Pedir perd¨®n
HE AQU? UN terraplanista radical y uno moderado, si ello fuera posible. El radical, que l¨®gicamente se muestra m¨¢s agresivo, es el de la derecha; el moderado, el de la izquierda. Este ¨²ltimo se ha dirigido al radical para aproximar posturas:
¡ªSabes que soy terraplanista, como t¨² ¡ªle ha dicho¡ª, pero hay evidencias de que la Tierra tiene una ligera curvatura.
¡ª?Qu¨¦ evidencias? ¡ªle ha preguntado el otro. Ese discurso es el que marca la izquierda.
El problema es que el primero ha conseguido la alcald¨ªa de Madrid gracias a los votos del segundo. Por eso, Almeida, que as¨ª se llama, aunque es tambi¨¦n un geocentrista indeciso, se ve arrastrado a defender las posiciones extremas de Ortega Smith (tal es el nombre de su cofrade), para el que no hay duda alguna de que es el Sol el que gira alrededor de la Tierra.
Significa que chocan con frecuencia y no a causa de cuestiones metaf¨ªsicas, dif¨ªciles de dilucidar, sino por los asuntos m¨¢s palmarios. Sobre si es de d¨ªa o de noche, por ejemplo.
¡ªPero hombre, Ortega ¡ªdice Almeida¡ª, son las doce de la ma?ana, no tienes m¨¢s que ver la luz que hay.
¡ªEse es el discurso que marca la izquierda ¡ª insiste su socio.
A Almeida le gusta aparentar un grado de feminismo que lo sit¨²e al menos en el Paleol¨ªtico Superior. Adem¨¢s, su sentido com¨²n le dice que la cantidad de mujeres muertas a manos de sus parejas resulta intolerable. Pero Ortega Smith lo niega con tal vehemencia que le hace dudar.
¡ªEst¨¢s atrapado en el discurso de la izquierda ¡ªle dice.
Y el otro qu¨¦ va a hacer. Agachar la cabeza y pedir perd¨®n.
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