndome. Al salir me dice: ¡°Jean Koulio, ?puedo hablar contigo dos o tres minutos?¡±. Y le contesto: ¡°Pues tengo que ir a casa porque es la hora del almuerzo, y si no voy corriendo no voy a comer¡± La comida es de dos a tres y media y a veces llegaba justo cinco minutos antes de cerrar. All¨ª no puedes subir comida a la habitaci¨®n y fuera de las horas no se puede comer en otro sitio ni ir a la cocina a pedir algo. Si se te pasa la hora, hasta luego, as¨ª que ten¨ªa todos los tiempos programados. Entonces Fernando me ofreci¨® quedarme y luego me invitar¨ªa a comer. As¨ª que me qued¨¦ (risas).
Fernando me pidi¨® que le contara mi historia, c¨®mo hab¨ªa venido a Espa?a. Le expliqu¨¦ y se qued¨® mir¨¢ndome al terminar, y entonces me pregunt¨®: ¡°?En Europa tienes familia?¡±. Le dije que nadie. Que yo estaba solo y la ¨²nica familia que tengo, de momento, era Dios, que me ayuda. ¡°Vale, pues a partir de este momento nosotros somos tu familia¡±; me dijo.
Continuar¨¢...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.