El agua de Enc¨¦lado
Bajo su apariencia de enorme bola de nieve, Enc¨¦lado oculta un oc¨¦ano de agua l¨ªquida capaz de albergar vida
Una hipot¨¦tica base en Venus, como nos plante¨¢bamos la semana pasada, seguramente ser¨ªa m¨¢s viable flotando en su densa atm¨®sfera que sobre el ardiente suelo venusiano, como se?alan nuestros lectores Antonio Casado y Tony Montana. Aunque lo que Gerard O¡¯Neill denomin¨® ¡°chovinismo planetario¡± hace que, psicol¨®gicamente, nos sintamos m¨¢s a gusto sobre la superficie s¨®lida de un planeta, no siempre tiene por qu¨¦ ser la mejor opci¨®n.
Como en el caso de Enc¨¦lado, sin ir m¨¢s lejos (aunque m¨¢s de mil millones de kil¨®metros es ir bastante lejos), del que no podemos olvidarnos tras hablar durante varias semanas del agua en otros cuerpos del Sistema Solar. El sexto sat¨¦lite de Saturno en tama?o, de unos 500 kil¨®metros de di¨¢metro, es una gigantesca bola de nieve con una temperatura superficial de unos -200? C (al ser tan blanco absorbe muy poca luz solar); pero bajo la capa de hielo hay un oc¨¦ano global de agua l¨ªquida que envuelve por completo el n¨²cleo rocoso, y que una fuente de calor interna, probablemente de origen gravitatorio (por la interacci¨®n con otros sat¨¦lites y con el propio Saturno) calienta en algunos puntos hasta el extremo de que en el polo sur de Enc¨¦lado hay g¨¦iseres que lanzan al espacio grandes chorros de vapor de agua y part¨ªculas de hielo, que alimentan uno de los anillos del gigante gaseoso.
Adem¨¢s de agua l¨ªquida en abundancia y una fuente de energ¨ªa, en el sat¨¦lite, seg¨²n sabemos tras la visita de la sonda Cassini, hay mol¨¦culas complejas: largas cadenas de carbono jalonadas de ¨¢tomos de ox¨ªgeno e hidr¨®geno que sugieren la presencia de alguna forma de vida. O la posibilidad de que surja, ya que es el ¨²nico cuerpo del Sistema Solar, adem¨¢s de la Tierra, en el que confluyen los requisitos b¨¢sicos de la vida tal como la conocemos: agua en estado l¨ªquido, una fuente de energ¨ªa y mol¨¦culas complejas basadas en la qu¨ªmica del carbono. Parece, pues, interesante la posibilidad de instalar una base en el sat¨¦lite, cuya baja gravedad, un cent¨¦simo de la terrestre, facilitar¨ªa las tareas de aterrizaje y despegue; pero ?d¨®nde convendr¨ªa instalar la hipot¨¦tica base? ?En la g¨¦lida capa de hielo superficial? Tal vez tuviera m¨¢s sentido una base submarina, o bien flotante o bien apoyada directamente sobre el n¨²cleo rocoso, opci¨®n facilitada por la escasa presi¨®n acu¨¢tica, dada la baja gravedad de Enc¨¦lado. Se admiten sugerencias.
Solitario
Nuestro ¡°usuario destacado¡± Bixen Etxebeste nos propone el siguiente solitario, inspirado en el problema de los caramelos (ver El teorema del matrimonio):
Encontrar el mayor n¨²mero de cartas, no m¨¢s de una en cada columna, de modo que todas tengan diferente valor, del as al rey (no importa el palo). Si logras encontrar 13 cartas, has ganado el juego. El dibujo es al azar y puedes cambiarlo. (La forma de iniciar el solitario es barajar las cartas y luego ponerlas sobre la mesa en 13 columnas de 4).
?Has conseguido extraer las 13 cartas de distinto valor? ?Es siempre posible conseguirlo, sea cual fuere la distribuci¨®n?
Carlo Frabetti es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos Maldita f¨ªsica, Malditas matem¨¢ticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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